A cerebro abierto y los sentidos despiertos
Bellvitge aplica una t¨¦cnica para preservar el habla en casos de tumor cerebral
El enfermo sabe que tiene un tumor cerebral. Y que debe extirparse lo antes posible. Su vida depende de ello. Pero sabe tambi¨¦n que la operaci¨®n es delicada, porque, con la extirpaci¨®n del tumor, pueden da?arse zonas muy sensibles del cerebro. Por ejemplo, las que controlan el habla. Por eso, cuando el neurocirujano Gerard Conesa le habla desde detr¨¢s de la mascarilla en el quir¨®fano, anim¨¢ndole, ni siquiera piensa que est¨¢ con todos sus sentidos despiertos, pero con los sesos al aire, a cerebro abierto."Comprendo que la idea de tener el cerebro expuesto pueda impresionar, pero los pacientes saben que se juegan mucho en esta prueba y la toleran muy bien", explica Gerard Conesa. "Cuando el tumor se encuentra pr¨®ximo al ¨¢rea del cerebro donde est¨¢n las funciones del lenguaje o la motricidad, cabe la posibilidad de que la extirpaci¨®n provoque secuelas graves. Por eso es importante poder saber d¨®nde se encuentran estas funciones exactamente".
"La cirug¨ªa del cerebro", prosigue, "se orienta por una serie de marcas anat¨®micas de distribuci¨®n espacial de las funciones, pero estas indicaciones deben concretarse en cada enfermo; primero, porque las funciones del lenguaje pueden tener una ubicaci¨®n diferente en cada persona, y segundo, porque el propio tumor ha podido desplazarlas".
Se trata de hacer en cada caso un mapa cerebral individual. Hasta ahora se han hecho mapas de tres funciones: memoria, lenguaje y funciones sensitivo-motoras. Gerard Conesa y su equipo fueron, en 1990, pioneros en Espa?a en realizar los primeros mapas de las dos ¨²ltimas. "El mapa de la memoria reciente, que es la que permite aprender cosas nuevas, es mucho m¨¢s complejo y no ofrece todav¨ªa total seguridad", precisa Conesa.
La t¨¦cnica no es sencilla. En el caso del lenguaje existen dos posibilidades: hacer las pruebas fuera de quir¨®fano o durante la intervenci¨®n de extracci¨®n del tumor. En el primer caso se opera al paciente para implantar sobre la superficie de su cerebro una manta de electrodos y se vuelve a cerrar la cavidad craneal dejando la manta dentro, conectada al exterior por unos cables. Al cabo de unos d¨ªas se realizan las pruebas.
E! paciente debe realizar unos ejercicios de lenguaje mientras el neurocirujano estimula los diferentes electrodos. Cuando la estimulaci¨®n provoca una alteraci¨®n del habla, se puede observar, por la ubicaci¨®n del electrodo implicado, la parte donde se encuentran las funciones del lenguaje.
El otro procedimiento consiste en realizar exactamente la misma prueba, pero en quir¨®fano, durante la operaci¨®n y a cerebro abierto. Primero se anestesia al paciente para practicarle una craneotom¨ªa. Luego se le despierta y, con el cerebro expuesto, se va aplicando sobre su superficie un estimulador cerebral. De nuevo la alteraci¨®n del habla del paciente permitir¨¢ identificar las zonas del lenguaje. Una vez realizado el mapa, se le anestesia de nuevo y se le extirpa el tumor.
La operaci¨®n puede impresionar, pero no duele en absoluto. "El cerebro no tiene terminaciones sensitivas de dolor, por tanto, la implantaci¨®n de la manta sobre la masa cerebral no produce ninguna sensaci¨®n", explica Gerard Conesa. La diferencia entre uno y otro procedimiento es sustancial. Si la prueba se hace en quir¨®fano, la estimulaci¨®n permite identificar puntos que s¨®lo distan un mil¨ªmetro, mientras que en la manta implantada los electrodos est¨¢n a una distancia de un cent¨ªmetro.
El mapa de las funciones motoras puede hacerse con el paciente completamente anestesiado. En este caso se aplica un est¨ªmulo el¨¦ctrico sobre un ¨®rgano, por ejemplo la mano, y se observa qu¨¦ parte del cerebro se activa.Resonancia magn¨¦tica
Estas t¨¦cnicas est¨¢n indicadas en aproximadamente uno de cada 20 pacientes con tumor cerebral. El equipo de Bellvitge realiza un promedio de un mapa cada mes. Pero, a pesar de su indudable beneficio, se trata de una t¨¦cnica invasiva que representa un riesgo. Por eso, Gerard Conesa trabaja ahora, conjuntamente con Jes¨²s Pujol y Antoni Capdevila, del Centro de Resonancia Magn¨¦tica Pedralbes de Barcelona, en la validaci¨®n de una nueva t¨¦cnica que permita realizar el mapa cerebral con la misma precisi¨®n pero sin necesidad de tener que abrir el cr¨¢neo.
Los primeros cuatro casos publicados han merecido el Premio Ram¨®n y Cajal a la mejor publicaci¨®n cient¨ªfica. Gerard Conesa ha efectuado el mapa por la t¨¦cnica descrita, mientras Pujol y Capdevila lo hac¨ªan por resonancia magn¨¦tica funcional: cuando se realiza un movimiento o se utiliza el lenguaje, el ¨¢rea del cerebro que controla estas funciones absorbe mayor cantidad de ox¨ªgeno. Al absorber m¨¢s ox¨ªgeno se produce una mayor concentraci¨®n de un tipo de hemoglobulina que puede captarse en im¨¢genes."Se trataba de comprobar si el mapa resultante coincid¨ªa en ambas t¨¦cnicas. De momento hemos comprobado que la coincidencia es total en la identificaci¨®n de las zonas que controlan la motricidad. En el caso del lenguaje, en cambio, por resonancia magn¨¦tica s¨®lo hemos podido definir de momento cu¨¢l de los dos hemisferios es el dominante. Pero seguiremos investigando", concluye Gerard Conesa.
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