M¨ªster Marshall y el general Franco

La caravana se extravi¨®. Hora y media perdida por caminos de tierra, acequias y huertas del Plan Badajoz. El autob¨²s de prensa a punto de caer en alg¨²n canalillo, de quedar atascado en un sembrado, de quedarse para siempre en Guadajira, localidad que, como un im¨¢n, atra¨ªa irremediablemente al autob¨²s. "Aqu¨ª ya hemos estado, ?no?". "Tres veces".Noche de pegada de carteles en Pueblo Nuevo del Guadiana. El pueblo ardiendo en fiestas electorales y los periodistas perdidos. Llegaron de milagro para encontrarse a un Julio Anguita que soltaba una aut¨¦ntica fil¨ªpica a la gente que, soportando una helada impresionante, hab¨ªa acudido a o¨ªrle.

"Esto parece Bienvenido Mister Marshall", dec¨ªa Anguita." "No hag¨¢is esto nunca m¨¢s. Esto no es digno. Guardad vuestra dignidad". Pero la gente lo que quer¨ªa era ver a las chicas de las teles, ponerse al lado de Hulio -"d¨ªce que s¨ª, Hulio "- para salir en la foto.

Pero Julio estaba enfadado. Y no era para menos. Julio lleg¨® precedido de un coche policial que le recibi¨® a la entrada del pueblo y le acompa?¨® haciendo sonar las sirenas. Los ni?os gritando, las guapas se?oritas que recib¨ªan al l¨ªder. Y enfrente, en un balc¨®n, una gran ense?a del PCE y la foto de Pasionaria.

Era un revuelo. Se peg¨® el cartel en un panel inmaculado. Y la gente aplaudi¨® como si hubiera contemplado al mismisimo Murillo pintando la Pur¨ªsima. Y eso que en este pueblo est¨¢n acostumbrados a todo. "Aqu¨ª han venido muchas personas importantes", dice el camarero de un bar "Hulio, Fraga y Franco, claro". Franco vino cuando la inauguraci¨®n del pueblo. Y, seg¨²n la documentaci¨®n que se les entreg¨® a los periodistas, "lo primero que hizo, fue salir disparado buscando un retrete".