Intolerable intromisi¨®n

Hace ya unos cuantos a?os, mi inter¨¦s por las lenguas me llev¨® a matricularme en unos cursos de vasco impartidos por el Euskal Etxea de Madrid. Todos los que compart¨ªan clase conmigo eran nacionalistas vascos, militantes del PNV o de HB. Curiosa paradoja: yo, el ¨²nico que nada ten¨ªa que ver con Euskalherria (jam¨¢s he puesto ah¨ª el pie ni tengo ancestros vascos) era el ¨²nico que obten¨ªa alg¨²n placer mientras me peleaba con los verbos nor, nornori, o nor-nori-nork; mis compa?eros, algunos de los cuales hab¨ªan intentado ya varias veces adquirir siquiera conocimientos b¨¢sicos de la lengua, viv¨ªan aquellas clases como una tortura.Confieso que lo dej¨¦. Por un lado, tuve que ir a la mili. Por otro, aunque el trato que recib¨ª fue inmejorable (aquellos esforzados galeotes de la euskaldunizaci¨®n se sorprend¨ªan de que a-guien fuese a galeras de motu proprio), acab¨¦ m¨¢s que harto del perpetuo gu-gu-gu (nosotros-nosotros-nosotros) de los nacionalistas.

Viene esto a cuento de que hoy he le¨ªdo la carta de don Eduardo Moga, que se escandaliza de que Jes¨²s Moster¨ªn se revele "palad¨ªn de la lengua como derecho individual". Como el nacionalista y el ladr¨®n creen que todos son de su condici¨®n, don Eduardo le acusa de estar a favor del art¨ªculo 3.1 de la Constituci¨®n, que dice que todos los espa?oles tienen el deber de conocer el espa?ol y el derecho de usarlo. Bien, no puedo hablar por Jes¨²s Moster¨ªn, pero a m¨ª, nacido en Madrid y castellano hablante, dicho art¨ªculo me ha parecido siempre una intromisi¨®n intolerable del Estado en un asunto tan ¨ªntimo como es el de la lengua. Si el se?or Moga desea plantear una reforma constitucional para suprimirlo, cuenta con mi firma.