Entre Agnelli y Agnelli
Cesare Romiti, concluir¨¢ la reestructuraci¨®n de Fiat como presidente del grupo
Los problemas empresariales de Fiat -excesiva dependencia del mercado interno y de la demanda del Estado, enorme dispersi¨®n entre construcci¨®n, seguros, finanzas, comunicaci¨®n, adem¨¢s del autom¨®vil- son tan conocidos como las dificultades judiciales del primer grupo privado italiano. Para Cesare Romiti, ni unos ni otras tienen secretos. Ha participado personalmente en su gestaci¨®n y resoluci¨®n durante el ¨²ltimo cuarto de siglo. Pero su promoci¨®n a presidente de Fiat confirma, ante todo, un sino: a un Agnelli, nunca sucede directamente a otro Agnelli. Hoy, como en la muerte del fundador, cabe preguntarse si la dinast¨ªa prosigue.Ocurri¨® en 1946, cuando a Govanni Agnelli I, de cuyo fallecimiento se cumplieron ayer los 50 a?os exactos, le sucedi¨® Vittorio Valletta, un manager profesional tan extra?o y fiel a la familia como hoy lo es el propio Romiti. Giovanni Agnelli II, nieto del fundador de la dinast¨ªa y de la f¨¢brica de autom¨®viles que en 1999 cumplir¨¢ su primer siglo, heredero natural del abuelo tras la muerte prematura de su padre, Edoardo, en accidente, en 1933, era el d¨ªa que tom¨® posesi¨®n Valetta un joven de 24 a?os, m¨¢s inclinado a pasear en Ferrari y a cultivar a los Churchill, Rockefeller, Rubirosa, Portago y otros apellidos ilustres de la jet-set internacional que a encerrarse en un despacho.
Pocos creyeron entonces que el Agnelli que la semana pasada anunci¨® su jubilaci¨®n fuera a suceder en la presidencia de Fiat a su abuelo, como, en efecto, ocurri¨® en 1966. Giovanni Agnelli III, sobrino del todav¨ªa presidente de Fiat y delf¨ªn se?alado debido a la escasa inclinaci¨®n empresarial de Edoardo, el ¨²nico hijo var¨®n de su t¨ªo, parece tener las cosas m¨¢s f¨¢ciles. Por un lado, a sus 31 a?os, es ya un empresario experimentado en la direcci¨®n de Piaggio, la f¨¢brica de Vespa que ha heredado de su madre. Por otro, es claro que Cesare Romiti no podr¨¢ durar al frente de Fiat las dos d¨¦cadas que estuvo Valletta. Su edad, de 72 a?os, le confiere un horizonte de s¨®lo un trienio hasta cumplir los 75 a?os, cuando deber¨¢ retirarse, siguiendo el ejemplo que acaba de volver a poner en vigor il Avvocato.
?ste mantendr¨¢, por otra parte, a diferencia de su abuelo, una presencia fuerte y decisiva en el grupo entregado al extra?o Romiti, tanto en calidad de presidente del sindicato de accionistas como de la posici¨®n de presidente honorario de Fiat y del Advisory Board del grupo, hasta el punto de que se haya dicho que Giovanni Agnelli Il se ha sucedido a s¨ª mismo.
Poder compartido
En el otro lado de la balanza, hay que sopesar que la mano de la familia Agnelli sobre Fiat es hoy menos firme que hace medio siglo. Con una cuota global pr¨®xima al 30% del capital social, los Agnelli siguen teniendo una indiscutiblemente mayor¨ªa relativa en la sociedad fundada por su abuelo. Pero esto no impidi¨® que, hace dos a?os, para que se pudiera realizar la gran ampliaci¨®n de capital por cinco billones de liras (unos 4.00.000 millones de pesetas) requerida por la ¨²ltima grave crisis del grupo, tuvieran que sindicar casi toda su participaci¨®n y aceptar compartir el poder, por primera vez en la historia de la sociedad, con aliados fuertes como Mediobanca, Assicurazioni Generali, Deutsche Bank y Alcatel Alsthom.Est¨¢, adem¨¢s, el dato de que la unidad de la familia Agnelli se ha resentido de conflictos generados por la gesti¨®n de Fiat. Umberto Agnelli, de 61 a?os, hermano de Giovarini Agnelli II, hubo de renunciar hace un a?o a cualquier pretensi¨®n sucesoria y cedi¨® su puesto en el Consejo de Administraci¨®n de Fiat a su hijo Giovanni Alberto, el llamado a ser Giovanni Agnelli III. Como gran opositor a Umberto en el seno de Fiat ha sido se?alado Enrico Cuccia, de 86 a?os, presidente honorario de Mediobanca, gran gur¨² del olimpo empresarial italiano, y presunto animador de muchas de las estrategias impulsadas por el avoccato Agnelli. Se atribuye a Cuccia, que es adem¨¢s el mentor ¨²ltimo de Romiti, la iniciativa de excluir a Umberto Agnelli del cargo de consejero delegado que comparti¨® en los a?os setenta con el nuevo presidente de Fiat reci¨¦n designado, y la de inducirle a abandonar el consejo de la sociedad hace pocos meses.
