El todo y sus (propias) partes
La perturbaci¨®n que producen dos ni?os Ilorado juntos no tiene por qu¨¦ ser la suma de las perturbaciones que estos mismos ni?os provocan cuando lloran por separado. Si al ponerse en contacto surge un conato de pelea o de competencia, entonces el berreo conjunto puede ser mayor que el que resulta de la suma de los dos berreos individuales, es decir, el esc¨¢ndalo global arrecia. Si, por el contrario, lo que se establece es una corriente de mutua curiosidad, entonces es bien posible que el esc¨¢ndalo global amaine, incluso que ambos terminen muertos de risa entre los todav¨ªa gruesos lagrimones. (S¨®lo en el improbable caso de la indiferencia ocurre que el todo es la suma trivial de las partes).Este sencillo ejemplo ilustra de hecho toda una forma de inteligibilidad cient¨ªfica, toda una manera dee comprender el mundo. El cient¨ªfico puede decir que comprende si es capaz de inventar una representaci¨®n (un modelo) que relacione las tres ideas: el todo (el super ni?o AB), las partes (los ni?os A y B) y la interacci¨®n (el conjunto de las mutuas reglas de juego). Se puede predecir as¨ª el fen¨®meno superni?o a partir del concepto ni?o: es la s¨ªntesis (de las partes al todo). En el sentido inverso, se puede descubrir la existencia del fen¨®meno ni?o a partir (nunca mejor dicho) del concepto, superni?o: es el an¨¢lisis (del todo a las partes). Y todo ello a base de ensayar las diferentes interacciones posibles que, se hagan encajar cada vez mejor, el conjunto de todos los comportamientos observables: es el m¨¢s antiguo, noble, seguro, s¨®lido, riguroso, fiable y prestigioso de los procedimientos de la investigaci¨®n ci¨¦ntifica: el tanteo.
Un todo tiene infinitas particiones posibles. Es cierto, pero no todas tienen la misma trascendencia. Porque s¨®lo son relevantes aquellas partes que merecen a su vez la categor¨ªa de individuo, la de otro todo susceptible quiz¨¢, ¨¦l tambi¨¦n y a otro nivel, de una ulterior partici¨®n razonable. El todo y sus partes sugieren una, inteligibilidad m¨¢s potente que la que surge de la causalidad (decir que se comprende porque se han identificado unas causas) o de la ley expresable matem¨¢ticamente (decir que se comprende porque muchas situaciones distintas pueden ser comprimidas en una misma clase o en una breve secuencia de guarismos).
En el estudio de sistemas complejos, cuando no es posible encontrar Una sola causa o no es posible evitar demasiadas, o cuando nos topamos con el sofoco de que la mejor ley es m¨¢s larga que los datos a comprimir, entonces se impone la inteligibilidad del todo y sus partes. Es cuando el f¨ªsico comprende una sustancia como un todo de unidades estables llamadas mol¨¦culas; cuando el ingeniero comprende un puente como un compromiso de fuerzas; cuando unos individuos llamados c¨¦lulas interaccionan para crear un metazoo capaz de sobrevivir; o cuando a unos individuos humanos les da por formar una familia, un grupo, un barrio, una ciudad, una cultura, una naci¨®n, una federaci¨®n o todo un planeta... con cierta verosimilitud de convivencia.
La interacci¨®n humana est¨¢, hecha, de materia, energ¨ªa y, sobre todo, de conocimiento. Pero no se piensa s¨®lo a la escala de las mujeres y de los hombres. Tambi¨¦n piensan las familias, los grupos, los barrios, las ciudades, las culturas, las naciones, y al hacerlo crean intrincados mapas de estabilidades posibles. Las tradiciones y las creencias permiten evaluar las interacciones. Pero la convivencia humana es, ay, una cuesti¨®n de inteligibilidad cient¨ªfica.
Jorge Wagensberg es director del Museu de la Ciencia de la Fundaci¨® la Caixa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.