"La futura Ley de Comercio es un paso atr¨¢s"
El presidente del Tribunal de Defensa de la Competencia, Amadeo Petitb¨®, asegura que introducir en el entramado econ¨®mico cualquier elemento contra la regulaci¨®n en pro de una mayor competencia ofrece resistencia y que la labor del tribunal, aunque avanza de forma lenta, ha sembrado una inquietud sobre los peligros de una econom¨ªa cerrada.Pregunta. La Ley de Comercio est¨¢ a punto de ver la luz. ?Que valoraci¨®n hace de este texto?.
Respuesta. Nosotros ¨¦ramos m¨¢s partidarios de retocar el C¨®digo de Comercio que de elaborar una nueva nueva Ley de Comercio. Creo que hemos dado un paso atr¨¢s en la liberalizaci¨®n comercial y que hemos perdido una ocasi¨®n hist¨®rica de introducir competencia en el sector del comercio. Comprendo que existe un problema de votos y que la aritm¨¦tica electoral es inflexible, pero lo cierto es que el sector se volver¨¢ m¨¢s cerrado y restrictivo.
P. ?En qu¨¦ aspectos concretos la ley retrocede terreno y qu¨¦ cabe hacer ahora para mejorar la competencia?.
R. Se ha dejado, sin resolver de una forma definitiva la libertad de horarios comerciales. Se retrasa hasta el a?o 2001 la total libertad de horarios pero se da cabida a las posibles sugerencias de las diferentes comunidades aut¨®nomas. Al dejar esta puerta abierta, el sector no se va a tomar en serio la modernizaci¨®n todo se retrasar¨¢. Nosotros quer¨ªamos que los ayuntamientos tomaran cartas en el asunto de los horarios porque los ayuntamientos viven m¨¢s de cerca los problemas de los electores y de los ciudadanos. Pero ya no hay remedio. Tan s¨®lo cabe esperar que una ley puede ser retocada o cambiada por otra.
P. ?Cree que el Tribunal ser¨¢ capaz de introducir cambios en el actual modelo farmac¨¦utico tras las ¨²ltimas resistencias?.
R. Es un sector muy dif¨ªcil de cambiar, pero creo que se han producido avances importantes. No puede seguir la actual situaci¨®n y creo que es posible alcanzar acuerdos en la introducci¨®n de descuentos comerciales. No se pueden mantener unos m¨¢rgenes comerciales en cosm¨¦tica del 200%. Si un negocio tiene mucho riesgo, puede tener mucho margen, pero no es el caso. La Seguridad Social se ahorrar¨ªa unos 50.000 millones de pesetas si introducimos competencia. Negociando se puede llevar lejos, aunque hay que reconocer que es un sector muy corporativista.
P. ?Es cierto que se han llegado a traspasar farmacias por cifras cercanas a los 200 millones?.
R. No solamente es cierto, sino que hemos detectado algunos casos que van en contra del estatuto de la profesi¨®n. Estamos investigando alg¨²n contrato de aparcer¨ªa. El hecho consiste en ponerse de acuerdo uno o dos inversores y un titulado de farmacia. Abren una farmacia durante el tiempo m¨ªnimo y luego la traspasan y se reparten los beneficios. Este hecho no es com¨²n pero s¨ª hemos detectado alg¨²n cas¨® sobre el que tenemos abierta una investigaci¨®n. Estarnos ante un negocio de monopolio y parece poco l¨®gico que hoy en d¨ªa no se pueda abrir un. negocio similar como ocurre en los dem¨¢s sectores comerciales. Es necesario cambiar el estatuto profesional.
P. Otro de los aspectos en los que tribunal puede incidir es en el sistema de precios m¨¢ximos de los carburantes.
R. En este terreno intuyo que en el mercado est¨¢ pasando algo importante. Los supermercados est¨¢n vendiendo carburante a un precio menor. Hasta ahora es un sector liberalizado pero sin competencia. Sin emargo, la en trada de las grandes superficies puede introducir un elemento muy importante para despertar la competencia. Si alguien en tiende que esto es competencia desleal que lo denuncie. Cree mos que en cuanto haya competencia real, el precio m¨¢ximo de jar¨¢ de tener sentido. Adem¨¢s, siempre que se ha introducido competencia en un sector, c¨®mo por ejemplo el a¨¦reo o de telecomunicaciones, los precios han bajado sensiblemente. La ten dencia de los sectores y los cuerpos profesionales es l¨®gicamente a la autoprotecci¨®n. Sin embargo, la experiencia ense?a que la competencia trae muchos m¨¢s beneficios que perjuicios.
P. Recientemente, se ha planteado una pol¨¦mica entre los bancos y las cajas al no poder los bancos adquirir cajas por su naturaleza jur¨ªdica.
R. El sector de banca al por menor ha dado pasos muy importantes hacia la liberalizaci¨®n y adem¨¢s ha logrado reducir costes de intermediaci¨®n. Hay que reconocer que las cajas de ahorros han ganado en eficiencia y que su naturaleza les concede algunas ventajas sobre los bancos. Las cajas son fundaciones y eso dificulta que puedan ser compradas por los bancos, mientras que las cajas s¨ª que pueden adquirir bancos. Esto es una realidad. De todas formas, no creo que debamos copiar tal cual el modelo italiano que ha fomentado la compra masiva de cajas por los bancos. Es un tema que debe ser pensado con cierta calma. Adem¨¢s, a nadie se le oculta que el poder pol¨ªtico de algunas comunidades aut¨®nomas no es ajeno a la gesti¨®n de algunas cajas y esto es un riesgo para el futuro.
P. Otros sectores que ha estudiado el tribunal fueron los de cine y puertos. ?Qu¨¦ ha detectado en ellos?.
R. En el sector del cine hemos pedido una reducci¨®n paulatina de las ayudas p¨²blicas, mientras que en el sector de puertos. he mos detectado que existen pr¨¢cticas que entorpecen la competencia. Por ejemplo, somos partidarios de cambiar el sistema de concesi¨®n de licencias por el de autorizaci¨®n. Otro tema importante para rentabilizar la inversi¨®n es abrir los puertos los fines de semana como ocurre en Europa. Hay que abrir un cuerpo tan cerrado como el de los pr¨¢cticos de los puertos.
P. Uno de los huesos m¨¢s duros de roer sigue siendo la Ley del Suelo.
R. Es un tema muy complicado en el que est¨¢n muchas partes implicadas. Hasta ahora, ha habido un debate intenso y extenso pero sin demasiados avances. Es urgente que este Gobierno o cualquier Gobierno retome con seriedad un terna que incide de una forma determinante en el grado de competitividad de nuestra econom¨ªa. El suelo no es un bien escaso y sin embargo incide de forma directa sobre los precios de las viviendas, que son de los m¨¢s caros de Europa. Eso al final incide sobre los salarios y el gasto p¨²blico. Estamos ante una carest¨ªa administrtiva, no real, que genera varios elementos perversos para la mejora de la competitividad.
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