Sangre en la reforma agraria brasile?a
Doce millones de campesinos exigen al presidente Cardoso que cumpla su palabra y les d¨¦ tierras de labranza
Bajo el tolder¨ªo del insurrecto campamento campesino hierve, la sangre y el mate. La amargura y el decaimiento de Sebasti¨¢n Do Sousa son tan hondos como imposible la sonrisa en este anciano de 31 a?os que se muere por un estofado de terrateniente al dente. "Es duro estar metidos aqu¨ª todo el d¨ªa con la mujer y los tres, hijos, sin nada, esperando". Jornalero hasta su despido de hace un a?o, perdi¨® el medio salario (5.000 pesetas al mes). "?Qu¨¦ me quedaba?". Lo que a otros muchos: alistarse en las milicias campesinas brasile?as, agrupar fuerzas con los millones de compatriotas sin huerto ni mendrugo.Muchos pobretones del meridi¨®n nacional son rubios, tienen los ojos azules y se acantonan con otros, morenos, en valles y riberas de aguas tributarias del Atl¨¢ntico exigiendo esas tierras de labranza al presidente Fernando Henrique Cardoso y a los hacendados del Estado de R¨ªo Grande do Sul, cuyos formidables pastos y estepas se extienden por planicies y llanuras aluviales hasta el estuario del Plata. Andr¨¦ Omuzak, de 29 a?os, tambi¨¦n tiene los ojos azules y la barba bermeja y, aunque logr¨® su lote, trabaja con el Movimiento de los Campesinos sin Tierra, que las reclama a cara de perro y atiende a 23.000 acampados.
"Cardoso prometi¨® la reforma agraria, pero tampoco cumple. Lo que ocurre es que se maneja bien, porque conoce el discurso de la izquierda", acusa Omuzak. Este grupo nacional dispone de oficinas en todo el pa¨ªs y, en Porto Alegre, bella. ciudad portuaria del sureste, habitada por una numerosa colonia de procedencia alemana polaca, rusa e italiana. "Mis abuelos llegaron huyendo de la revoluci¨®n de 1917 en Rusia", dice el militante, protagonista durante ocho a?os de ocupaciones por la fuerza, y acompa?ante en un recorrido Por los latifundios de Las Charqueadas, festoneados por lagunas y suaves colinas, cercados con estacas y alambradas que derrumb¨® a veces la desesperaci¨®n labriega. "Cardoso anunci¨® que asentar¨ªa a 43.000 familias este a?o, y dice que m¨¢s de, 23.000 lo est¨¢n. Yo me pregunto d¨®nde est¨¢n esas 23.000 familias para que podemos contarlas". M¨¢s de seiscientas personas murieron durante una d¨¦cada de violentos choques por la tenencia de las superficies m¨¢s f¨¦rtiles del coloso amaz¨®nico, y los esiancieros contratan nuevamente milicias armadas espantados por la advertencia de otras invasiones en apoyo. de una verdadera reforma agraria, anunciada en la Ley 601 de 1850 y nunca aplicada. Las ¨¢reas de conflicto permanente son 198. De enero a noviembre cayeron 34 campesinos, baleados por la Polic¨ªa Militar en la reconquista a tiros de una estancia ocupada. De los m¨¢s de 376 millones de hect¨¢reas registradas en Brasil, aproximadamente 164 millones, casi la mitad de las cultivables, pertenece a 49.000 hacendados. Los 20 m¨¢s potentados poseen 20 millones, el 5% buenas para la agricultura misma cantidad que 3,3 millones de peque?os propietarios. Grandes firmas extranjeras compraron otros 36 millones. Algunas adquirieron y aprovechan 51.000 hect¨¢reas; un grupo financiero compr¨¦ dos millones de hect¨¢reas y utiliza 900.
Mar¨ªa Osorio Silva es miembro de un equipo de te¨®ricos dedicado al estudio del problema. "Los gobiernos no han conseguido promover un pacto pol¨ªtico que sustente un proayecto de redistribuci¨®n". Irio Conti, secretario ejecutivo de la Comisi¨®n Pastoral de la Tierra, no desconoce la nueva sensibilidad del socialdem¨®crata Cardoso, apagafuegos desde hace un a?o, quien prometi¨® asentar a 290.000 familias para 1988 en 11 millones de hect¨¢reas. "El problema es que existe una descompensaci¨®n entre las buenas intenciones del presidente y el tratamiento, del asunto por parte del poder judicial y las polic¨ªas militares de los Estados". Un c¨¢lculo aproximado, referencia obligada al no haber un catastro fiable, indica que R¨ªo Grande do Sul cuenta con unos 2.600.000 hect¨¢reas expropiables, y otros 80 millones se distribuyen por el resto de Brasil, cuyos 8.511.996 kil¨®metros cuadrados suman la mitad de Am¨¦rica del. Sur.
