El combate de Aznar contra Pujol
El PP intenta penetrar en una bolsa de voto que conserva CIU desde 1986
El Partido Popular logr¨® en las generales de 1993 agrupar en Catalu?a todo el voto disperso de la derecha y del centro al¨¦rgico al catalanismo, pero apenas penetr¨® en la bolsa de votantes que se han mantenido fieles a Converg¨¨ncia i Uni¨® desde que en 1986 los nacionalistas impulsaron la Operaci¨®n Roca, que fracas¨® en el conjunto de Espa?a pero coloc¨® a CiU por encima del mill¨®n de votos en Catalu?a, al hacerse con una buena parte del electorado de la UCD. El PP se ha lanzado ahora contra este basti¨®n y el d¨ªa tres se ver¨¢ cu¨¢nto es capaz de penetrar en ¨¦l.Hacer un buen resultado en Catalu?a es importante para el PP. En primer lugar porque si, como pretende, supera por primera vez el 20% de los votos en una de las nacionalidades hist¨®ricas que m¨¢s se le han resisitido, habr¨¢ logrado un triunfo que no alcanz¨® UCD en sus mejores tiempos. Y segundo, porque crecer aunque s¨®lo fuera cuatro o cinco puntos (el PP obtuvo en 1993 el 17%) significar¨ªa sumar tres o cuatro diputados m¨¢s, una cifra significativa si se tiene en cuenta que los populares est¨¢n en bastantes regiones muy cerca del techo de sus posibilidades y s¨®lo les cabe ara?ar uno o dos diputados.
El partido de Aznar tiene casi asegurado obtener un diputado por Girona (la ¨²nica circunscripci¨®n espa?ola en la que est¨¢ en blanco), que le quitar¨ªa a CiU, y pasar de uno a dos en Tarragona, a costa del PSC. Por Barcelona, el objetivo es pasar de seis a ocho, quit¨¢ndole directamente dos diputados a los nacionalistas de Jordi Pujol.
La Operaci¨®n Catalu?a la inici¨® Aznar el verano pasado, cuando fich¨® al ex convergente Josep Maria Trias de Bes para que encabezara la lista por Barcelona. Trias de Bes supone la visualizaci¨®n del giro catalanista impulsado por el n¨²cleo central del partido, cuya finalidad inmediata, que ha dado ya sus frutos en las auton¨®micas de noviembre, es atraer a la franja de electorado m¨¢s conservador y m¨¢s escasamente catalanista que en 1993 a¨²n vot¨® a CIU. Ese giro se hace desde el convencimiento de que los votos de los sectores conservadores m¨¢s espa?olistas est¨¢ asegurado.
Con mayor o menor claridad, los candidatos del PP de Catalu?a se ofrecen a esos electores dudosos como representantes directos de sus intereses, porque una victoria de Aznar en Espa?a por mayor¨ªa suficiente reducir¨¢ a la nada el papel de intermediarios ante el Gobierno que han desempe?ado los diputados de CiU durante largos a?os, especialmente los deis ¨²ltimos. Para demostrar que realmente se toman en serio a Catalu?a, Aznar y toda su plana mayor peinaron literalmente las cuatro provincias en la campa?a auton¨®mica y est¨¢n prestando, tambi¨¦n de cara al 3-M, una especial atenci¨®n.
Molins por Roca
Frente a la artiller¨ªa de grueso calibre movilizada por el PP en Catalu?a, Jordi Pujol no tiene en esta ocasi¨®n a un peso pesado como Miquel Roca para encabezar la lista de Barcelona. Roca quem¨® las naves cuando decidi¨® tratar de conquistar la alcald¨ªa de Barcelona en mayo pasado y ha sido sustituido por Joaquim Molins en las elecciones m¨¢s delicadas para CiU de los ¨²ltimos diez a?os.Por el momento es el propio Pujol el que est¨¢ llevando el peso de la campa?a. Como el electorado que fluct¨²a entre CiU y el PP es moderado por definici¨®n, Pujol insiste en presentar a la direcci¨®n del PP-y de paso a la del PSOE- corno una pandilla de irresponsables que han jugado fr¨ªvolamente con temas tan delicados como el terrorismo. Y al igual que los socialistas, los nacionalistas apelan al voto del miedo recordando las tomas de posici¨®n m¨¢s antiautonomistas de los dirigentes del PP. Todo para intentar no perder m¨¢s de dos o tres esca?os de los 17 de que dispone.Para tratar de atenuar las p¨¦rdidas por el flanco conservador, CiU apuesta con fuerza por el reagrupamiento del voto nacionalista a costa de la independentista Esquerra Republicana (ERC), partido al que las encuestas s¨®lo le dan la posibilidad de mantener a Pilar Rahola en el Congreso. Las llamadas al voto ¨²til nacionalista arrecian, en medio de las protestas de los dirigentes republicanos.
Todos esos combates de CiU los contemplan los dirigentes socialistas catalanes desde una posici¨®n de relativa tranquilidad: contra lo que sucede en el conjunto de Espa?a, las encuestas les son favorables en Catalu?a, que lleva camino de convertirse en el ¨²nico lugar donde venzan con cierta holgura. El PP le hace aqu¨ª al socialismo poco da?o, aunque se produzca un cierto trasvase directo de votos, sobre todo en ¨¢reas del entorno de Barcelona. Las p¨¦rdidas m¨¢s apreciables, si se mantiene la tendencia de las elecciones del a?o pasado, ser¨¢n hacia Iniciativa per Catalunya (IC), el socio de Izquierda Unida, pero parece dif¨ªcil que lleguen al extremo de hacerles perder m¨¢s de un diputado por Barcelona.
Un diputado menos
La circunscripci¨®n barcelonesa dispone en estas elecciones de un diputado menos que en las anteriores. El ¨²ltimo esca?o que se reparti¨® el a?o 1993 fue precisamente para Iniciativa, lo que hace necesario que este grupo aumente su porcentaje de votos s¨®lo para conservar los tres esca?os de que dispone, un objetivo que parece al alcance de su mano.Los socialistas, con el ex vicepresidente Narc¨ªs Serra a la cabeza, tratan de bipolarizar al m¨¢ximo la campa?a, con lemas como "Felipe o Aznar, t¨² eliges". Con ello tratan de limitar al m¨¢ximo la p¨¦rdida de votos tanto por la izquierda como por la derecha, al sacar simb¨®licamente del terreno de juego a Pujol. La reciente decisi¨®n judicial exculpatoria del caso Cesid, adem¨¢s, le ha venido a Serra como anillo al dedo para reforzar otro de los ejes de su campa?a: que ¨¦l mismo tuvo que dimitir por presiones de los poderosos, lo que demuestra que es un hombre que se supo oponer a ellos desde el Gobierno. Como consecuencia, proclama, votar al PSC es ir contra los poderosos.
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