Fraga contra el imperio del Bloque
Tormenta pol¨ªtica en Galicia al vincular el presidente a los nacionalistas con el terrorismo
Se compraron corbata, prometieron acatamiento a la Constituci¨®n, repartieron notas de rechazo al terrorismo, ficharon al ex vicepresidente de una Xunta de Alianza Popular y gobiernan con el PSOE en decenas de peque?os municipios. Del centro-izquierda hacia delante y de los federalistas a los independentistas, todo cabe en el Bloque Nacionalista Galego (BNG), Ios antiguos barbudos revolucionarios que en los comicios auton¨®micos de 1993 obtuvieron el voto de casi uno de cada cinco electores gallegos (270.000). Pero el presidente de la Xunta, Manuel Fraga, y el alcalde de La Coru?a y l¨ªder de los socialistas gallegos, Francisco V¨¢zquez, se han unido estos d¨ªas para asegurar que todo es pura fachada y desatar de paso la mayor tormenta pol¨ªtica de los ¨²ltimos tiempos en Galicia."El BNG es como HB sin ETA", sostiene V¨¢zquez. Fraga acusa a los bloqueiros de promover la "guerrilla urbana" y dice que su "brazo armado" es la Confederaci¨®n Intersindical Galega (CIG), una central que casi iguala en n¨²mero de delegados en Galicia a UGT y CC OO. Los nacionalistas est¨¢n indignados por lo que su l¨ªder, Xos¨¦ Manuel Beiras, define como una "aut¨¦ntica canallada" y se plantean acudir a los tribunales ante estas "calumnias".
"Estamos atrapados en un bocadillo", confiesan diputados auton¨®micos socialistas para ilustrar hasta qu¨¦ punto la pol¨ªtica gallega ha derivado en un enfrentamiento entre el PP y el BNG, con el PSOE de espectador de un partido de tenis. Desde la llegada al poder de Fraga en 1989, los nacionalistas no han dejado de crecer al mismo ritmo que el PSOE se desangraba por sus disputas internas. En el Parlamento y en los conflictos sociales, el nacionalismo ha asumido un papel determinante como fuerza de choque contra el PP. En la propia direcci¨®n de los populares gallegos se admite que, de celebrarse hoy elecciones auton¨®micas, el BNG tendr¨ªa expectativas razonables de arrebatar al PSOE, la segunda plaza. De ah¨ª que no resulte extra?o el fuego cruzado de Fraga y V¨¢zquez contra los nacionalistas, a los que tratan de devolver a los postulados de hace una d¨¦cada, cuando coqueteaban con HB y se negaban a jurar la Constituci¨®n.
"Nadie puede negar la evoluci¨®n del BNG en los ¨²ltimos a?os", admite un miembro destacado del Gobierno gallego. "Nuestra intenci¨®n no es arrinconarles, porque eso ser¨ªa malo para todos. Pero tampoco se puede consentir que recurran a la agitaci¨®n social. Lo que el presidente hizo fue dar un toque de atenci¨®n. Decir 'hasta aqu¨ª hemos llegado".
Los populares aluden a diversos incidentes violentos para defender la tesis de Fraga de la "guerrilla urbana". Recuerdan las duras movilizaciones de los pescadores de O Morrazo -llegaron a secuestrar un barco de pasajeros-, en las que participaron dirigentes de la CIG. Mencionan la vinculaci¨®n, confirmada por el ministro del Interior, Juan Alberto Belloch, entre Jarrai y grup¨²sculos de j¨®venes radicales gallegos (ajenos al BNG y apenas un centenar en toda Galicia, seg¨²n la polic¨ªa). O el reciente intento de asalto a la sede de la Xunta por parte de un grupo de mejilloneros que, sin embargo, seg¨²n la CIG, hab¨ªan sido convocados por la patronal.
Pero, sobre todo, Fraga y V¨¢zquez se han aferrado a la negativa de los concejales del BNG en el Ayuntamiento de La Coru?a a suscribir un comunicado del alcalde contra los atentados de ETA en Valencia porque, aunque dec¨ªan "compartir su esp¨ªritu", no estaban de acuerdo con la redacci¨®n. "Nos tendieron una trampa y ca¨ªmos en ella", afirma Beiras. En los ¨²ltimos d¨ªas, el BNG ha prodigado los gestos para desmentir la "campa?a" de acusaciones. El pasado viernes, su direcci¨®n conden¨® el asesinato de un militar gallego en Le¨®n, y al d¨ªa siguiente los concejales de Vigo suscribieron otra declaraci¨®n contra el terrorismo.
Beiras dice tener "constancia personal" de que la ejecutiva federal del PSOE no apoya en este asunto al alcalde coru?¨¦s. "Llevo muchos a?os en pol¨ªtica'', dice, "y todo el mundo sabe que siempre he abogado por m¨¦todos pac¨ªficos". El catedr¨¢tico de Sociolog¨ªa Juan Luis Pintos tampoco cree que haya elementos que sustenten la tesis de una agitaci¨®n social en Galicia. "Puede haber colectivos crispados", afirma, "pero es absurdo hablar de un estallido de violencia urbana. Esto no es el Pa¨ªs Vasco. El rechazo a la violencia es casi un¨¢nime".
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