Retazos de dolor y angustia
Brodkey afirm¨® que ten¨ªa sida en un art¨ªculo titulado A mis lectores, publicado en The New Yorker en junio de 1993. "Bajo el sentimentalismo y la obstinaci¨®n de mis actitudes se encuentra, como pod¨¦is suponer", indicaba, "una ira muy acentuada y un terror vasto y verdaderamente extenso, anclado en un desprecio por vosotros y por vuestra vida y por todo". En otro art¨ªculo posterior volv¨ªa a describir, en la misma revista, el dolor de su enfermedad: "Nunca hab¨ªa estado enfermo de tal manera. Una y otra vez, ca¨ªa en un nivel de horror... y luego se hund¨ªa estrepitosamente a un nivel todav¨ªa peor".En una entrevista en The New York Times, en 1993, al preguntarle si iba a empezar otro libro pese a la enfermedad, Brodkey se?alaba: "No quiero que se me rompa el coraz¨®n por morirme a mitad de ello ( ... ) Quiero que Clinton me salve la vida. No comprendo su nerviosismo con el tema del sida ( ... ) Me doy cuenta de que funciono mejor [al conocer su diagn¨®stico], puedo escribir... Si mi condici¨®n no fuera tan terminal como es, no creo que pudiera trabajar. Creo que estar¨ªa en la calle hablando y buscando medicamentos y dietas".
En declaraciones al peri¨®dic¨® The. Independent en 1994, el autor fallecido comentaba que empez¨® a notar su debilidad tras regresar a Nueva York tras una gira por Europa para promocionar de Alma fugitiva: "Simplemente me derrumb¨¦. Cre¨ªa que era la edad, que me estaba quedando sin combustible".
Sobre la relaci¨®n con su mujer, Ellen Schwamm, declaraba a la revista People en 1989: "Estarnos unidos por la cintura ( ... ). Este tipo de cercan¨ªa nos refuerza. Deja a los dem¨¢s fuera. Siempre hay una separaci¨®n con el mundo. Lo que tenemos es inmensamente bueno, y lo sabemos, lo cual es horrible. Mi miedo a morir est¨¢ ahora superado por el miedo a que ella muera".
Babelia
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