"El Estado europeo de bienestar permite salarios m¨¢s bajos"
![Victoria Carvajal](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F462bb6af-7392-4baf-8170-ebe5ea20335e.png?auth=ca0a7c3ae57baf4405167f5fca6934ea547bfcdc6f32d20052aa0d8223d68ed6&width=100&height=100&smart=true)
Profesor en la Universidad de Harvard y en la London School of Economics, Freeman dej¨® de colaborar con la Administraci¨®n Clinton cuando la llegada de los republicanos al Congreso estadounidense vaci¨® de contenido el programa del Gobierno para mejorar la formaci¨®n de los menos cualificados y reducir as¨ª la creciente brecha entre pobres y ricos. No cree que el Control de la inflaci¨®n y reducci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico sean las ¨²nicas v¨ªas para crecer y crear empleo. Critica del mercado de trabajo estadounidense, usado de referencia para las reformas laborales en Europa, su incapacidad para integrar a los marginados y menos preparados. Y cita un dato demoledor: mantener a un preso en la c¨¢rcel cuesta 20.000 d¨®lares al a?o en EE UU, el equivalente a un a?o de estudios en Harvard.Pregunta. ?Qu¨¦ margen de acci¨®n para reducir el paro deja el control de la inflaci¨®n y del d¨¦ficit p¨²blico?
Respuesta. En Francia, Mitterand intent¨® combatir la crisis de 1982 con unas pol¨ªticas fiscal y monetaria muy laxas y fracas¨®. Los gobiernos occidentales aprendieron la lecci¨®n: no se crea empleo con pol¨ªticas inflacionistas. Pero lo que est¨¢ claro es que podemos reducir la inflaci¨®n y tener un d¨¦ficit p¨²blico muy bajo y pese a todo no conseguiremos bajar el desempleo. Ese es el caso del Reino Unido, cuyo paro roza el 10%. Pero es err¨®neo plantear la soluci¨®n como la elecci¨®n entre una pol¨ªtica expansiva o una restrictiva. Se pueden usar los tipos de inter¨¦s para controlar la inflaci¨®n pero no para reducir el paro. La desregularizaci¨®n de los mercados de trabajo es el segundo instrumento, pero de segundo orden. Mire otra vez el ejemplo del Reino Unido, donde el despido es libre. Lo que es curioso es que con unas leyes laborales parecidas a los sesenta y setenta, cuando no hab¨ªa paro, ahora hay un desempleo elevad¨ªsimo.
P. Quiz¨¢s es que esos modelos ya no sirven en una econom¨ªa globalizada. ?No cree que el mercado de EE UU se ha adaptado mejor?
R. Yo creo que hay otros caminos para reducir el paro. Hay una teor¨ªa que parece haber calado en la Comisi¨®n Europea que es la de reducir el coste del trabajo poco cualificado. Eliminar sus impuestos [cotizaciones a la seguridad social] con el acuerdo de los empresarios, sindicatos y gobiernos porque los trabajadores podr¨ªan exigir salarios m¨¢s elevados si los patronos se ahorran estos impuestos. Eso s¨ª, para evitar que el d¨¦ficit p¨²blico creciera por perder estos ingresos habr¨ªa que gravar otras cosas, como la contaminaci¨®n.
P. Pero lo que el empresario se ahorra en el coste de la mano de obra lo pagar¨¢ en impuestos.
R. Pero es que son precisamente las empresas m¨¢s intensivas en capital y poco intensivas en mano de obra las que m¨¢s polucionan. As¨ª que ser¨ªa una forma de gravar el capital. Si no, se podr¨ªa pensar en gravar m¨¢s los bienes de lujo.
Es una cuesti¨®n de, como dir¨ªa..., solidaridad. En Espa?a no es soportable una tasa de paro del 23%. La mayor¨ªa son trabajadores poco cualificados y marginados de la sociedad. Mire el caso de Alemania. All¨ª se ha creado un impuesto especial para crear empleo en el Este. La desregulaci¨®n no resuelve todos los males.
P.?Europa se equivoca entonces, al tomar el mercado laboral estadounidense como modelo?
