Voluntarios

ENTRE EL ramillete de leyes aprobadas en el Pleno del Congreso que cerr¨® la legislatura destaca la del voluntariado, la primera que intenta dar en Espa?a cauce legal al enorme capital solidario que alberga la sociedad espa?ola, especialmente los j¨®venes. La nueva norma tiene un. indudable valor por si misma, pero quiz¨¢ su aspecto m¨¢s llamativo, aunque no el m¨¢s fundamental, sea que tambi¨¦n ofrece f¨®rmulas de servicio equiparables a la prestaci¨®n social sustitutoria y en algunos casos incluso al servicio mill¨ªtar.La nueva ley parte del supuesto de que la satisfacci¨®n de los intereses generales ha dejado de ser una responsabilidad exclusiva del Estado. Los ciudadanos reclaman su propio papel en la soluci¨®n de los problemas que les afectan como colectividad. Ello requiere el reconocimiento y el apoyo del Estado a las conductas sociales de la ciudadan¨ªa. En este sentido, es positivo que haya tomado la iniciativa de fomentar, esas actividades cuando sean altruistas, no obligadas y no puedan confundirse o suplir una tarea asalariada. Actividades que, por otra parte, deben realizarse bajo el criterio de organizaciones competentes que sepan encauzar ese empuje solidario de modo que no se desperdicie y pueda ser realizado en condiciones id¨®neas de seguridad y eficacia.

?ste es, en sustancia, el n¨²cleo de la ley. Pero. el engarce en ella de la prestaci¨®n social sustitutoria ser¨¢ el aspecto. que m¨¢s pol¨¦mica suscite en el seno de las organizaciones no gubernamentales (ONG), convertidas en el veh¨ªculo principal de esa corriente solidaria en campos tan diferentes como la ayuda a la pobreza, a los inmigrantes, a los discapacitados o a los enfermos terminales. Una corriente integrada en estos momentos por unos 300.000 j¨®venes espa?oles y que la nueva ley puede ampliar hasta el medio mill¨®n.

?Puede desvirtuar el esp¨ªritu solidario, altruista y gratuito del voluntariado prestarlo como alternativa a la mili tras el reconocimiento de la objeci¨®n de con ciencia? Algunas organizaciones no gubernamentales opinan que s¨ª. A su juicio, un joven que hace una labor de voluntariado no debe tener otra recompensa que su propia satisfacci¨®n. Desde luego, siempre habr¨¢ alguna diferencia entre ayudar al pr¨®jimo porque as¨ª se contribuye a aliviarle en sus padecimientos y hacerlo por el inter¨¦s de eludir el servicio militar. Pero habr¨¢, que ver c¨®mo se desarrolla en la pr¨¢ctica esta nueva faceta del voluntariado para tener una opini¨®n fundada y, desde luego, antes de emitir una desautorizaci¨®n global. En cualquier caso, la escasez de la oferta p¨²blica para la prestaci¨®n de un servicio social sustitutorio en condiciones, por causa del desorbitado aumento de objetores en los ¨²ltimos a?os, hac¨ªa inevitable el concurso de las organizaciones no gubernamentales de car¨¢cter humanitario. Para impedir la picaresca, la nueva ley introduce algunas cautelas como que el voluntario haya sido reconocido como objetor y que la actividad que realice est¨¦ encuadrada en alguna entidad que tenga suscritos acuerdos con las administraciones p¨²blicas para el citado servicio social sustitutorio. Pero no bastar¨¢, sin embargo, con las prevenciones legales. Deber¨¢ ser tarea de las propias organizaciones tutelar la sinceridad de intenciones del voluntario-objetor as¨ª como su idoneidad para la tarea a la que aspira.