"?Un hombre inimputable?"
Que Francisco Garc¨ªa Escalero es el presunto autor de 11 horribles cr¨ªmenes (¨¦l mismo lo ha confesado), y que todos ellos los cometi¨® influenciado por el explosivo efecto asesino que provocaba en su cerebro la ingesta de vino y pastillas, es algo que parece despertar pocas dudas. La gran decisi¨®n de la Secci¨®n 1? de la Audiencia de Madrid, que preside el magistrado Jos¨¦ Manuel Maza, ser¨¢ qu¨¦ hacer con ¨¦l.Se le puede considerar un enfermo mental e internarlo en un centro psiqui¨¢trico penitenciario hasta que se cure de sus asesinos trastornos (lo que puede ocurrir nunca); ingresarlo en una prisi¨®n normal por entender que, cuando mataba, sab¨ªa lo que hac¨ªa, o dejarlo en la calle bajo tratamiento ambulatorio. La primera es la tesis m¨¢s probable. Es la que postula el fiscal bas¨¢ndose en los informes de los psiquiatras, que le definen como irresponsable de sus actos. Es decir, que se trata de una persona inimputable. El informe forense de las diligencias as¨ª lo determina.
Esquizofrenia
Sostienen los peritos que Garc¨ªa Escalero sufr¨ªa un cuadro de esquizofrenia, alcoholismo cr¨®nico y 'trastorno de la inclinaci¨®n sexual en la que se mezclaban homicidio y agresi¨®n con objeto cortante, intentos de suicidio, lesiones autoinfligidas y rechazo social. Dos psiquiatras forenses mantuvieron con ¨¦l varias entrevistas y descubrieron su perturbado ser tras un recorrido por su vida. As¨ª se autodescribi¨® Escalero:Infancia. "No era como los dem¨¢s. Hac¨ªa cosas que no estaban bien. No me gustaba la gente. De peque?o me pon¨ªa delante de los coches".
Adolescencia. "Ya ten¨ªa ideas raras. Llevaba un cuchillo por las noches y me gustaba entrar en casas abandonadas. Miraba por las ventanas de los pisos para ver a las mujeres y a las parejas. Y me masturbaba".
C¨¢rcel. "Cog¨ªa los p¨¢jaros muertos que me encontraba y me los llevaba a la celda, me sent¨ªa m¨¢s a gusto".
Vuelta a la libertad. "Iba por la calle como si no existiese. No chocaba con la gente, era como si no tuviera cuerpo. Me miraba a los espejos, como si no fuera yo, no me reconoc¨ªa. O¨ªa voces interiores, me llamaban, que hiciese cosas. Cosas raras, que ten¨ªa que matar, que ten¨ªa que ir a los cementerios".
Uno de sus cr¨ªmenes. "Lo mat¨¦. Estuvimos bebiendo en un parque al lado del cementerio y tomando pastillas. Me las ped¨ªa el cuerpo para poder hablar mejor. Luego le dije d¨®nde ¨ªbamos a dormir y en el cementerio sent¨ª las fuerzas, me daban impulsos. Cog¨ª una piedra y le di en la cabeza, le quem¨¦ con peri¨®dicos y me fui a dormir al coche y al d¨ªa siguiente al hospital. Ahora me siento como si estuviese muerto".
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