Un mill¨®n de franceses protestan contra el Gobierno mientras remiten las huelgas
Las huelgas empiezan a ceder, muy lentamente, en Francia. Pero la tensi¨®n social se mantiene. En torno a un mill¨®n de personas (600.000, seg¨²n la polic¨ªa, y m¨¢s de dos millones, seg¨²n los sindicatos) se manifestaron ayer en todo el pa¨ªs para celebrar la cancelaci¨®n de los planes gubernamentales sobre las pensiones del sector p¨²blico y la red de ferrocarriles, y para seguir exigiendo la retirada del plan de reforma de la Seguridad Social. La Confederaci¨®n General de Trabajadores (CGT, procomunista) ha convocado otra protesta para el martes.
Las manifestaciones se desarrollaron en un ambiente de triunfo. En Par¨ªs, como de costumbre, los ferroviarios encabezaron el desfile de unas 70.000 personas y recibieron los aplausos m¨¢s entusiastas. Las pancartas contra Jupp¨¦ en numerosos balcones, contribuyeron a la impresi¨®n de victoria. Pero en el ¨¢nimo colectivo se guardaba una cierta amargura, reflejada en insultos y agresiones aisladas a los periodistas: las televisiones francesas, p¨²blicas y privadas, han sido estos d¨ªas m¨¢s progubenamentales que nunca.Las autoridades locales tambi¨¦n han intentado minimizar las manifestaciones, como ayer en Marsella: los sindicatos hablaron de 150.000 asistentes, los polic¨ªas distribuidos a lo largo del recorrido contabilizaron 70.000, y la Prefectura afirm¨® que s¨®lo hab¨ªan sido 25.000. El conflicto del sector p¨²blico remit¨ªa poco a poco y algunos trenes circulaban ya, aunque la huelga segu¨ªa imperando en la Sociedad Nacional de Ferrocarriles (SNCF): de 356 centros, s¨®lo 194 hab¨ªan decidido ayer la vuelta al trabajo.
En Par¨ªs, metro y autob¨²s eran bienes escasos y otras ciudades permanec¨ªan sin ning¨²n transporte p¨²blico. Correos, electricidad, gas y ense?anza tend¨ªan a la normalidad y se esperaba que, hacia el martes o el mi¨¦rcoles pr¨®ximos, Francia hubiera recuperado el pulso.
El presidente Jacques Chirac y su primer ministro, Alain Jupp¨¦, pueden considerarse vencedores en la batalla que m¨¢s les interesaba, porque la reforma de la asistencia m¨¦dica en la Seguridad Social saldr¨¢ sin duda adelante. Esa reforma mantendr¨¢ la confianza de los inversores internacionales en la pol¨ªtica de austeridad francesa. Pero Chirac y Jupp¨¦ han tenido que renunciar, temporalmente al menos, a todo el resto de su panoplia de reformas, tanto en lo referente a las pensiones del sector p¨²blico como en su proyecto de reducir gastos, plantilla y servicios en la SNCF. Por otra parte, el futuro de Jupp¨¦ aparece, muy dif¨ªcil a medio plazo. El primer ministro ha mostrado una incapacidad casi patol¨®gica para negociar. Esa carencia y su estilo tecnocr¨¢tico convierten a Jupp¨¦ en un lastre para futuras reformas. S¨®lo un improbable ¨¦xito personal en la cumbre social convocada para el pr¨®ximo jueves (a t¨ªtulo de "reuni¨®n preliminar", seg¨²n el ministro de Trabajo, Jacques Barrot) podr¨ªa redimir la imagen p¨²blica del primer ministro.
Le Monde publica dos sondeos significativos. Uno muestra que el pa¨ªs est¨¢ muy dividido: 43% de los franceses creen que las huelgas deber¨ªan continuar hasta la derrota del Gobierno, mientras el resto opina que han durado demasiado. El 47% de los encuestados quiere que sea retirada la reforma de la Seguridad Social, mientras el 49% desea que sea aplicada. El segundo sondeo, efectuado entre diputados de todas las tendencias, revela que los pol¨ªticos est¨¢n sorprendidos ante el malestar de sus conciudadanos y piensan que en adelante habr¨¢ que buscar el consenso.
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