Canci¨®n de la mudanza
La calle de G¨¦nova se convierte en una discoteca al ritmo de salida y entrada de los muebles de La Moncloa
A tenor de lo escuchado ayer a lo largo y ancho de toda la calle de G¨¦nova, de Madrid, donde est¨¢ la sede central del PP, las casas de mudanzas van a hacer su agosto. Los j¨®venes del PP, impacientes comenzaron a sacar con sus c¨¢nticos los muebles que Felipe Gonz¨¢lez pueda tener en la Moncloa ("saca los muebles, Felipe saca los muebles", con m¨²sica de Guantanamera). Eran las 19.30 horas de ayer, 30 minutos antes de que se cerraran los colegios electorales. Un responsable del partido tuvo que bajar a la acera para pedirles m¨¢s mesura. Disciplinados, escucharon el consejo. Luego, todo fue normal: la alegr¨ªa desbordada y el baile fren¨¦tico cuando se anunci¨® la victoria; y la tranquilidad reflexiva cuando se comprob¨® que el triunfo pod¨ªa no ser tan holgado. Entonces plane¨® cierta decepci¨®n entre los presentes, que empezaron a lamentar el hundimiento de ¨²ltima hora de IU y a criticar la f¨¦rrea respuesta de los tradicionales feudos socialistas. No era para menos la decepci¨®n. Francisco ?lvarez Cascos hab¨ªa proclamado ante los congregados que el PP ten¨ªa seguros 166 esca?os "y 12 m¨¢s que van a llegar". (Lo que mantuvo imperturbable a las 23.05 en la SER).Pero la fiesta. preparada por los populares en la calle no lleg¨® nunca a desbordarse. Unas 5.000 personas recibieron el minuto previo a las ocho de la tarde coreando cada segundo. Luego, atron¨® el "presidente, presidente" el "aqu¨ª est¨¢n / los j¨®venes de Aznar". Efectivamente, hab¨ªa mucha gente joven. Cuatro minutos m¨¢s tarde son¨® por megafon¨ªa, y por primera vez en la noche, el Por fin, esa canci¨®n de partido que parece compuesta ex profeso para festejar la resaca de una nueva era: "Por fin, nuevas esperanzas, por fin, nuevas ilusiones bajo un cielo nuevo, por fin nuevos caminos por andar".
En esos instantes los congregados eran ya seguramente unos 15.000 y todos demostraban saberse de memoria la tonadilla.
El anteriormente inoportuno "Felipe saca los muebles" volv¨ªa a tener sentido y se proclamaba ya sin rubor. Alg¨²n entusiasmado lo complet¨® con su propia versi¨®n de la copla: "Jose Mari mete los muebles". Eran las 20.30 y ya pod¨ªa cantarse todo.
Lorenzo Fern¨¢ndez, de 69 a?os, presum¨ªa de su enorme gorro de copa elaborado por ¨¦l en papel con la cara de Aznar en lo m¨¢s alto. Lorenzo portaba capa espa?ola, de tela negra, "que es la de las noches de gala". Teresa Mui?a, de 60 a?os, de Lugo, reclamaba el ¨¦xito de su l¨ªder pensando sobre todo en sus tres hijos desocupados: "Yo con1a izquierda no se hacer nada, tengo que hacerlo todo con la derecha". Y mostraba la mano.
Banderas espa?olas
La multitud ondeaba ya entonces miles y miles de banderas del PP y sobre todo de "Espa?a", as¨ª con esas letras grabadas sobre el pa?o rojo y amarillo.
La fiesta ten¨ªa toda la pinta de irrefrenable, aunque los dirigentes del partido que se asomaban al balc¨®n de la fachada -entre ellos Rodrigo Rato y Esperanza Rato- lo que ped¨ªan era una mezcla de "serenidad y alegr¨ªa" a la espera de datos m¨¢s concretos. El himno del PP atronaba en versi¨®n bakalao.
Los "o¨¦, o¨¦, o¨¦, o¨¦" y tambi¨¦n los "campeones, campeones" de los m¨¢s impetuosos se trufaban sin embargo con caras m¨¢s pausadas entre los que dispon¨ªan de transistores e informaci¨®n de ¨²ltima hora. Eran las nueve de la noche, y los sondeos televisivos y radiof¨®nicos de a pie de urna no ofrec¨ªan la mayor¨ªa absoluta.
El matrimonio formado por Lorenzo R¨ªos, de 52 a?os, e Isabel Hern¨¢ndez, de 48, segu¨ªa con su radio en la oreja los resultados de las elecciones y de la jornada de f¨²tbol. Ejercen de populares, y de seguidores del Real Madrid y del Deportivo de La Coru?a. Lorenzo admit¨ªa que habr¨ªa querido la mayor¨ªa absoluta "con 202 esca?os y el hundimiento total de Felipe, pero la COPE dice que con esto se puede gobernar".
La m¨²sica del partido hab¨ªa sido cambiada ya por canciones m¨¢s pegadizas y comerciales: "Ay, que pena me da que se me ha muerto el canario".
Rafael D¨ªaz, de 67 a?os, y Felipe Seoane, de 73, acababan de llegar desde M¨¢laga, y lo que m¨¢s valoraron de lo que vieron en la calle G¨¦nova fue "la cantidad de juventud".
Y efectivamente la ilusi¨®n de los m¨¢s j¨®venes era incontenible. Paloma, Almudena, Esther, Bego?a, Alicia y Miguel, del barrio de Retiro, no aceptaban de buenas maneras los avances electorales: "Es imposible que le vote tanta gente siendo lo que es [en referencia a Felipe Gonz¨¢lez]. Hay mucho voto cautivo, comprado, del PER en Andaluc¨ªa".
A¨²n m¨¢s agresiva se mostraba una pandilla de chavales, todav¨ªa sin edad de votar, y residentes en las zonas m¨¢s acomodadas de Madrid. Gonzalo Saavedra, In¨¦s V¨¢zquez, Marta Cabrera, Teresa Pineda, Marta Cotomer y Tadea Echevarr¨ªa, de entre 15 y 17 a?os, presumen de leer s¨®lo el Abc: "Estos son unos chorizos, han fomentado la corrupci¨®n y ya hace falta un cambio", dicen.
En el resto de la capital madrile?a, nadie dir¨ªa que se estaba viviendo una noche electoral, informa Jes¨²s Duva. El clima de Madrid distaba mucho del que se vivi¨® aquella otra lejana noche del a?o 1982, en que el PSOE se alz¨® con la victoria electoral.
Las 15.000 personas concentradas en G¨¦nova se dispersaron en torno a las doce de la noche, *azuzadas en parte por la megafon¨ªa de la polic¨ªa ante "una emergencia". Esta emergencia, seg¨²n fuentes policiales, result¨® ser un coche sospechoso, que al final result¨® una falsa alarma.
Tras disolverse la concentraci¨®n, unos 4.000 acudieron a la plaza de Col¨®n, donde los term¨®metros marcaban cuatro grados. La polic¨ªa cort¨® el tr¨¢fico hasta que se dispersaron, sobre la una de la madrugada.
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