La ONU no ha fracasado en los Balcanes
?No! ?Las Naciones Unidas no ha fracasado en su misi¨®n en la antigua Yugoslavia! Precisamente ahora que acaba de terminar el mandato de la Fuerza de Protecci¨®n de la ONU en Bosnia y que la unidad multinacional lfor ocupa su lugar bajo la direcci¨®n de la OTAN, me gustar¨ªa recalcar que la organizaci¨®n internacional ha desempe?ado -y sigue desempe?ando- un papel sobresaliente en el proceso de paz en los Balcanes.?Qu¨¦ no se habr¨¢ dicho de la ONU a lo largo de estos tres a?os, y qu¨¦ no se le habr¨¢ reprochado! Ya s¨¦ que es dif¨ªcil para la opini¨®n p¨²blica imaginar las numerosas facetas de este complejo y cambiante conflicto. Entiendo su exasperaci¨®n por el continuo cerco al que ha estado sometida a?o tras a?o Sarajevo, s¨ªmbolo de la uni¨®n pac¨ªfica de las etnias. Y comparto la indignaci¨®n de todos aquellos que no se quieren resignar a que se eche a la calle a mujeres y ni?os y a que se asesine a hombres desarmados en medio del campo.
Pero tampoco puedo aceptar que se haga responsable impl¨ªcitamente a las Naciones Unidas de la duraci¨®n de la guerra, como viene ocurriendo desde hace tiempo, o, todav¨ªa peor, que se la acuse de impotencia, cuando no de pasividad deliberada.
En los ¨²ltimos a?os he tenido que o¨ªr muchos reproches injustos contra la ONU, algunos de los cuales proced¨ªan de sectores que generalmente est¨¢n bastante poco interesados en el funcionamiento eficaz de la organizaci¨®n internacional. Y, a menudo, he visto c¨®mo se reprend¨ªa a la ONU para desviar la atenci¨®n de la indecisi¨®n personal o de la falta de consenso entre los Estados miembros. En estas circunstancias, no deber¨ªa extra?ar a nadie que la ONU se convirtiese en la cabeza de turco de la comunidad internacional. S¨®lo puedo aceptar esta pol¨ªtica de los Estados miembros si sirve -y mientras sirva- a la paz.
Sin embargo, por el bien de la verdad, de la historia y de todos aquellos que dieron la vida por la bandera blanquiazul de las Naciones Unidas, es mi deber corregir algunas declaraciones err¨®neas. Sobre todo quiero destacar la labor que ha hecho -y que seguir¨¢ haciendo- la ONU en la antigua Yugoslavia.
El mandato en virtud del cual se envi¨® a los cascos azules a los Balcanes fue contradictorio desde el principio, ya que se aprob¨® una resoluci¨®n para mantener la paz en una regi¨®n en la que no hab¨ªa paz. Nuestras tropas, equipadas para la supervisi¨®n neutral del final de un conflicto militar, se encontraron de repente metidas en la lista de bandos en guerra. Su misi¨®n era restablecer la paz, pero se vieron enfrentadas con la cruda realidad de la guerra.
Esta contradicci¨®n b¨¢sica explica los numerosos cambios y ampliaciones del mandato de Unprofor por parte del Consejo de Seguridad de la ONU. Una y otra vez se hizo caso omiso de las peticiones que dirig¨ª al Consejo de Seguridad y a los Estados miembros para que pusieran a disposici¨®n de los cascos azules los medios necesarios para llevar a cabo su misi¨®n. Cuando se establecieron las zonas de seguridad, tambi¨¦n insist¨ª en que ser¨ªan necesarios por lo menos 34.000 soldados para garantizar su defensa. Recib¨ª 7.600, que llegaron demasiado tarde y mal equipados.
Sin embargo, es de sobra conocido -y en los ¨²ltimos a?os he tenido que insistir continuamente en este punto- que la paz s¨®lo es posible cuando existe una voluntad pol¨ªtica adecuada no s¨®lo por parte de las facciones en lucha, sino tambi¨¦n por parte de terceros Estados interesados y, especialmente, de las grandes potencias.
En el caso de la antigua Yugoslavia, durante mucho tiempo no se dieron ninguna de las dos condiciones. Los bandos enfrentados se promet¨ªan m¨¢s ventajas si continuaba el conflicto que si hab¨ªa negociaciones. Y las grandes potencias ten¨ªan que vencer sus propias dificultades para poder ponerse de acuerdo sobre un camino claro hacia la paz. Durante este tiempo, los soldados de la ONU y sus compa?eros civiles cumplieron diariamente sus tareas -incluso las que parec¨ªan imposibles- en las condiciones m¨¢s adversas.
