El Gobierno franc¨¦s permite la negociaci¨®n con los mineros tras una espectacular batalla callejera
Mientras el flamante mediador Jean Matt¨¦oli se entrevistaba con los representantes de los ferroviarios, en Merlebach, una poblaci¨®n minera fronteriza con Luxemburgo, 4.000 mineros de Charbonnages de France (CF) -mil de ellos enmascarados- paraban a actividad de los cuatro pozos de carb¨®n en explotaci¨®n, cortaban las autopistas, plantaban cara a 600 polic¨ªas e incendiaban la sede la empresa, que no es otra que la presidida entre 1973 y 1979 por el propio Matt¨¦oli. El resultado de la espectacular batalla callejera fue de 28 mineros y un polic¨ªa heridos y la decisi¨®n gubernamental, adoptada a primera hora de la tarde, de autorizar a la direcci¨®n, de CF a negociar aumentos salariales y conciones de jubilaci¨®n.
Aunque los sindicatos no han logrado extender la huelga activa -s¨ª hay muchas empresas o actividades privadas en "paro t¨¦cnico"-, el Gobierno de Alain Jupp¨¦ tampoco ha logrado desactivar la protesta, que dura ya 15 d¨ªas. En la SNCF (ferrocarriles), la EDF-GDF (gas y electricidad) y la RATP (metros y autobuses) el n¨²mero de huelguistas sigue siendo el mismo desde hace d¨ªas. Entre los trabajadores de la Administraci¨®n P¨²blica, los profesores de la Educaci¨®n Nacional y los empleados de Correos y Tel¨¦fonos, s¨ª se ha producido un cierto reflujo del movimiento reivindicativo. Adem¨¢s, el tr¨¢fico a¨¦reo se vio ayer seriamente perturbado, especialmente en Par¨ªs, donde empleados de diversas categor¨ªas permanec¨ªan en huelga y obligaron a la cancelaci¨®n de nuemerosos vuelos.El ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Jacques Barrot, tiene previsto reunirse hoy con representantes sindicales, aunque habr¨¢ una importante ausencia: la de Marc Blondel, de Fuerza Obrera, que exige tener a Alain Jupp¨¦ como interlocutor en lo que ya es un pulso personal entre los dos personajes.
Cada vez es m¨¢s evidente que el Gobierno ha optado por politizar el conflicto. Prueba de ello es que anoche, en la televisi¨®n p¨²blica se atend¨ªa una demanda del Partido Socialista (PS), y se permit¨ªa la intervenci¨®n del presidente del grupo parlamentario, Laurent Fabius, para criticar la reforma. Para el Gobierno, que intenta sectorializar la protesta, el que los socialistas la quieran liderar es una buena noticia porque les permite introducir una fisura m¨¢s en el frente sindical. Por su parte, el PS pretende aprovechar la oleada de descontento y capitalizarla.
La diplomacia gubernamental sigue dando muestras de rigidez y suspicacia, con una l¨®gica que tiene m¨¢s de esp¨ªritu de gesti¨®n administrativa que de responsabilidad pol¨ªtica. El ministro de Industria, Franck Borortra, marcaba as¨ª los l¨ªmites del encuentro entre Matt¨¦oli y los sindicalistas: "Se trata de explicar en qu¨¦ consiste el nuevo marco contractual entre el Estado y la SNCF, de informar, no de discutir o negociar". En cualquier caso ayer se hac¨ªa p¨²blico que la firma del contrato entre el Estado y la SNCF se aplaza, como m¨ªnimo, una semana.
La misma negativa al debate se deduce de la decisi¨®n de Jupp¨¦ de servirse de la prensa para publicar, hoy, a modo de encarte, en todos los peri¨®dicos menos en el comunista L'Humanit¨¦ y el deportivo L'Equipe, su defensa de la reforma bajo el t¨ªtulo "?Conoce usted el plan Jupp¨¦?". Una encuesta confirma que el 74% de los franceses desea que dicho plan sea renegociado.
El antiguo primer ministro, el socialista Michel Rocard, le reprocha, al actual "tres errores fundamentales": el primero es "un error de calendario" consistente en haber perdido los primeros seis meses de Gobierno para, a continuaci¨®n intentar reformas conflictivas en varios frentes a la vez; el segundo se deriva de haber querido imponer los distintos proyectos "sin negociar, desde la unilateralidad y sin concertaci¨®n"; y el tercer error es "la excesiva presi¨®n fiscal sobre los ingresos modestos".
En la Asamblea Nacional, la oposici¨®n socialista y comunista ha presentado 4.535 enmiendas contra los tres art¨ªculos del texto de la reforma. La oposici¨®n pretende, a trav¨¦s de la obstrucci¨®n parlamentaria, congelar la aprobaci¨®n del texto, prolongar el debate mientras siga la protesta social y forzar al Gobierno a recurrir al famoso art¨ªculo 49-3, que le permite, bajo su responsabilidad, aprobar y utilizar los textos legislativos antes que el Parlamento pueda analizarlos.
Mientras tanto, se espera una nueva jornada de protesta masiva, el martes, y sindicatos y Gobierno buscan una salida al conflicto que les enfrenta desde hace ya dos semanas.
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