La campa?a como placebo
Los idealistas dicen que la mejor campa?a no es aqu¨¦lla con la que se obtienen m¨¢s votos, sino con la que m¨¢s se reflexiona. ?C¨®mo son los idealistas! Todav¨ªa creen en la reflexi¨®n intelectual cuando el ¨²nico reflejo que nos funciona es el condicionado. As¨ª que oyes hablar de tejido industrial, econom¨ªa productiva, d¨¦ficit p¨²blico e inflaci¨®n sostenida y el cerebro comienza a producir jugos electorales porque te crees que has sido diagnosticado como un caso de contribuyente dif¨ªcil, al que hay que administrar un tratamiento m¨¦dico agresivo. Mentira: puro placebo. Dar¨ªa lo mismo que te inyectaran un compuesto de cotizaciones sociales, tipos de inter¨¦s, prioridades alarmantes o ¨¢cido salic¨ªlico. El secreto del placebo es que te lo recete un se?or muy serio y que tenga sabor agradable (el medicamento). Si se cumplen ambas condiciones, empieza a actuar al cuarto de hora, aunque sus efectos duran poco, de ah¨ª la necesidad del mitin diario y la c¨¢psula televisiva consiguiente.El PP tiene un se?or muy serio, el doctor Aznar, que pone cara de escuchar algo cuando ausculta y sabe extender la receta con el gesto grave del vamos a ver si con esto se le pasa. No obstante, si persisten los dolores de cabeza, el desempleo, la droga, la inseguridad, el terrorismo, el d¨¦ficit, la deuda o la inflaci¨®n, me llaman por la rendija de la urna y en cuatro a?os vuelvo, ausculto e introducimos modificaciones en el tratamiento. Eso s¨ª, a los ocho a?os me retiro, y usted es muy libre de cambiar de m¨¦dico. Aznar ha tenido la inteligencia de introducir en su placebo electoral la fecha de caducidad para s¨ª mismo y el c¨®digo de barras del cumplimiento ¨ªntegro para los terroristas. Es lo que se llama un tratamiento psicosom¨¢tico, pues atiende por igual a la raz¨®n y a las v¨ªsceras, a las emociones y a la piel. No es preciso que sea cierta una cosa ni otra, pero ahora se trata de aliviar el s¨ªntoma sin estropear el aparato digestivo. Y la f¨®rmula, en el mitin, funciona.
El debate radiof¨®nico, sin embargo, es, en relaci¨®n al mitin, terapia radiactiva. O sea, que te sientas frente al aparato acojonado, con perd¨®n, pensando que se te va a caer el pelo de las emisiones intelectuales escupidas por el trasto, y lo ¨²nico que se te cae es el alma a los pies. Ayer mismo, I?aki Gabilondo consigui¨® reunir en Hoy por hoy nada menos que a Cristina Alberdi, Cristina Almeida y Celia Villalobos. "Lo que no hacen ellos lo hacen ellas", rezaba la publicidad a toda p¨¢gina. No hab¨ªan podido acudir a la televisi¨®n los doctores Gonz¨¢lez, Aznar y Anguita, pero ah¨ª es taban sus segundas. Lo malo es que aceptaron el papel tradicional de la chica, que en las pel¨ªculas es siempre la enfermera, y se limitaron a aplicar confusamente el tratamiento de sus respectivos jefes.
- ?Qu¨¦ dice tu Felipe de esto? -ironiz¨® Almeida en un momento en que Alberdi se hab¨ªa puesto pasional.
Mucho placebo, en fin, incluso cuando nos prometen tratamiento de choque. Pero, mientras la campana contin¨²e sucediendo en una dimensi¨®n y la realidad en otra, el ung¨¹ento del PP se seguir¨¢ vendiendo como churros: lo cura todo, es m¨¢s r¨¢pido que la purga Benito y, seg¨²n el doctor Aznar, no tiene efectos secundarios. Ya queda menos.
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