"Hay tierra m¨¢s que suficiente para todos los brasile?os (160 millones) y todav¨ªa sobra. ?Tanto sin cultivar y tanta gente deseando hacerlo!, se alza Joacis Picoleti, 32 a?os,. tambi¨¦n en el sindicato. Un hacendado del Paran¨¢, ri¨¦ndose cuando hab¨ªa que llorar, hab¨ªa comparecido la noche anterior en una programa de televisi¨®n protestando por la irrupci¨®n en sus fincas de las turbas andrajosas. "?Qu¨¦ har¨ªa usted si entra en su casa un grupo de ladrones? Pues defenderse". El terrateniente figura en la lista negra del movimiento campesino y neg¨® siempre ser due?o de terrenos bald¨ªos: "Las tierras son como las mujeres: hay que miniarlas, y, yo lo hago desde hace treinta a?os". Omuzak adivina un viejo truco: "Suelen falsificar documentaci¨®n para hacer aparecer como productivas tierras abandonadas". Hacia el oeste de Porto Alegre, las 800 familias ocupantes de Camaqu¨¢ acamparon a la brava en vanas parcelas municipales, y desde primeros de diciembre se protegen con una guardia de porras d¨¦ madera "contra los infiltrados". En sus testimonios se repite la triste historia de otros desahuciados: nada poseyeron Y nada temen perder, aunque sean desalojados a palos, a cartuchazos, con gases lacrim¨®genos, perros de presa o a caballo. La fuerza, dicen, es su ¨²nica esperanza.
En un flanco del aguantadero, que deber¨¢ serlo por meses o a?os hasta alcanzar las ansiadas escrituras, se consumen los seis hijos y siete nietos del matrimonio formado por Baldomera Cardoso, de 37 a?os, y Jos¨¦ Rodr¨ªguez, de 42. "He trabajado en todo lo que me han dado: palista, nivelador de zanjas, conduciendo una excavadora, en todo. Pero ya no hay nada para m¨ª. Si tuviera algo de tierra al menos asegurar¨ªa para siempre la alimentaci¨®n de mi familia" A su vera, bajo el techado, taciturnos hasta los de teta, secundan Baldomera y la prole: "Mientras podamos comer, aqu¨ª nos quedaremos si hace falta cuatro a?os".
La cooperativa Treinta de Mayo, establecida por la familia de Andr¨¦ Omuzak y otras 46 en unos excelentes regad¨ªos de R¨ªo Grande Do Sul, 850 hect¨¢reas concedidas por el Estado en 1990 a cambio de desocupar una hacienda, recibe asesoramiento oficial y pr¨¦stamos bancarios. All¨ª se cr¨ªan 600 gallinas, 92 vacas, cerdos y novillos de raza; cultivan arroz, lechugas o mijo. "De todo", dicen sus habitantes, que cuentan con un tractor y una cosechadora. Mal que bien, se les ve con esperanzas. Comen por 50 pesetas, cenan por 30 y pretenden ahorrar 10.000 pesetas al mes. "Vamos a continuar ocupando haciendas", avisa Omuzak. ?Y el respeto a la propiedad privada? "?C¨®mo vamos a tener respeto por quienes son lo que son robando o beneficiados hist¨®ricamente por compadres poderosos!", truena el activista sure?o del Movimiento de los Campesinos Sin Tierra. El c¨¢lculo del grupo fundado en 1984 es ¨¦ste: al ritmo de ahora llevar¨¢ medio siglo colocar a los cinco millones de familias en la acuciante lista de espera.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Producci¨®n
- Revueltas sociales
- Plantas estimulantes
- Brasil
- Producci¨®n agr¨ªcola
- Medicamentos
- Sudam¨¦rica
- Malestar social
- Latinoam¨¦rica
- Productos agrarios
- Farmacia
- Am¨¦rica
- Econom¨ªa agraria
- Conflictos pol¨ªticos
- Medicina
- Partidos pol¨ªticos
- Agricultura
- Problemas sociales
- Econom¨ªa
- Salud
- Finanzas
- Pol¨ªtica
- Agroalimentaci¨®n
- Sociedad