Manos pintadas contra ETA
Un universitario cuenta c¨®mo la original protesta estudiantil por el asesinato de Tom¨¢s y Valiente
La rabia aliment¨® la chispa. Fue de repente. "Tenemos que hacer algo. Ma?ana nos pintamos la manos de blanco y salimos a la puerta a gritar ?basta ya!". Acababan de matar a un profesor de su Facultad de Derecho de la Universidad Aut¨®noma de Madrid, a Francisco Tom¨¢s y Valiente. Compr¨® 10 kilos de pintura y una brocha. Al d¨ªa siguiente, cuando Adri¨¢n Gonz¨¢lez Lipiani, de 23 a?os, vio en las portadas de los peri¨®dicos el resultado -12.000 manos alzadas pintadas de blanco-, rompi¨® a llorar.La respuesta de los estudiantes del campus de la Universidad Aut¨®noma de Madrid le tiene desconcertado: "Todav¨ªa no me lo creo. Yo pens¨¦ que ¨ªbamos a estar los de siempre, jam¨¢s pude imaginar que mis compa?eros respondieran tan bien a esta iniciativa. Se me pone la carne de gallina". Ese mismo escalofr¨ªo lo hab¨ªa sentido dos d¨ªas antes. Iba a la facultad cuando escuch¨® por la radio la noticia del asesinato del catedr¨¢tico Francisco Tom¨¢s y Valiente, aquel profesor que nunca le dio clase, pero al que conoc¨ªa, como el resto de sus compa?eros, por su libro de texto de Historia del Derecho.
"Se me saltaron las l¨¢grimas y pens¨¦: tenemos que hacer algo", cuenta Adri¨¢n, fundador de la asociaci¨®n de estudiantes Asume. Al llegar a la facultad, busc¨® a sus compa?eros en el local que comparten con otras dos asociaciones. "Estaban desconsolados. Me contaron lo que hab¨ªa pasado y me entr¨® una enorma rabia ... ". Respira hondo y calla. Otra vez los ojos a punto de reventar. Toma aire y contin¨²a: "Yo soy de pocas palabras, pero a veces se me ocurren cosas. S¨®lo dije: "Basta ya" Ma?ana [por el jueves], a las doce, nos juntamos todos en la puerta con las manos pintadas de blanco y decimos 'basta ya'. Me sali¨® as¨ª"."
?Que por qu¨¦ ese grito y las manos blancas? No lo s¨¦. Tendr¨ªamos que ir al plano de las ideas, de lo on¨ªrico, para poder explicarlo. El blanco es limpio, claro y puro. Y el gesto de las manos en alto significa poner freno a algo, decir 'hasta aqu¨ª, ya no m¨¢s". Nadie rechist¨® en el local de la asociaci¨®n. Todos se pusieron a trabajar. Pegaron carteles por toda la universidad invitando a sus compa?eros a que se unieran a la concentraci¨®n del d¨ªa siguiente. Hasta las ocho de la noche, el tel¨¦fono de la asocaci¨®n permaneci¨® descolgado. "Llamamos a las facultades de Derecho de toda Espa?a para que tambi¨¦n pararan las clases a mediod¨ªa. A todos les pareci¨® bien".
Antes de emprender camino hacia su casa, en Alalpardo, un pueblo a 30 kil¨®metros de Madrid, Adri¨¢n compr¨® 10 kilos de pintura al temple y una brocha con las 6.000 pesetas que hab¨ªa en la caja de la asociaci¨®n. "Pregunt¨¦ a un compa?ero el tipo de pintura que ten¨ªa que comprar, que no fuera albrasiva y que se limpiara f¨¢cil. Imag¨ªnate que llega a quemar las manos a alguien. No me lo hubiera perdonado", detalla Adri¨¢n. Esa noche apenas pudo conciliar el sue?o. "Hab¨ªan pasado muchas cosas y estaba desbordado. Muy nervioso", recuerda
El jueves lleg¨® de los primeros al campus con la bolsa de pintura y la brocha. Tambi¨¦n fue el primero en pringarse las manos. Sobre las once, los alumnos empezaron a asomar por una peque?a colina. "No me pod¨ªa creer lo que ve¨ªa. Nadie preguntaba nada; extend¨ªan las manos para que se las pint¨¢ramos". Cada vez llegaban mas compa?eros, en silencio. Y s¨®lo hab¨ªa una brocha. "As¨ª que, con las manos pringadas, se, fueron pasando la pintura de las manos unos a otros . Fue una cadena preciosa". En unos minutos, m¨¢s de 6.000 alumnos tomaron la explanada de la facultad. "Ha sido una respuesta incre¨ªble". Mira hacia arriba y vuelve a emocionarse. Reflexiona: "La gente me dice que tenga cuidado con lo que digo. Y es que tienen miedo. No nos acostumbramos a que nos maten. ?No les estaremos haciendo demasiada publicidad a esos? Es que no quiero ni nombrarlos".
Adri¨¢n volver¨¢ el d¨ªa 27 a Viena (Austria), donde estudia cuarto curso de Derecho con una beca Erasmus. Desde el d¨ªa 1 est¨¢ en Madrid para examinarse de los parciales de febrero. "Desde que he llegado, me he encontrando ya con dos atentados. Con el de Fernando M¨²gica puse un cartel en la facultad que dec¨ªa: ?Basta ya! Y ahora ¨¦ste me ha tocado muy cerca. Cuando te imaginas que los asesinos se han mezclado con nosotros se te ponen los pelos de punta. ?Hasta cu¨¢ndo van a seguir matando? Los j¨®venes tenemos que decir que hasta aqu¨ª hemos llegado".
Antes de despedirse, coge el peri¨®dico lleno de manos blancas, y dice: "Cuando les ense?e a mis amigos austriacos los peri¨®dicos van a alucinar".
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