'Alien'

Tengo la casi completa certidumbre de que los articulistas nunca convencemos a nadie con nuestros escritos, esto es, a nadie que no estuviera previamente convencido. Qu¨¦ m¨¢s quisiera yo que poder influir en la mentalidad del pr¨®jimo: me esforzar¨ªa por explicarles a los etarras, por ejemplo, por qu¨¦ es una atrocidad lo que est¨¢n haciendo. Intento entender a los terroristas, desentra?ar c¨®mo funcionan esos cerebros raros: si damos con la clave secreta de sus cabezas, tal vez podamos desactivar su af¨¢n de muerte. Pero no consigo ver nada.Y eso que ellos, los etarras, a¨²n pueden ser colocados, mal que bien, en alg¨²n lugar de la antropolog¨ªa m¨¢s extrema: son gentes que viven existencias anormales, a menudo clandestinas y muy aisladas; y en esa cerraz¨®n, como en una secta, medra el fanatismo. No les comprendo, pero me caben de alg¨²n modo en la cabeza, como caben el dolor y la enfermedad y el horror sin palabras de las pesadillas.

Pero lo que ya me resulta inconcebible es la existencia de esos miles de ciudadanos que se regocijan con las matanzas y apoyan alegremente a los verdugos. Hablo de los m¨¢s de 100.000 votantes de HB, de las muchedumbres que, pocas horas despu¨¦s de la carnicer¨ªa de Vallecas, salieron a las calles donostiarras canturreando: "Contra la represi¨®n, coche bomba soluci¨®n". Hablo de padres y madres de familia que se preocupan por el catarro del abuelo y compran helado al ni?o los domingos, y de j¨®venes que lloran por la suerte de las ballenas esperm¨¢ticas; hablo de unas personas que parecen talmente personas, pero que luego est¨¢n a favor de la mutilaci¨®n y la barbarie. Qu¨¦ inmenso desconsuelo: me enloquece no poder entender el abismo que arrastran. Son para mi como el monstruo de Alien, criaturas ajenas e indescifrables que nos est¨¢n devorando las entra?as.