El clima de opini¨®n mejora y la tensi¨®n se relaja

El bar¨®metro de invierno revela una significativa mejora del clima general de opini¨®n que parece reflejar un cierto relajamiento de la tensi¨®n ambiental. Esto podr¨ªa deberse al hecho mismo de la covocatoria electoral, largamente deseada por una significativa parte de los ciudadanos.Tanto la percepci¨®n de la situaci¨®n econ¨®mica y pol¨ªtica como las expectativas para el a?o nuevo, reflejan un ambiente menos pesimista que el detectado hace unos meses. Igualmente, los l¨ªderes pol¨ªticos experimentan una mejora global en su valoraci¨®n.

Felipe Gonz¨¢lez pasa a ser el mejor valorado, seguido de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar; Julio Anguita pasa a ocupar el tercer lugar y es el ¨²nico pol¨ªtico cuyo aprecio entre la ciudadan¨ªa no registra aumento alguno a lo largo de los ¨²ltimos meses.

En este comienzo de a?o, el tono general de la opini¨®n p¨²blica espa?ola muestra claros indicios de distensi¨®n en comparaci¨®n con los datos obtenidos en bar¨®metros anteriores. Sin duda, la convocatoria de elecciones generales ha tenido un efecto bals¨¢mico y ha abierto un cierto cauce de optimismo o de menor pesimismo. Uno de cada seis espa?oles califica ahora de buena o muy buena la situaci¨®n econ¨®mica del pa¨ªs, algo que no ocurr¨ªa desde diciembre de 1991.

Esta distensi¨®n del clima de opini¨®n afecta tambi¨¦n a la. situaci¨®n pol¨ªtica, cuya valoraci¨®n experimenta tambi¨¦n una mejor¨ªa apreciable, si bien algo m¨¢s reducida que la referida a la situaci¨®n econ¨®mica.

Una vez m¨¢s, los espa?oles se enfrentan al a?o nuevo con mayoritaria confianza, algo que resulta tanto m¨¢s destacable cuanto que a partir de los datos disponibles cabe comprobar que dicha confianza tiende a quedar defraudada. Nuestra sociedad parece contar as¨ª con unos b¨¢sicos resortes optimistas en buena medida inmunes a los hechos reales.

Ahora, como a comienzos de 1995, seis de cada diez espa?oles dicen entrar en el a?o nuevo con confianza y s¨®lo uno de cada cuatro dice hacerlo con temor. Tambi¨¦n, como a finales de 1994, los entrevistados tienen una opini¨®n mayoritariamente negativa del a?o finalizado. Y ahora, como a comienzos de 1995, predomina la esperanza de que el a?o entrante sea mejor que el saliente.