"Me puse en posici¨®n fetal y perd¨ª el sentido
Fernando Abelenda, que cay¨® 11 pisos dentro de un ascensor, cuenta como sobrevivi¨® al accidente
Fernando Abelenda apenas recuerda la ca¨ªda. El pasado 6 de noviembre este uruguayo de 26 a?os acudi¨® a visitar a su t¨ªa, que vive en Cardenal Herrera Oria, 167 (distrito de Fuencarral). Tom¨® el ascensor. Y al llegar al piso 11? -se dirig¨ªa al 12?- el aparato cambi¨® estrepitosamente de rumbo y empez¨® a descender. "Cada vez iba m¨¢s r¨¢pido. Apret¨¦ los botones de alarma y de parada, pero el ascensor segu¨ªa bajando y cada vez a m¨¢s velocidad. El aparato empez¨® a golpearse contra las paredes. Entonces me agach¨¦ en una esquina, me puse en posici¨®n fetal y perd¨ª el sentido. A partir de ese momento no recuerdo nada de lo que ocurri¨®".El terrible choque contra el suelo s¨ª lo recuerda una vecina del piso 16? quien, como el resto del vecindario, se alarm¨® con el estruendo.
"Fue un ruido muy fuerte, lo o¨ªmos perfectamente y eso que yo vivo en lo alto del edificio. Precisamente, una amiga m¨ªa acababa de subir a mi casa por el mismo ascensor", relata la vecina, que se interesa por la salud del hombre. "En la casa estamos preocupados. Pod¨ªa haberle ocurrido a cualquiera".
Camarero en una cervecer¨ªa de La Vaguada, Fernando Abelenda sub¨ªa casi todas las tardes a casa de su t¨ªa -su ¨²nico familiar en Espa?a- a darse una ducha y llevarle alg¨²n encargo desde el centro comercial Madrid 2. Ahora, y mientras siga enfermo, vivir¨¢ con ella y no en el piso de la calle de Atocha que comparte con dos amigos, un inform¨¢tico espa?ol y un artista gr¨¢fico uruguayo.
Pese al brutal accidente, Abelenda sigue subiendo y bajando en los dos ascensores del edificio y dice que sin miedo. "Es imposible que me ocurra otra vez, es una cuesti¨®n de probabilidades. A m¨ª ya me ha tocado una vez. Son los otros vecinos de la casa los que parecen m¨¢s asustados. Conozco vecinas que durante muchos d¨ªas ni se acercaron al ascensor".
Uno de los tres hermanos de Fernando viaj¨® desde Uruguay a Madrid cuando se enter¨® del accidente. Quer¨ªa comprobar en persona que su hermano estaba bien. No pod¨ªa creerse lo ocurrido. "A todo el mundo le parece milagroso. Mi familia pensaba que les estaban mintiendo, que les ocultaban la gravedad de lo ocurrido para no preocuparles. He tenido suerte. Bueno, aunque para m¨ª la suerte habr¨ªa sido no subir. Digamos que dentro de lo malo, me toc¨® lo menos malo".
Abelenda, que no s¨®lo ha salvado la vida, sino tambi¨¦n la condena a una silla de ruedas, lleva ahora dos barras injertadas en la espalda; adem¨¢s tiene que soportar una especie de cors¨¦ de cuerdas y pl¨¢stico desde el cuello hasta la ingle. Los m¨¦dicos todav¨ªa no saben qu¨¦ secuelas le quedar¨¢n del estallido lumbar que sufri¨®. Dentro de un a?o le volver¨¢n a operar para quitarle las barras de la espalda. En la cara tiene dos cicatrices. "Como ¨¦stas tengo por todo el cuerpo", explica. Se le clavaron trozos de hierros, cristales y maderas del ascensor.
Los bomberos y el Samur (urgencias municipales) se encargaron de sacarlo del aparato. En aquel momento, y seg¨²n le han contado, ¨¦l s¨®lo se quejaba de la espalda y el est¨®mago. El ascensor, que qued¨® destrozado, lo han renovado esta misma semana.
Ayer, sin embargo, en su puerta colgaba un cartel que dec¨ªa: "Peligro, no abrir la puerta". En el ascensor contiguo ninguna ficha t¨¦cnica indicaba la fecha de construcci¨®n del aparato, el de su ¨²ltima revisi¨®n, ni su l¨ªmite de peso. El ascensor, de la empresa Boetticher, tiene los mismos a?os que el edificio, 25.
Seg¨²n la empresa encargada de su mantenimiento, ICRAE, el ascensor hab¨ªa pasado por una revisi¨®n poco antes del incidente.
El sobrepeso del elevador -la carga situada sobre ¨¦l- fue el causante del accidente. Se desprendi¨® y provoc¨® la ca¨ªda. Aunque los reductores de velocidad s¨ª funcionaron, no lo hizo el freno de seguridad. La abogada de Fernando Abelende espera el informe pericial del Ministerio de Industria, que determinar¨¢ si la ca¨ªda fue o no el resultado de una negligencia en el mantenimiento. En ese momento se podr¨¢ determinar si el juicio seguir¨¢ la v¨ªa penal -alguien ha cometido un delito- o civil -alguien puede pagar una indemnizaci¨®n-, y a cu¨¢nto podr¨¢ ascender la suma que se pida como compensaci¨®n por da?os y perjuicios.
Mientras tanto, al afectado le ha vencido su contrato en la cervecer¨ªa de La Vaguada, "ni siquiera s¨¦ si podr¨¦ volver a trabajar como camarero, son muchas horas de pie y no s¨¦ si los m¨¦dicos me lo permitir¨¢n".
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