Sur¨¢frica se acerca al pelot¨®n
El t¨ªtulo en f¨²tbol, tras el mundial de rugby, lanza a la ¨¦lite al pa¨ªs austral
Sur¨¢frica contin¨²a imparable su caza del pe )t¨®n deportivo internacional. Llevaba mucho tiempo descolgada urgando su execrable apartheid -desde la d¨¦cada de los 60 hasta 1991, casi 30 a?os-, pero ya ha, ganado os etapas importantes, se ha escapado en alguna otra y da toda a sensaci¨®n de poder instalarse entro d¨¦ muy poco en el grupo e cabeza de, la gran carrera mundial. La parte blanco que dominaba ha tenido menos problemas y la negra, ya con los mismos derechos, empieza a unirse inexorablemente.
"El deporte tiene la fuerza para curar las heridas y unir las naciones", repite Nelson Mandela, el presidente de la nueva Sur¨¢frica. Lo dijo el pasado mes de junio cuando la selecci¨®n nacional de rugby, los Springboks -gacela surafricana-, ganaron la III Copa del Mundo de rugby. Fue su primer gran triunfo de etapa. Y lo hicieron con un solo negro entre todos sus jugadores blancos, como corresponde a¨²n a la tradici¨®n surafricana n este deporte. Y en el Ellis Park afrikaaner de Johannesurgo. Pero se entendi¨®. Empezando por Mandela, el gran luchador contra el apartheid, que tras sufrir 27 a?os de c¨¢rcel y conseguir la reunificaci¨®n racial, estaba en primera fila como el primer hincha. Y lo ha repetido ahora cuando el s¨¢bado el equipo de f¨²tbol, mucho m¨¢s suyo, los Bafana-Bafana -muchachos, en lengua zul¨²-, con mayor¨ªa de jugadores negros -tambi¨¦n seg¨²n la tradici¨®n nacional- y s¨®lo tres blancos en el equipo titular, se impuso sorprendentemente en la Copa de ?frica. Con Mandela estuvieron el anterior presidente, De Clerk, y el rey de los zul¨²es, Zwelithini. Y nada menos que en el FNB Stadium de Soweto, el emblem¨¢tico suburbio negro a las afueras de Johannesburgo. La estampa so?ada para celebrar el triunfo en la segunda gran etapa, sin tanto nivel mundial como en rugby, pero s¨ª de un salto cualitativo enorme.
En ambos casos le ha favorecido a Sur¨¢frica ser anfitriona, aunque la diferencia ha sido sustancial. Mientras en el rugby su nivel era ya de ¨¦lite antes del aislamiento, en el caso del f¨²tbol no exist¨ªan apenas garant¨ªas. No s¨®lo T¨²nez, finalista, sino Zambia, Ghana, Egipto o Argelia part¨ªan como mucho m¨¢s favoritas. Sur¨¢frica fue una de las cuatro fundadoras de la Confederaci¨®n Africana en 1957, pero fue expulsada al negarse a jugar con un equipo multirracial.El pa¨ªs que despierta multicolor aspira ahora a completar su triple corona particular en la Copa del Mundo de cricket, otro de sus deportes emblem¨¢ticos, tras ganar en enero a la madre Inglaterra. Pero tambi¨¦n en otras modalidades de alcance mundial ha efectuado ya escapadas e incluso ganado etapas. Como en golf, con Ernie Els, tercer jugador mundial y vencedor del Open USA de 1994. Lejos queda ya la verg¨¹enza del torneo para blancos del mill¨®n de d¨®lares en Sun City. La atleta Elana Meyer -ejemplo de los muchos buenos fondistas del pa¨ªs-, fue plata en los 10.000 metros de Barcelona 92, lo mismo que en dobles de tenis Wayne Ferreira, su mejor jugador, y Piet Norwal. Otra tenista, Amanda Coetzer, acaba de llegar a las semifinales del Open de Australia. Todos, menos los fondistas, son blancos. Pero el nivel negro y mestizo est¨¢ en alza. Atlanta ser¨¢ la siguiente gran etapa en la caza del pelot¨®n. Y Ciudad del Cabo est¨¢ entre las favoritas a organizar los Juegos Ol¨ªmpicos del 2004. Todo un s¨ªntoma.
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