Armas sin.. control, democracias opacas
Dec¨ªa Marx, acertadamente, que el secreto constituye el alma del poder "burocr¨¢tico". Y ello independientemente de la voluntad de los bur¨®cratas y del tipo de burocracia. Por contra, una de las ideas normativas de las democracias liberales es la de dar publicidad a las decisiones pol¨ªticas. Es decir, desvelar el secreto. Una de las reglas del juego de los Estados de derecho desde sus or¨ªgenes hist¨®ricos es la de controlar a los ejecutivos sea por la v¨ªa judicial, parlamentaria o desde la misma sociedad civil (medios de comunicaci¨®n, organizaciones y movimientos sociales, ONG, etc¨¦tera). Pero para proceder a controlar algo hay que empezar por conocerlo. Y ello no siempre les resulta f¨¢cil a los "controladores"." Ser¨ªa ingenuo ignorar que existen cuestiones en las que a la par que inevitable resulta incluso deseable, por razones funcionales que los decisores p¨²blicos mantengan una cierta reserva. El problema sobreviene cuando algunos departamentos de las burocracias p¨²blicas utilizan este ¨²ltimo argumento para intentar legitimar el secreto en materias en las que su conveniencia dista de ser evidente.Uno de los ¨¢mbitos en que los ejecutivos occidentales, se han mostrado m¨¢s impermeables al control democr¨¢tico es el del comercio internacional de armas. Los controles parlamentarios, caso de existir, resultan poco eficientes, se hacen siempre a posteriori y sin una informaci¨®n suficiente. Esta es una asignatura pendiente en la mayor¨ªa de las democracias occidentales. Conociendo sus limitaciones actuales, no es de extra?ar que las Naciones Unidas disten de poder ejercer un control real sobre los Estados en esta materia. De hecho, a 50 a?os de su fundaci¨®n, esta organizaci¨®n ni siquiera puede proveer una informaci¨®n fidedigna sobre la situaci¨®n actual del comercio internacional de armas. Pero resulta que ni siquiera los pa¨ªses n¨®rdicos, que a excepci¨®n del clima se citan a menudo como paradigma de casi todo, pueden mostrar una agenda, demasiado presentable en este punto. Y, sin embargo, se trata de un aspecto que afecta, directamente a valores liberal-democr¨¢ticos decisivos como el respeto a los derechos humanos a escala mundial o la progresiva sustituci¨®n de la v¨ªa armada por mecanismos legales y, arb¨ªtrales en la soluci¨®n de conflictos. Enlos ¨²ltimos meses han aparecido casos de corrupci¨®n de altos cargos implicados en la venta il¨ªcita de armas en pa¨ªses europeos del fuste democr¨¢tico del Reino Unido, B¨¦lgica, Francia o Alemania. En este punto, la situaci¨®n legal espa?ola raya casi lo bochornoso en t¨¦rminos democr¨¢ticos. En la pr¨¢ctica puede decirse que no existe control parlamentario, y que ni siquiera se dan los requisitos para una m¨ªnima transparencia en la gesti¨®n del comercio armament¨ªstico. La ley de secretos oficiales impide dar publicidad a la exigua informaci¨®n que el Gobierno suministra a los pocos parlamentarios autorizados a recabar informaci¨®n sobre la materia. Las actas de la junta interministerial que aprueba las exportaciones espa?olas son secretas. Normativamente, la legislaci¨®n se queda en unas difusas. indicaciones sobre la posibilidad de no autorizar exportaciones de armas cuando ¨¦stas pudieran, emplearse en contra de la paz o estabilidad de una regi¨®n o en contra de los compromisos previamente contra¨ªdos por el Estado. Es decir, en t¨¦rminos de control efectivo, muy poca cosa, en suma, para un negocio que parece situarse por encima de los 50.000 millones anuales de pesetas. Pedir transparencia ,y control p¨²blico, no es estar tocado por un pacifismo irreal y trasnochado de car¨¢cter ut¨®pico, que pretenda algo as¨ª como la desmilitarizaci¨®n de todos los Estados del planeta. Es. simplemente ser coherente con la misma normatividad de mocr¨¢tica que quiere entender sobre el destino de un comercio que influye en la situaci¨®n de millones de personas.
?ste es un ¨¢mbito donde la Uni¨®n Europea puede incidir mucho m¨¢s de lo que ha de mostrado hasta el momento, principalmente a partir de los llamados "criterios comunes" del Consejo de Ministros aprobados en 1991 y 1992, y de las resoluciones del Paralmento Europeo de 1995 a favor de una futura agencia europea para el control de las exportaciones de armas. Para los pr¨®ximos a?os resultar¨ªa conveniente, adem¨¢s de posible, una aut¨¦ntica pol¨ªtica europea sobre la materia que obligara a los Quince en sus disposiciones internas, a asumir principios tan b¨¢sicos como el control parlamentario, una prohibici¨®n efectiva -de ventas a pa¨ªses que vulneran sistem¨¢ticamente los derechos humanos o el derecho internacional, o que no hacen p¨²blico su comercio armament¨ªstico en las Naciones Unidas. En teor¨ªa, estos requisitos est¨¢n ya comprendidos en los "criterios comunes" comunitarios, pero en la pr¨¢ctica su aplicaci¨®n dista de ser una realidad. Tal como ha se?alado este mismo a?o el propio Parlamento Europeo, aunque desde su posici¨®n de marginalidad institucional, la primera oportunidad de avanzar en una direcci¨®n democratizadora la constituye la revisi¨®n del Tratado de Maastricht a realizar durante la primavera de 1996. Por razones de su propia l¨®gica interna, a menudo Gobiernos y burocracias tienden al secretismo en ¨¢mbitos en que ello resulta poco o nada justificado en t¨¦rminos democr¨¢ticos. Y no es de esperar que cambien mucho desde su propia inercia. Por todo ello es de aplaudir la iniciativa emprendida recientemente por varias organizaciones -no gubernamentales (Amnist¨ªa Internacional, M¨¦dicos Sin Fronteras, Greenpeace e Interm¨®n) a favor de la transparencia y control del comercio armament¨ªstico internacional. Y lo importante de esta movilizaci¨®n conjunta es, adem¨¢s, que cada una de estas organizaciones se moviliza desde su propia perspectiva normativa: la defensa de los derechos humanos, el no faciliar conflictos b¨¦licos en zonas inestables, la defensa del medio ambiente de las armas contaminantes, o la b¨²squeda de soluciones no violentas a, los conflictos a trav¨¦s del desarrollo socioecon¨®mico de zonas deprimidas. Presiones de este tipo constituyen el rostro amable de la famosa y ambivalente "sociedad civil". La normatividad liberal-democr¨¢tica exige que se penetre en la mayor¨ªa de las cajas negra, existentes en cualquiera de sus burocracias administrativas. Cuando menos en tiempos de estabilidad, ello es algo a lo que cualquier dem¨®crata no deber¨ªa nunca renunciar.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Pol¨ªtica nacional
- Venta armas
- Ley Secretos Oficiales
- Democracia
- Tratado Maastricht
- Reglamentos
- Opini¨®n
- Secretos oficiales
- Jurisprudencia
- Consejo UE
- Reforma legislativa
- Legislaci¨®n espa?ola
- Ordenamiento jur¨ªdico
- Parlamento europeo
- Justicia deportiva
- Seguridad nacional
- Armamento
- Gobierno
- Sucesos
- Defensa
- Normativa jur¨ªdica
- Uni¨®n Europea
- Deportes
- Administraci¨®n Estado
- Organizaciones internacionales