Qu¨ªmica y seguridad
EN TAN s¨®lo 10 d¨ªas, dos incendios en buques han provocado nubes qu¨ªmicas en el puerto de Barcelona. En Alemania, Fr¨¢ncfort ha vivido otros dos sustos contaminantes provenientes de las f¨¢bricas qu¨ªmicas del entorno. Estos episodios han cerrado un mes que empez¨® con otro accidente qu¨ªmico en la poblaci¨®n tarraconense de Flix, que, como el resto, termin¨® sin desgracias personales. Sin embargo, en este ¨²ltimo caso, el peligro para los vecinos fue notable. La suerte impidi¨® que tuviera que hablarse de desgracias, pero si alguna lecci¨®n urgente hay que sacar de esta preocupante estad¨ªstica de sucesos contaminantes es que no debe dejarse la seguridad al albur de la buena fortuna.. ?sta fue realmente la que impidi¨® que una nube de cloro que sobrevol¨® durante una noche Flix hiciera todo el da?o que llevaba en el vientre. El ¨²nico remedio que hab¨ªa para salvaguardar a la poblaci¨®n del aire t¨®xico era encerrarla en sus casas -a cal y canto. Protecci¨®n Civil no tuvo necesidad de organizar su confinamiento masivo. Era una noche de invierno y la mayor¨ªa de los cinco mil vecinos ya estaba en sus casas. Estas mismas seis toneladas de cloro, fugadas de una ca?er¨ªa de Erkimia, habr¨ªan podido ser incluso letales en un d¨ªa laborable cualquiera. ?Habr¨ªa habido tiempo para organizar en tal cas¨® el auxilio a los escolares o de confinar con diligencia a todos los vecinos que pudieran estar por las calles.
El complejo petroqu¨ªmico de Tarragona genera el 10% del PIB de Catalu?a y es una fuente de riqueza y de trabajo para gran parte de la poblaci¨®n de la zona. Flix, por ejemplo, vive de Erkimia. Esta necesidad social de que las petroqu¨ªmicas sigan ah¨ª y sigan funcionando no debe impedir, sin embargo, que se extremen al m¨¢ximo las medidas de seguridad.
La cercan¨ªa de industrias o transportes peligrosos es algo que debe tenerse muy presente para actuar en una doble direcci¨®n. De entrada, un severo control de. las medidas de seguridad de las instalaciones- y la aplicaci¨®n de unas penalizaciones contundentes que no hagan rentable riesgo alguno. Por otra, prevenir el desastre con sistemas efectivos de salvaguardia de la poblaci¨®n. No puede admitirse ninguna excusa ante un accidente qu¨ªmico. Es lastimoso que tras el suceso de Flix, que pudo ser tr¨¢gico, haya que corregir algunos aspectos de la protecci¨®n civil. La fortuna de aquella noche proporciona la oportunidad para hacerlo, sin necesidad de invocar la lecci¨®n de una tragedia mortal. Pero no es ning¨²n alivio, pues el factor suerte no puede contemplarse en estas hip¨®tesis donde est¨¢ en juego la vida de muchos ciudadanos.
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