El Avoccato ha tratado de resta?ar heridas. Umberto ha sido designado vicepresidente ejecutivo del Instituto Finanziario Italiano (IFI), sociedad que gestiona el patrimonio familiar de los Agnelli. Tambi¨¦n ha dado un puesto en la Giovanni Agnelli & Co., titular de la nuda propiedad del patrimonio familiar, a Gabriele Galateri di Genola, el ejecutivo predilecto de Umberto, que vio cerrado su camino en Fiat por Romiti.
Umberto y su hijo Giovanni Alberto parecen haber aceptado bien la designaci¨®n de Cesare Romiti como presidente. Pero todo lo anterior es fundamental para tratar de interpretar una decisi¨®n no explicada por completo. Salvando muchas distancias, el contexto ampli¨® de la sucesi¨®n actual de un Agnelli en la presidencia de Fiat por un extra?o a la familia ofrece algunas similitudes con el de hace 50 a?os.
En enero de 1946, Fiat segu¨ªa en peligro de ser intervenida por la acusaci¨®n de colaborar con el fascismo, que condujo a la inhabilitaci¨®n como consejero del senador del Reino y fundador del grupo, Giovanni Agnelli, muerto pocas semanas antes. Hoy, el primer grupo privado italiano afronta una avalancha de investigaciones judiciales que est¨¢n propiciando un cambio dr¨¢stico de sistema pol¨ªtico en Italia, ya que no de r¨¦gimen. Las investigaciones han tocado directamente el entorno de los Agnelli, a trav¨¦s de diligencias como el reciente registro del IFI, ordenado por magistrados que buscan pruebas sobre el origen de la grave crisis del grupo editorial Rizzoli.
Financiaci¨®n de partidos
Cesare Romiti ha sido implicado en diversas pesquisas, hasta el punto de que la prensa italiana hab¨ªa dejado de considerle apto para seguir dirigiendo el grupo. Su designaci¨®n como presidente, s¨®lo dos semanas despu¨¦s de que los fiscales de Tur¨ªn pidieran el procesamiento de Romiti por financiaci¨®n ilegal de partidos pol¨ªticos, tiende a proteger al hasta ahora consejero delegado -y con ¨¦l a toda la empresa- reforzando su figura frente a los magistrados mediante un movimiento t¨¢ctico que equivale a un enroque.Esta iniciativa, hecha con la flema de un Agnelli que contempor¨¢neamente alaba a los fiscales, recuerda tambi¨¦n lo ocurrido en los a?os cuarenta, en la medida en que Vittorio Valletta, el brazo derecho y sucesor del fundador, no parec¨ªa menos comprometido que ¨¦ste con el fascismo. Fue Giovanni Agnelli II quien cedi¨® entonces a Valletta la presidencia de Fiat, como ahora se la cede a Romiti.
En el plano de la gesti¨®n, ser¨ªa in¨²til buscar en el ascenso de Romiti una clave distinta de la continuidad, dado que el consejero delegado de Fiat ha sido el factotum del grupo de Tur¨ªn desde que, en 1977, asumi¨® la direcci¨®n ejecutiva tras el paso raudo de Carlo De Benedetti y sus conflictivos 100 d¨ªas de consejero delegado.
Romiti fue el art¨ªfice de la restructuraci¨®n de los setenta, d¨¦caida en la que Fiat acumul¨® deudas por siete billones de liras, sum¨® m¨¢s p¨¦rdidas que beneficios y hubo de recurrir a los auxilios financieros de Muammar El Gadafi, en un clima de conflictividad laboral insostenible. La reducci¨®n de la plantilla de 350.000 a 230.000 trabajadores y una ampliaci¨®n de capital por un bill¨®n de liras fue la receta contra la crisis.
Cinco billones de liras de capital adicional y una reducci¨®n de personal de otros 20.000 trabajadores ha sido la medicina para la nueva coyuntura negativa del grupo que, tras los dorados a?os ochenta, se manifest¨® en 1993 con p¨¦rdidas por m¨¢s de 70.000 millones de pesetas. La soluci¨®n, que ya ha dado resultados, tiene tambi¨¦n el sello del duro Romiti.
?ste fue tambi¨¦n clave en la gestaci¨®n de Gemina, la sociedad de cartera donde se concreta la alianza sagrada entre la Mediobanca de Cuccia y la Fiat de Agnelli, y en la consiguiente expansi¨®n del grupo Fiat en, el campo editorial, con la compra de Rizzofi, y en muchos otros sectores ajenos al autom¨®vil, que ahora est¨¢n dando problemas graves.
El ascenso de Romiti no frenar¨¢, por ello, el proyecto de absorci¨®n del grupo Ferruzzi por Gemina, que Mediobanca fomenta con sus propias inversiones. A los cr¨ªticos que denuncian la nueva expansi¨®n de la galaxia Fiat hacia la qu¨ªmica y el consiguiente riesgo de desatenci¨®n hacia la industria automovil¨ªstica, que sigue representando cerca del 80% de su actividad, el grupo turin¨¦s ha respondido ya que la absorci¨®n de Ferruzzi servir¨¢ de ocasi¨®n para un retroceso de su participaci¨®n en Gemina y una mayor concentraci¨®n estrat¨¦gica en el autom¨®vil.
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