La se?ora Garc¨ªa pide en Illinois que la ejecuten ya
La asesina de un marido que la maltrataba quiere poner fin a una vida de vejaci¨®n y sufrimiento

Dos casos de extrema crueldad y las cifras de ejecutados en ¨¦l a?o que acaba de terminar muestran que en materia de pena de muerte, Estados Unidos ha retrocedido a los a?os cincuenta. Nunca desde aquella ¨¦poca el n¨²mero de personas a las que se ha aplicado la m¨¢xima pena hab¨ªa llegado a 56, casi el doble de las que fueron ejecutadas en 1994, y las organizacio?es contra la pena de muerte temen que, dado el volumen de sentencias pendientes, este a?o se alcance el centenar de ejecuciones.Dos casos han centrado la atenci¨®n de la opini¨®n p¨²blica estos d¨ªas: uno es el de una mujer de Illinois, al parecer con perturbaci¨®n mental, que pide ser la segunda mujer ejecutada desde que la pena de muerte fue reimplantada en 1976; otro es el de un hombre de Utah -que quiere recibir un "privilegio" que s¨®lo es posible en ese Estado: el de morir frente a pelot¨®n de fusilamiento.
Guinevere Garc¨ªa, la mujer condenada en Illinois, est¨¢ acusada del asesinato de su esposo, que la maltrataba y la obligaba a prostituirse. La ejecuci¨®n est¨¢ prevista para pasado ma?ana. Garc¨ªa ha pedido a las organizaciones que luchan por su vida que acepten su voluntad y la dejen morir.
Amnist¨ªa internacional y otros grupos contra la m¨¢xima pena consideran que, lejos de ser culpable, Garc¨ªa es v¨ªctima de la marginaci¨®n y el odio. Abandonada por su padre despu¨¦s de que su madre se suicidara, Garc¨ªa fue alcoh¨®lica, prostituta y objeto de violaci¨®n antes de cumplir los 18 a?os. A esa edad tuvo una hija, que mat¨® a los 11 meses para que su t¨ªo, que abusaba sexualmente de ella, no le quitase la custodia. Tras cumplir 10 a?os de c¨¢rcel Garc¨ªa se cas¨® con un hombre que la somet¨ªa a continuos malos tratos y la explotaba sexualmente.
Las organizaciones humanitarias consideran que Garc¨ªa no est¨¢ capacitada para decidir plenamente su destino y que su deseo de morir no es por arrepentimiento, sino por poner fin cuanto antes a una vida miserable. De esta forma, al ejecutarla las autoridades de Illinois estar¨ªan, en realidad, contribuyendo a un suicidio asistido. El gobernador de ese Estado, Jim Edgar, tiene hasta momentos antes de la ejecuci¨®n la posibilidad de un gesto de clemencia hacia la condenada.
Para el pr¨®ximo d¨ªa 26 est¨¢ prevista la ejecuci¨®n en Salt Lake City de John Albert Taylor, para el que el Estado ha organizado, por segunda vez desde 1977, un pelot¨®n de ejecuci¨®n. Utah es el ¨²nico Estado de Estados Unidos que permite al condenado elegir entre la muerte por inyecci¨®n letal o por fusilamiento.
El diario The New York Times cita a un funcionario del departamento de prisiones de Utah que afirma que su tel¨¦fono se, bloque¨® por el alto n¨²mero de llamadas de voluntarios para disparar contra Taylor, que fue condenado por el asesinato de un ni?o. La secta de los mormones, que es mayoritaria en Utah, cree qu¨¦ los, pecados s¨®lo se limpian con el derramamiento de la sangre del pecador.
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