La Pol¨ªtica fue la rival de Danielle
La viuda de Mitterrand descubre en un libro c¨®mo fue su convivencia con el idirigente socialista franc¨¦s
En el plazo de un mes, las librer¨ªas francesas se han visto obligadas a crear un "departamento o estantes Mitterrand" para acoger a los m¨¢s de sesenta vol¨²menes nuevos sobre el presidente fallecido. Todo el mundo parece saberlo todo sobre un pol¨ªtico y un personaje que supo mantener en secreto buena parte de su vida. Ahora, transcurridos casi dos meses desde la fecha oficial de su muerte, Danielle Mitterrand, la esposa y viuda, viene a sumarse a la lista de libros m¨¢s vendidos con En toutes libert¨¦s, un volumen de memorias del que una primera edici¨®n ha puesto en venta 180.000 ejemplares a 3.300 pesetas. El precio y la tirada son importantes porque los derechos de autor ir¨¢n, ¨ªntegramente, a la fundaci¨®n France-Libert¨¦s, que se ocupa de lo que no quieren o pueden ocuparse los dirigentes pol¨ªticos ("tus diplom¨¢ticos ofuscados", como le dec¨ªa Danielle a Fran?ois).El libro es personal, rom¨¢ntico y terrible. Nos descubre -confirma- que la verdadera rival de Danielle no era otra mujer, sino la pol¨ªtica. "El d¨ªa de m¨ª boda, colgada del brazo de Fran?ois, estaba segura de ocupar todos sus pensamientos. Cuando finalizaba el banquete, rodeada de toda su familia, hermanos y hermanas, de la m¨ªa y de nuestros amigos, descubro m¨ª primera y principal rival: la pol¨ªtica. A¨²n no hab¨ªamos cortado el pastel de bodas y ya veo impaciente a Fran?ois, que le pide la hora a su vecina y me susurra al o¨ªdo: 'Tengo que irme, me esperan en Matignon los responsables del movimiento de prisioneros". "?Un d¨ªa como hoy, el de tu...? Voy contigo.
Vestida de novia, esperando al fondo de la sala, Danielle asiste al primer triunfo de esa rival. Pero hay otras, claro. "Me apercibo tambi¨¦n de que mi marido brilla como seductor de jovencitas". Eso, cuenta Danielle, "molesta, aunque no me afecta especialmente". Con los a?os puede escribir: "Nuestra vida en com¨²n ha tomado otro sentido, s¨®lidamente anclada en la familia. Cuando uno se siente profundamente unido al otro y se desea permanecer juntos, vivir amores separados no es inconcebible". Y puntualiza: "Nunca me he aburrido compartiendo su vida".
La aparici¨®n de Mazarine, la hija que Fran?ois tuvo con Anne Pingeot en 1974, la lleva a hacer comentarios como ¨¦ste: "Es un nombre hermoso que dentro de pocos a?os llevar¨¢n muchas ni?as francesas". Pero adem¨¢s agrega: "Su nacimiento no fue ni un descubrimiento ni un drama para mi: lo asum¨ª". Ser¨¢ ella quien llame a Anne y Mazarine para invitarlas al entierro de un Mitterrand que "ha fijado la fecha de su muerte". "S¨®lo puedo aceptar su decisi¨®n".
La discreci¨®n de Danielle ha podido favorecer la idea de que estamos ante la cl¨¢sica ,esposa de...".No es el caso, aunque admite: "Para todos aquellos que nos aman, Fran?ois y Danielle son inseparables, indisociables". Cuando se casaron, quien era de ideo log¨ªa socialista era ella y fue ella quien le abri¨® muchas puertas. Luego, una vez ¨¦l en cumbrado, ella se dedic¨® al equivalente izquierdista de las obras de caridad de las princesas: financiar la construcci¨®n de escuelas en El Salvador y Kurdist¨¢n o ayudar a disidentes marroqu¨ªes.
Danielle recuerda la "incre¨ªble ternura que se desprende de Nelson Mandela"; los chistes, "a menudo subidos de tono", con que la entreten¨ªa el nuncio apost¨®lico en Francia un hombre muy jovial que me hac¨ªa re¨ªr y que luego ser¨¢ el papa Juan XXIII"-, o el pa?uelo Hermes bajo el estricto chador de la esposa del l¨ªder iran¨ª Rafsanyani.
Son pocos los pasajes que dejan ver otra Danielle, menos pol¨ªtica y solidaria, m¨¢s vengativa y personal. As¨ª, recuerda la acusaci¨®n que se hizo contra su marido de inventarse un falso atentado: "Me llam¨® para tranquilizarme Maurice Papon, prefecto de polic¨ªa entonces, el hombre al que hoy se le piden explicaciones por su comportamiento en tiempo de Vichy y, que no parece haber motivado que se acuse de amistad indigna al general De Gaulle, que es quien le nombr¨® ... ; no puedo evitar el paralelismo con el asunto Bousquet, disculpen mi rencor". El segundo caso se refiere a la preguntona madame Balladur: "Aprovech¨® un desfile del 14 de julio [fiesta nacional] para preguntarme sobre el confort de los apartamentos privados del El¨ªseo, convencida de que iba a ocuparlos dentro de pocos meses". Jacques Chirac evit¨® ese traslado.
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