R. Mire, en la recesi¨®n de principIos de los ochenta la Administraci¨®n Reagan crey¨® que los problemas de pobreza se resolver¨ªan cuando se creara empleo y se dieron ventajas fiscales a los ricos. Ahora tenemos, seg¨²n los c¨¢lculos m¨¢s conservadores, medio mill¨®n de sin techo. No es justo decir que las pol¨ªticas, sociales europeas est¨¢n obsoletas. Si Europa tuviera una tasa alta de ocupaci¨®n, ¨¦stas funcionar¨ªan muy bien porque facilitar¨ªan la transici¨®n de un empleo a otro y evitar¨ªan la marginaci¨®n de EE UU.
P. ?Pero es sostenible el Estado de bienestar europeo con las actuales tasas de paro?
R. Si se quiere mantener el Estado de bienestar, la mentalidad debe cambiar en Europa. La protecci¨®n sanitaria, las subvenciones a la vivienda y las pensiones p¨²blicas, deber¨ªan dejar margen para que bajaran m¨¢s los salarios. El Estado de bienestar debe ser compatible con salarios m¨¢s bajos.
P. ?C¨²al es el menos malo el modelo europeo o americano?
R. Yo creo que la mayor¨ªa de los pol¨ªticos, y es quiz¨¢s la visi¨®n m¨¢s pesimista, no tuenen ni idea de qu¨¦ hacer. En EE UU ya nadie habla del problema de la pobreza y de los sin techo con la esperanza, quiz¨¢s, de que desaparezca alg¨²n d¨ªa. Esperan que la iniciativa privada lo resuelva con alguna idea m¨¢gica, alguna innovaci¨®n tecnol¨®gica que cree puestos de trabajo. Es la visi¨®n m¨¢s conservadora: los Gobiernos 10 pueden hacer nada y tiene que ser el mercado el que lo haga. La otra visi¨®n es la de aplicar alguna pol¨ªtica desde el Gobierno que ayude a un cambio. En cualquier caso, los beneficios de la libre contrataci¨®n y despido en EE UU est¨¢n exagerados.
P. Si el mercado laboral estadounidense no es el ejemplo que debe seguir Europa, ?no cree que s¨ª lo es la flexibilidad que hay para crear nuevos negocios? En Espa?a se habla de los horarios comerciales, la ley del suelo, etc, como frenos a la creaci¨®n de empleo.
R. Creo que lo importante es deshacerse de las restricciones que frenan la productividad y no de las restricciones laborales. Habr¨ªa que ver, caso por caso, en qu¨¦ sectores la econom¨ªa espa?ola tiene, proporcionalmente, menos trabajadores que en igual sector en EE UU, por ejemplo, y promover el crecimiento all¨ª. Este tipo de soluciones se acerca mucho m¨¢s al mundo que conocen los trabajadores y empresarios que las grandes pol¨ªticas macroecon¨®micas.
P. Usted trabaj¨® con la Administraci¨®n Clinton. ?Est¨¢ decepcionado por el fracaso del programa social del Gobierno?
R. Digamos que estoy triste. Cuando Clinton lleg¨® al poder, hab¨ªa grandes esperanzas de que las cosas cambiaran, pero no ha sido as¨ª. La llegada de los republicanos al Congreso, adem¨¢s, ha supuesto que todo el proyecto para mejorar la formaci¨®n profesional y la reforma de los subsidios sociales haya pasado a manos de los diferentes estados. Sin embargo, hay que reconocer que los republicanos quieren cambiar las cosas. Aunque no creo que lo que pretenden hacer nos lleve donde queremos. Estoy de acuerdo en que hay que reducir el d¨¦ficit p¨²blico y que la asistencia a los jubilados no puede crecer m¨¢s y m¨¢s mientras los salarios crecen menos y menos. Pero cortar el subsidio a las madres solteras, cuyo coste es insignificante, me parece cruel y no evitar¨¢ que tengan m¨¢s hijos. S¨®lo empeorar¨¢ el problema. Pero hay que reconocer que Newt Gingrich [l¨ªder de la C¨¢mara de Representantes] tiene la capacidad de proponer soluciones radicales a los problemas. Creo, incluso, que si no salen bien sus propuestas es capaz de buscar otra soluci¨®n radical. Lo que es cierto es que la sociedad estadounidense estaba harta de la par¨¢lisis de la clase pol¨ªtica y ped¨ªa un cambio. La reciente marcha del mill¨®n de hombres negros sobre Washington refleja su hast¨ªo con el sistema: pobreza, crimen, salarios bajos, sin oportunidad. Ya veremos si el giro republicano lo soluciona...
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