Dos y tres, cero
SALVO IMPREVISTOS, no habr¨¢ debates telev¨ªsivos entre los principales candidatos. Es lo que se deduce del cruce. de desaf¨ªos producido en los ¨²ltimos d¨ªas. Cada vez est¨¢ m¨¢s claro que la preferencia del Partido Popular es que no haya debate, y s¨®lo secundariamente que, de haberlo, se celebre con tres participantes. La habilidad de sus estrategas de campa?a ha consistido en plantear la cuesti¨®n como si se tratase de un dilema entre qui¨¦nes' defienden que Anguita participe y quienes se oponen a esa posibilidad.Con una distancia de nueve o diez puntos a su favor, es l¨®gico que Aznar siga una estrategia de mantenimiento: m¨¢s atenta a no cometer errores que a anotarse tantos. Ello implica no correr los riesgos de un, cara a cara con Gonz¨¢lez. ?ste hizo lo mismo en 1989, cuando las encuestas le daban una ventaja de 14 puntos. Tambi¨¦n entonces hubo una confusa pol¨¦mica en la que la direcci¨®n de TVE, entonces la ¨²nica de ¨¢mbito estatal, supedit¨® la programaci¨®n de debates al previo acuerdo entre los candidatos o, en su defecto, a la decisi¨®n de la Junta Electoral. Como no hubo acuerdo, algo sabido de antemano, y la junta rechaz¨® asumir esa responsabilidad, TVE decidi¨® sustituir los proyectados debates por entrevistas a los principales candidatos. Que era lo que en 1989 quer¨ªa el PSOE.
Si en 1993 hubo debates fue por dos motivos principales: porque exist¨ªan las televisiones, privadas y porque las encuestas no se inclinaban por un claro vencedor. Tambi¨¦n entonces protest¨® Anguita, pero en general hubo acuerdo en que el debate de m¨¢s inter¨¦s ser¨ªa uno que enfrentase a Gonz¨¢lez y Aznar, los dos ¨²nicos candidatos con posibilidades de presidir el Gobierno que saliera de las urnas. ?se fue el argumento defendido entonces, entre otros, por los mismos que ahora consideran que s¨®lo ser¨ªa verdaderamente democr¨¢tico un debate en el que el l¨ªder de IU estuviera presente. De ah¨ª que Gonz¨¢lez asegurase ayer estar dispuesto a aceptar las condiciones que Aznar consideraba imprescindibles.... hace tres a?os.
Sabe que, a tres semanas de las urnas, s¨®lo un debate televisivo puede invertir la actual tendencia favorable a Aznar. Pero teme que un encuentro tripartito pueda favorecer proporcionalmente m¨¢s a IU que al PSOE en esa bolsa de votantes que, seg¨²n explicaron ayer mismo los expertos, todav¨ªa duda entre ambos partidos. Asi pues, la primera preferencia del PSOE es un debate cara a cara, pero prefiere que, no haya debate a que ¨¦ste sea con tres participantes.
El PP, desde su ventaja, prefiere evitar cualquier debate, y la exigencia de que Anguita est¨¦ presente s¨®lo busca. tal desenlace. As¨ª lo confirma su advertencia de que si no hay acuerdo esta semana no habr¨¢ ning¨²n debate. Aducen que tienen que planificar con tiempo las intervenciones p¨²blicas de su l¨ªder y no pueden esperar mas. Mariano Rajoy reiter¨® ayer que si bien su partido no descarta un cara a cara Aznar-Gonz¨¢lez, el mismo s¨®lo se producir¨ªa despu¨¦s de otro debate en el que tambi¨¦n participase Anguita. Condicionar el acuerdo a una premisa que se sabe rechazar¨¢ la otra parte es apostar claramente por el desacuerdo. En realidad, estuvo claro desde el momento en que Aznar compr¨® la idea de que s¨®lo ser¨ªa democr¨¢tico un debate a tres, de acuerdo con la. sugerencia,, incluida en el dec¨¢logo planteado por los ep¨ªgonos de aquel Bertrand, du. Guescl¨ªn que ni pon¨ªa. ni quitaba rey.
Todo est¨¢ transcurriendo, por tanto, de acuerdo con el gui¨®n de cada cual. El desenlace l¨®gico de su entrecruzamiento es que no haya debate alguno, ni de dos ni de tres. Es posible, sin embargo, que alguien que rompiera esa din¨¢mica, aceptando el debate incluso en las condiciones planteadas por su rival, se apuntase un tanto m¨¢s importante que el de ganar o perder el debate mismo. Pero ninguno parece dispuesto a correr el riesgo.
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