El s¨®lido juego del TDK le lleva a la final
En un final cardiaco, el TDK gan¨® un partido que hab¨ªa dominado hasta el postrer tramo. All¨ª apareci¨® Washington para levantar el pabell¨®n de Murcia y poner a su equipo a un paso de su primera final de Copa. El propio base norteamericano tuvo al alcance este hijo en dos lanzamientos triples sobre la campana. No entr¨® ninguno. Previament¨¦, el capit¨¢n manresano, Pe?arroya, hab¨ªa superado el agarrotamiento de su equipo al anotar con dos tiros libres.Roger Esteller aval¨® ayer a quienes lo sit¨²an entre los ale ros de mayor futuro del baloncesto espa?ol. Townes despert¨® de su letargo. y el TDK Manresa apel¨® a su juego solidario para plantarsd en la final de la Copa del Rey por segunda vez en su historia. La primera fue en 1980. No fue sencillo, no obstante. Tuvo que mostrar el equipo de Mal donado su repertorio m¨¢s aseado para derrotar a un CB Murcia inyectado de la, pasi¨®n de un p¨²blico enfervorizado. Sostenido por la calidad de dos de sus hombres, Jordi Soler y Duane Washington, el conjunto anfitri¨®n puso el alma para mantener el resultado en el aire hasta el fi nal del encuentro. En realidad, el final del partido fue un infierno para los manresanos, a quienes se les congelaron -las manos con la espectacular presi¨®n de la grada. Paciencia frente a ansiedad. O sea el TDK frente a CB Murcia. El primero, cuarto en la Liga, basa su baloncesto en el control y la serenidad de sus hombres. El segundo, decimosexto en Liga y anfitri¨®n del torneo, tir¨® del entusiasm¨® que provoc¨® en la ciudad su clasificaci¨®n para semifinales, por primera vez en su historia.
A golpe de inspiraci¨®n de su estrella, Duane Washinton, logr¨® poner de pie el pabell¨®n en un buen comienzo. Pero el TDK, fiel a su esp¨ªritu, no se dej¨® intimidar. Mucho m¨¢s metido en el partido que en el partido de cuartos de final ante el Le¨®n, los manresanos buscaron la f¨®rmula adecuada para frenar el entusiasmo local. La encontr¨® Salva Maldonado en ese pu?ado de promesas que goza el conjunto manresano. Fue la rebeli¨®n de los noveles: Roger Esteller, L¨¢zaro, Vega y Lisard, por este orden. Ninguno escurri¨® el bulto ante tan importante cita.
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