Por ejemplo, las Naciones Unidas ha realizado una labor extraordinaria en el ¨¢mbito humanitario: desde finales de 1991, la campa?a de la ONU para ayudar a los refugiados ha repartido m¨¢s de un mill¨®n de toneladas de v¨ªveres. Sin ellos, ?qu¨¦ habr¨ªa sido de los tres millones y medio de personas que la guerra expuls¨® de su hogar?
En Sarajevo, la ONU organiz¨® a partir de julio de 1992 el puente a¨¦reo m¨¢s largo de la historia; m¨¢s de 20 naciones participaron en esta misi¨®n. Sin ¨¦l, ?qu¨¦ habr¨ªa sido de Sarajevo y de sus habitantes? ?C¨®mo habr¨ªa sido posible evacuar de otra manera a los heridos? ?Y c¨®mo habr¨ªan podido si no llegar a la ciudad los periodistas para hacer que el mundo abriese los ojos ante la tragedia que ten¨ªa lugar all¨ª?
Las Naciones Unidas ha trabajado infatigablemente durante tres a?os para mantener el abastecimiento b¨¢sico de Sarajevo, en medio de lluvias de bombas y otros peligros y en las condiciones meteorol¨®gicas m¨¢s inclementes.
Pero todav¨ªa no he mencionado la heroica misi¨®n diaria de nuestros cascos azules, su ayuda desinteresada a la poblaci¨®n, su paciencia y su constancia ante las facciones en conflicto.
Pero la labor de la ONU en la antigua Yugoslavia no se acab¨® ah¨ª, ni mucho menos. Frente a una falsa creencia extendida, la ONU sigue presente en los Balcanes, ya que tiene que cumplir igual que antes la importante tarea de garantizar la paz -en estrecha: cooperaci¨®n con la OTAN- para que se pueda delegar de la mejor forma posible la responsabilidad de la misi¨®n en la nueva unidad multinacional Ifor.
La ONU tambi¨¦n mantiene su actividad en Bosnia, por ejemplo, con su apoyo al contingente de la polic¨ªa internacional, a la reconstrucci¨®n de la econom¨ªa y a la ayuda a los refugiados. Y por ¨²ltimo, abogar¨¢ por la defensa de los derechos humanos en estrecha colaboraci¨®n con otras organizaciones.
Adem¨¢s, sigue habiendo otras regiones en los Balcanes -como la Eslavonia oriental croata- donde la situaci¨®n es tan precaria como antes. Una vez m¨¢s, el Consejo de Seguridad encomend¨® -y sigue encomendando- a la ONU sus misiones m¨¢s dif¨ªciles y peligrosas. Por ¨²ltimo, no hay que olvidar que el estacionamiento preventivo de cascos azules en Macedonia (que a¨²n contin¨²a) ha contribuido poderosa-
Pasa a la p¨¢gina siguiente
La ONU no ha fracasado en los Balcanes
Viene de la p¨¢gina anteriormente a impedir que el conflicto se extienda hasta esta regi¨®n. La historia ya nos ha ense?ado los estragos que puede causar la propagaci¨®n de conflictos en los Balcanes.
No me queda sino repetir que la ONU no ha fracasado en su misi¨®n en los Balcanes. Los esfuerzos -y, en muchos casos, el sacrificio personal- de sus cascos azules no fueron en vano.
La ONU tiene la obligaci¨®n hist¨®rica de cumplir las tareas que le asigne la comunidad internacional, aunque a veces sean tareas ingratas. Pero nadie deber¨ªa pasar por alto que la ONU es, por encima de todo, el espejo de la voluntad de sus Estados miembros. Y est¨¢ condenada a la impotencia cuando no recibe los medios adecuados -sobre todo, los medios econ¨®micos- para llevar a cabo su cometido.Por otro lado, la ONU no es nada sin el apoyo de la opini¨®n p¨²blica. Sin este apoyo, no s¨®lo se ve mermada su efectividad, sino que tambi¨¦n desaparece su legitimidad, ya que la opini¨®n p¨²blica es la base de la voluntad pol¨ªtica de los Estados miembros. Y sin voluntad pol¨ªtica es pr¨¢cticamente imposible la diplomacia multilateral al servicio de la paz. Ser¨ªa una peque?a esperanza para la humanidad que la tragedia de la antigua Yugoslavia llevase a la opini¨®n p¨²blica internacional a asumir finalmente su responsabilidad respecto a los elevados ideales encarnados en la Carta de las Naciones Unidas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.