Los Reyes Magos visitan a Aznar
?rase una vez un pa¨ªs que iba a elegir como presidente de su Gobierno al candidato del partido de la derecha a¨²n siendo sus ciudadanos mayoritariamente de izquierdas.Este nada desde?able regalo se lo fueron confeccionando muchos dirigentes de la izquierda, sin prisa pero sin pausa, a base de sus broncas interminables sobre temas que a la mayor¨ªa de la gente les interesaban poco porque no ayudaban a mejorar el d¨ªa a d¨ªa de su existencia.
Los tres reyes porteadores designados para el a?o 1996 fueron los que m¨¢s se esforzaron por garantizar dicho regalo.
El primer rey mago en depositar su parte de regalo en los zapatitos que el ni?o Jos¨¦ Mar¨ªa hab¨ªa dejado fue su majestad Felipe Gonz¨¢lez. Su indecisi¨®n para ser candidato y, sobre todo, sus decididos pasos hacia la sociedad de los dos tercios, que dejan muy en duda el izquierdismo de los felipistas, fue su aportaci¨®n.
El segundo rey mago fue su majestad Antonio Guti¨¦rrez, m¨¢s preocupado de la independencia formal de su sindicato que deja coherencia de destacados dirigentes del mismo, como su paje Juli¨¢n Ariza. Contribuidor a la conciencia que la sociedad de los dos tercios es inevitable y carente de aportaciones novedosas que justifiquen la denominaci¨®n de progresista de su sindicato.
El tercer rey mago fue Julio Anguita. Por problemas de incomunicaci¨®n con los dos reyes anteriores lleg¨® cuando ¨¦stos ya hab¨ªan marchado. Su aportaci¨®n fue la pureza perfecta e intransigente que parece que inevitablemente debe acompa?ar al verdadero ser de izquierdas. Justo el car¨¢cter que te lleva a pelearte m¨¢s con el de al lado (sindicatos y corrientes de izquierda no plenamente coincidentes) que con el de enfrente, que no necesita leer a Adam Smith para ser representante de los liberales ni las enc¨ªclicas papales para representar a los conservadores y cristianos varios, simplemente invoca a Espa?a sin necesidad de conocer su historia.
Probablemente, cuando juegue con su regalo el ni?o Aznar forzar¨¢ a que los tres reyes magos, m¨¢s todos sus pajes y camellos, tengan que actuar juntos (poro no revueltos). En Francia, los ni?os Chirac y Jupp¨¦ ya lo han conseguido.
Entonces se montar¨¢ la gran parafernalia, no para progresar, sino para frenar unas propuestas que jam¨¢s debieron estar encima de la mesa (aunque Felipe Gonz¨¢lez s¨ª que ha puesto bastantes durante estos 13 a?os).
Moraleja: qu¨¦ triste existencia la de la izquierda, que entre traidores, pactistas y puros-integristas, su peor enemigo es ella misma. Muy dif¨ªcil lo tienen los valores de la izquierda para llegar a ser sustento de todo lo que se act¨²a en cualquier sociedad.-
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