Empate entre hermanos
Santos anul¨® a su ex equipo y se llev¨® un punto de San L¨¢zaro

El Celta no pudo vencer, pero Fernando Santos se tom¨® una peque?a revancha. Frente a su ex equipo, Santos mane¨® los ingredientes precisos para disolver todas las armas del Compostela. El Celta tuvo m¨¢s empaque y presencia e incluso super¨® la dura prueba de un gol en contra cuando dominaba el partido a su antojo. Los vigueses se llevaron un punto, el segundo que pierde en San L¨¢zaro un Compostela que compareci¨® m¨¢s cansado y con la mente m¨¢s ofuscada que de costumbre. El empate final fue el reflejo del ambiente de hermandad que siempre preside este singular choque.Santos, recibido cari?osamente por el p¨²blico, se enfrentaba a su propia criatura. El equipo que V¨¢zquez ha llevado ahora a cimas insospechadas fue parido antes por Santos desde los abismos de la Tercera Divisi¨®n. Conociendo todos sus entresijos, no result¨® extra?o comprobar c¨®mo el t¨¦cnico del Celta hab¨ªa ido colocando por aqu¨ª y por all¨¢ peque?os ant¨ªdotos para combatir los m¨¢s letales venenos del Compostela.
El Celta se hizo con el gobierno absoluto del encuentro y en la primera parte ofreci¨® una imagen excelente, con una actitud adem¨¢s ciertamente descarada. Eusebio, un futbolista que parece haber recobrado en Vigo lo mejor de s¨ª mismo, dirigi¨® con sapiencia todas las maniobras de ataque. Por la banda izquierda, Ratkovic y Gudelj golpearon con insistencia. El gol se antojaba inminente en la porter¨ªa de Falag¨¢n, pero pronto se pudo comprobar que en el f¨²tbol cualquier augurio es temerario.
Fue el Compostela el que abri¨® el marcador al cuarto de hora sin haber reunido m¨¦ritos para ello. Mauro estuvo muy atento para robar un bal¨®n a unos cinco metros del ¨¢rea. La acci¨®n pill¨® a la defensa del Celta en plena maniobra de adelantamiento de posiciones, con lo que Christensen no tuvo muchas dificultades para ganarle la espalda, recibir el pase de Mauro y fusilar a Prats.
El encuentro se equilibr¨® porque con el tanto el Compostela recibi¨® el ox¨ªgeno moral que necesitaba y logr¨® salir del estado de confusi¨®n que amenazaba con tumbarle. Pero el Celta no se derrumb¨® por su mala fortuna. Y encontr¨® a la media hora la recompensa a su constancia. El marcador se adecu¨® a la realidad del encuentro. Lo malo fue que ah¨ª acab¨® todo. En la segunda parte, el Celta se volvi¨® m¨¢s conservador y el Compostela nunca acab¨® de encontrar la inspiraci¨®n. El partido adquiri¨® toda la mala pinta de los peores derbies: un f¨²tbol plomizo y especulativo.
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