?lv¨¢rez Junco: "El nacionalismo espa?ol no es tan fuerte"
Seg¨²n el ensayista, "con el 98 lleg¨® la imagen de decadencia e incompetencia"
"A lo mejor el nacionalismo espa?ol no era tan fuerte como cre¨ªamos", dice Jos¨¦ ?lvarez Junco, de 53 a?os, catedr¨¢tico de la Universidad Complutense y profesor de estudios ib¨¦ricos en las universidades de Tufts y Harvard, en Estados Unidos. Es autor de conocidas obras sobre la filosof¨ªa del anarquismo espa?ol y sobre Alejandro Lerroux, pol¨ªtico populista republicano cuyo estudio le condujo a su actual inter¨¦s por el nacionalismo y la crisis del Estado naci¨®n. "Si otros nacionalismos son pujantes en Espa?a", dice ?lvarez Junco, "es, entre otras cosas, por la debilidad del nacionalismo estatal".
Quiz¨¢ el origen m¨¢s visible de la crisis del Estado naci¨®n en Espa?a se encuentre en el 98, cuando, en plena expansi¨®n de las otras potencias coloniales, Espa?a termina de perder su imperio y tiene un comportamiento desastroso en el exterior. Seg¨²n explica ?lvarez Junco, se suele creer que el Estado espa?ol -que es uno de los m¨¢s antiguos del mundo, pues su actual configuraci¨®n remonta a 1512- ha dado lugar a un sentido de la identidad proporciona? a su identidad, y sin embargo no es el caso.Y no lo es, entre otras cosas, porque los elementos que habitualmente refuerzan el sentido del Estado son en Espa?a tradicionalmente d¨¦biles. Si en Francia, por ejemplo, la escuela tiene desde la revoluci¨®n la misi¨®n, de reforzar los valores de la rep¨²blica, en Espa?a la educaci¨®n ha sido a menudo entregada a la Iglesia, que puede crear cat¨®licos, pero no forzosamente reforzar la identidad nacional. La bandera roja y gualda, creada en 1843, ha sufrido, tantos avatares que "casi se podr¨ªa decir que nace en 1977", con su aceptaci¨®n plena por la izquierda.
Autoridad
El himno nacional es igualmente reciente, y adem¨¢s carece de letra. Y la labor unificadora de la lengua s¨®lo fue en¨¦rgicamente apoyada en tiempos de Franco, un r¨¦gimen con el que la mitad de los espa?oles no se identificaban y que fiara los m¨¢s cultos resultaba obsoleto y extra?o.El nacionalismo no es forzosamente la antesala del fascismo, como tambi¨¦n se cree a menudo, piensa ?lvarez Junco. Puede ser un veh¨ªculo de modernizaci¨®n (independencia argelina), o un mecanismo de resistencia al cambio, como en Cuba y su lema Patria o muerte. "El nacionalismo sirve para todo menos para debilitar al Estado", pues siempre supone un reforzamiento de la autoridad central. Lo que s¨ª puede ocurrir es que sea utilizado por minor¨ªas perif¨¦ricas, con el objeto de crear o reforzar otros nacionalismos, como ha sucedido en Espa?a. Y sin embargo, es visible cierto desprestigio del Estado o del poder central, que tiene que ver con una reacci¨®n contra el control excesivo del Estado, en los impuestos por ejemplo, y el final del Estado de bienestar.Organizador el pasado abril de un encuentro en Harvard sobre 20 a?os de democracia en la Pen¨ªnsula, ?lvarez Junco, piensa que "la imagen espa?ola en el extranjero es muy peque?a, aunque n¨ªtida y estereotipada. Y ha sido creada por tres o cuatro momentos muy concretos: el siglo XVI y la hegemon¨ªa espa?ola arroj¨® sobre este pa¨ªs la consabida imagen de barbarie, Inquisici¨®n y fanatismo. El romanticismo, ligado a la resistencia a Napole¨®n, aport¨® las im¨¢genes de mujeres de temperamento ardiente, con cuchillos en la liga, orientalismo y toros, monjes y monta?as. Con el 98 lleg¨® la imagen de decadencia e incompetencia. La guerra civil a?adi¨® el cainitismo, y con la democracia se ha ido abriendo una cierta imagen de modernidad, agresividad comercial internacional y moderaci¨®n pol¨ªtica. Pero, en general, todav¨ªa existe una gran ignorancia sobre Espa?a, incluso entre los estamentos m¨¢s cultos de Estados Unidos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.