El Bar?a funde Sarri¨¤
Los azulgrana se meten en la final tras neutralizar dos veces la ventaja del Espanyol
El Barcelona apag¨® la caldera de Sarri¨¤ y aument¨® su traza de equipo grande camino de la final. La autoridad azulgrana fue puesta en cuesti¨®n pero fue m¨¢s di¨¢fana cuanto m¨¢s se empecin¨® el Espanyol. La situaci¨®n se repiti¨® por dos veces y por dos veces se super¨® el grupo azulgrana que incluso tuvo un detalle de generosidad y acab¨® ganando su segundo partido consecutivo lejos del Camp Nou. Se fue tan campante de Sarri¨¤, como si nada. Fue el suyo un trabajo muy profesional. Se pas¨® los 90 minutos restreg¨¢ndole el 1-0 por la cara al Espanyol. Fue la diferencia. El Barcelona posee la sabidur¨ªa innata de los grandes. Sabe manejarse en el fragor de los acontecimientos. Conoce el momento justo para apretar el acelerador. El Espanyol, en cambio, actu¨® a contrapelo, con el 1 -0 de la ida clavado en el coraz¨®n, y acab¨® fagocitado por el v¨¦rtigo del acontecimiento. Fue parad¨®jico, no le qued¨® otro remedio al equipo de Camacho que empujar el partido al terreno de la esquizofrenia y fue en ese momento cuando el Barcelona se dio mayor esplendor sobre el c¨¦sped.El grupo azulgrana refriger¨® de entrada un partido con peligro de electrocutar al m¨¢s pintado. Logr¨® que pasaran 37 minutos sin que le apretaran las costuras. Y cuando el Espanyol le hizo subir el agua al cuello, cuando logr¨® su tanto y le meti¨® el miedo en el cuerpo, cuando Busquets le gan¨® el mano a mano a Brnovic que pudo suponer el 2-0, s¨®lo cuatro minutos despu¨¦s de encajar el tanto, tir¨¦ del sedal y cobr¨® la pieza. Y volvi¨® a pasar lo mismo en el segundo tiempo. Subi¨® de nuevo la marea, pero volvi¨® a aferrarse a su suerte el Barcelona.
El primer empate aplac¨® los ¨¢nimos del personal que se congreg¨® en Sarri¨¤, llamado por su equipo como si de una cruzada se tratara puesto que estaba en juego el acceso a la final que no consegu¨ªa desde hac¨ªa 39 a?os y la posibilidad de clasificarse para la Recopa por vez primera en su existencia. Camacho, sin embargo, apel¨® al factor cerebral. El Espanyol no arrincono al Barcelona. La presi¨®n fue mutua. Tanto que no hab¨ªa acci¨®n que no provocara la duda: falta de uno o del otro. Los marcajes eran tan cerrados, estrechos e :implacables que no hab¨ªa tiempo para pensar. El Barcelona reclam¨® mucha atenci¨®n defensiva del Espanyol. Situ¨® Cruyff una l¨ªnea de tres defensas, con Guardiola por delante y Popescu de bombero adelantado. Nadal se fue al volante derecho, donde cre¨® grandes dudas a Arteaga. Roger, en el volante izquierdo, tuvo terreno franco para incorporarse al ataque y no encontr¨® oposici¨®n hasta que lleg¨® a la demarcaci¨®n defensiva de Crist¨®bal. Hasta el ariete del Espanyol, Urzaiz, tuvo que cuidar de forma repetida de las irrupciones de Popescu y Abelardo en terreno blanquiazul. Nadal envi¨® fuera un servicio de Ferrer (m. 14) y el Espanyol repiti¨® intentos siempre bald¨ªos con remates muy tiernos y alejados de la red.
Pero el Espanyol cuenta con un recurso el¨¦ctrico. Los balones desde su defensa se convierten en armas letales si conectan con sus puntas. As¨ª se puso por delante. Despu¨¦s, cuando lleg¨® el empate del Barcelona, no le qued¨® m¨¢s remedio a Camacho que quemar sus naves.
Quit¨® del equipo a Torres Mestre, un defensa, y a Francisco, cuyo trabajo de construcci¨®n no fue demasiado rentable, para inyectar dosis de instinto atacante con Pacheta y Ben¨ªtez. El Barcelona naveg¨® entre la templanza y la pusilanimidad. As¨ª encaj¨® el segundo tanto y as¨ª tuvo de nuevo que volver a buscar a Ra¨²l. Lodro envi¨® un bal¨®n al travesa?o cuatro minutos despu¨¦s del 2, 1. Era el mismo intervalo que estuvo patas arriba en el primer tiempo. Tard¨® algo m¨¢s en poner en franqu¨ªa su acceso a la que ser¨¢ su 31? presencia en la final. Pero redonde¨® su faena con un nuevo triunfo que le lleva a una final en la que puede igualar el r¨¦cord de 23 copas que tiene el Athletic.
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