El Zaragoza sigue ap¨¢tico
El p¨¢nico se ha apoderado del Zaragoza. Es un equipo definitivamente roto, repleto de jugadores que parecen esperar la llegada de las liquidaciones. Ante el Salamanca no present¨® esquema, ni ambici¨®n, ni capacidad t¨¦cnica. ?nicamente destac¨® la apat¨ªa generalizada. En un conjunto que se ha caracterizado estos a?os por su gusto por el bal¨®n, el toque corto y los apoyos, no hay ahora nadie que quiera asumir responsabilidades. El bal¨®n quema, sin excepciones, en los pies de unos jugadores que se han especializado en el juego del escondite. Los locales salva ron el resultado con el 1-1 final, pero hundieron un poco m¨¢s su imagen ante un Salamanca que, haciendo lo justo, desaprovech¨® una ocasi¨®n clar¨ªsima para ganar.El primer tiempo local es propio de un equipo que va de cabeza hacia las posiciones de descenso. Y lo grave es que enfrente estuvo un Salamanca que no pas¨® de mostrarse como un equipo apa?ado. Muy bien situado sobre el c¨¦sped, no tuvo que recurrir siquiera a la presi¨®n, el arma con el que la mayor¨ªa de los equipos asfixian al Zaragoza. El cuadro salmantino se limit¨® a cerrar espacios y esperar, con una calma desquiciante, que surgieran oportunidades para que Stinga, Barbar¨¢ o Claudio se incorporaran al ataque.
El partido se mov¨ªa entre la tensa espera del cuadro, visitante y la incapacidad de los locales, cuando el Salamanca se adelant¨®. Fue una jugada de las que definen el estado de un equipo, el ca¨®tico y depresivo estado de los aragoneses. Stinga recogi¨® en el segundo palo, tuvo tiempo de controlar el bal¨®n, levantar la cabeza, rectificar la posici¨®n y fusilar a Belman. Todo ello sin que ning¨²n defensa se acercara para obstaculizar al rumano.
Como suele suceder en las situaciones de crisis, el individualismo, la teor¨ªa del s¨¢lvese quien pueda, fue la opci¨®n elegida por el Zaragoza. El resultado no pod¨ªa ser otro que el progresivo encrespamiento del p¨²blico. Una jugada de rabia, resuelta por Aguado, el central del equipo, permiti¨® maquillar el resultado y buscar sus opciones en el segundo tiempo.
El Salamanca segu¨ªa sin inmutarse. Segu¨ªa el gui¨®n establecido por Lillo. No hurg¨® en los males zaragocistas. Dej¨® que los minutos corrieran a la espera de su oportunidad. Los locales bastante tuvieron con evitar que las protestas de los aficionados. No dieron la sensaci¨®n de poder superar al Salamanca.
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