Funci¨®n social de la educaci¨®n p¨²blica

A lo largo de la historia m¨¢s reciente plantearse la educaci¨®n como un derecho era pura utop¨ªa; hoy, sin embargo, nos planteamos la educaci¨®n como un derecho de todas las personas para avanzar en la idea de la igualdad de oportunidades. Y conviene no olvidar que han sido los Estados, desde el ¨¢mbito de lo p¨²blico, y presionados por la sociedad en varias etapas de la historia, los que han hecho realidad esa utop¨ªa.Por ello considerar la educaci¨®n como un bien m¨¢s del mercado, como pregona la revoluci¨®n conservadora o las tesis m¨¢s o menos neoliberales de ciertos partidos pol¨ªticos y algunos grupos de expertos en toda Europa, es negar la historia y la evidencia m¨¢s reciente, ya que ni la universalizaci¨®n de la educaci¨®n, ni la incipiente participaci¨®n social en su gesti¨®n es obra del mercado. La educaci¨®n ha de cumplir una funci¨®n compensadora y socializadora y ello s¨®lo se puede hacer desde el ¨¢mbito de lo p¨²blico, como nos ense?a la historia, ya que s¨®lo desde lo p¨²blico es posible garantizar que todos accedan a un nivel de calidad educativa arm¨®nica en tiempos escolares, en infraestructuras y medios, en m¨¦todos y contenidos y en donde la integraci¨®n y la democracia escolar pueda ser un hecho.

Los que defienden la liberalizaci¨®n de la ense?anza no dicen que detr¨¢s hay un sistema desigual que, de implantarse, crear¨¢ muchas m¨¢s brechas sociales. La libertad de elecci¨®n s¨®lo existe cuando se puede ejercer en igualdad de condiciones econ¨®micas, sociales, culturales o geogr¨¢ficas. Esto no ocurre en la sociedad actual, todav¨ªa muy descompensada. El denominado "Estado del bienestar" no ha llegado a todas las capas y grupos sociales ni en Espa?a ni en el resto de Europa.

Por ello queremos seguir impulsando y defendiendo una escuela plural y p¨²blica, dentro de nuestro marco constitucional, frente a la pluralidad de ense?anza. Escuela plural significa escuela democr¨¢tica, integradora y aut¨®noma. Por pluralidad de ense?anza entendemos la existencia de distintos modelos, para sectores sociales diferentes, el alejamiento de la participaci¨®n social y una mayor competitividad.

Cuando no hemos conseguido, todav¨ªa, una verdadera escuela plural, como persegu¨ªamos al inicio de los a?os ochenta, nos hemos instalado en una din¨¢mica muy, compleja: 1) La aplicaci¨®n de un buen sistema educativo -el de la LOGSE- sin financiaci¨®n y con desarrollos normativos que lo han roto en mil pedazos. 2) Una democratizaci¨®n de la educaci¨®n que no ha cuajado y que, adem¨¢s, no se dinamiza desde los poderes p¨²blicos. 3) Una privatizaci¨®n encubierta de partes sustanciales de la ense?anza p¨²blica o sostenida con fondos p¨²blicos y, en algunos casos, un fuerte impulso de la educaci¨®n privada. Estos tres ingredientes, entre otros, constituyen el caldo de cultivo para una cultura social favorable a la privatizaci¨®n de la ense?anza, que est¨¢ calando alarmantemente y que tiende a romper el actual equilibrio que postula la Constituci¨®n espa?ola.

Esto es m¨¢s preocupante cuando estamos entrando en un nuevo siglo en el que los condicionantes sociales y tecnol¨®gicos hacen m¨¢s necesario que nunca un fuerte impulso de una cultura de educaci¨®n p¨²blica con una fuerte participaci¨®n social, para que cumpla una verdadera funci¨®n socializadora y compensadora. Es imprescindible que quienes pensamos en esta l¨ªnea unamos nuestras fuerzas para desarrollar acuerdos sinceros.