Pertrechadas para la libertad
Once reclusas, con sus hijos, se forman lejos de las celdas
Est¨¢s presa. Eres mujer. Sufres dos marginaciones. Lucha contra ambas. S¨¦ t¨² misma. Las destinatarias de este mensaje son 11 mujeres encarceladas en Soto del Real. Lo remite la Secretar¨ªa de Estado de Asuntos Penitenciarios. Lo difunde el Instituto de la Mujer. Europa lo paga. La posdata reza: "Tr¨¢ete aqu¨ª a tus hijos. Queremos resolver tus problemas de ma?ana. As¨ª resolveremos los nuestros. Prep¨¢rate para la libertad".El mensaje fue enviado desde el c¨¢lido albergue Los Batanes, Rascafr¨ªa, en el norte serrano de Madrid. El r¨ªo Lozoya baja bravo cerca entre pe?ascos. En su orilla los Claustros h¨²medos del monasterio de El Paular rumian en silencio letan¨ªas de siglos. Un potro pasta sobre una alfombra de hierba. Todo es apacible. Desde las crestas de Pe?alara, la nieve a?ade una pincelada de ilusi¨®n a la de la libertad que se respira por todas partes. Al contemplar el paisaje invernal, las miradas de las 11 mujeres presas, reci¨¦n llegadas al albergue desde la prisi¨®n, se iluminan. Sus miradas abarcan el horizonte. Han sido elegidas con 30 compa?eras m¨¢s. Ser¨¢n las pioneras de un programa de formaci¨®n que les dotar¨¢ de desenvoltura personal, social y laboral para cuando regresen a la libertad, explican Miguel ?ngel Vicente, soci¨®logo y subdirector de tratamiento, ea el penal de Soto y Teresa Castillo, psic¨®loga; su director, Jaime Leyva, supervisa la aplicaci¨®n del proyecto New Oportunity Women en Rascafr¨ªa. La mitad de las reclusas son gitanas. Alguna no conoc¨ªa la nieve. Al disfrute de la belleza del valle del Lozoya a?aden dos gozos m¨¢s. Por tinas horas, todas son plenamente libres. Adem¨¢s, son felices: sus hijos est¨¢n con ellas. Tambi¨¦n algunos, maridos. Ellas cumplen condenas de hasta ocho a?os de prisi¨®n. "Pero aqu¨ª tienen sus habitaciones con llave. Piden permiso para todo. No se habit¨²an a la libertad", dice conmovida Rosa, jefa, de servicio que las acompa?a.
"Estoy muy contenta por la confianza que han depositado en nosotras" dice Silvia, de 29 a?os, ex coc¨ªnera, que estudia en prisi¨®n el preacceso a la Universidad. Cumple cuatro a?os, dos meses y un d¨ªa. "Comet¨ª un error" reconoce. Su aspecto es radiante. A sus pies retoza su hijo Francis, de 21 meses, tan rubio como ella. "Redima o no, este programa merece la pena.".. Algo menos de 200.000 pesetas ha costado . este peque?o milagro. Para la psic¨®loga Flori Pozuelo, dar¨¢ buenos frutos. Dolores Linares, del Instituto de la Mujer, re¨²ne a las reclusas y les dice que en la autoestima reside su fuerza. Todas hablan del futuro. Voluntarias de Horizontes Abiertos cuidan de los ni?os hasta que salen de la reuni¨®n y los abrazan, para contarles luego cuentos bajo la silueta nevada y libre de las monta?as.
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