La derrota mas dulce,
Vecinos y curiosos esperaban ayer ante la sede deI PSOE noticias del recuento
La perra se llamaba Trufa. El no quiso dar su nombre, ni el de su se?ora, -su mujer mujer, aclar¨®-, pero s¨ª el de la perra. Los tres se pasearon juntos por la sede central del PSOE, en la calle de Ferraz de Madrid, a eso de las diez y media de la noche, justo a la hora en que los segu¨ª dores de Felipe Gonz¨¢lez -alentados por el 50% del escrutinio- dejaban de murmurar la canci¨®n de la derrota. La due?a de Trufa, abrigada con una bufanda blanca con las siglas del PP, intent¨® que la perra se desahogara en la puerta de la sede del PSOE, como cada noche, dijo: "Que nosotros vivimos aqu¨ª al lado. Y porque hoy sea d¨ªa de elecciones no vamos a cambiar las costumbres de la perra.. ?Hasta ah¨ª pod¨ªamos llegar, vamos!". No lleg¨® a mear Trufa, asustada por los gritos poco cari?osos que algunos militantes socialistas dirigieron a sus due?os, y sobre todo, por la acci¨®n, preventiva de los agentes de la Unidad de Intervenci¨®n Policial (UIP), que ofrecieron gentilmente a los votantes del PP varios portales alternativos para solucionar el problema. Nada m¨¢s desaparecer los alborotadores, los militantes del PSOE -hu¨¦rfanos del fr¨ªo y la desesperanza hasta esa hora supieron por primera vez c¨®mo sonaban los altavoces de su sede: "?Hay buenas noticias, compa?eros ... !". Tan buenas que la noche se llen¨® de banderas y gritos. Hasta unos minutos antes -sondeos alarmantes al cierre de los colegios- la calle de Ferraz s¨®lo hab¨ªa estado habitada por polic¨ªas, periodistas y unos cuantos simpatizantes de moral indestructible. "Hemos venido a celebrar la derrota, que hay que estar a las duras y a las maduras", -reconocieron Alfonso y Olga,dos vecinos de Hortaleza (Madrid) que se atrevieron a desafiar al mal fario ondeando dos banderas de fabricaci¨®n casera.
Llegada de famosos
Mar¨ªa Asquerino, Coll, Achero Ma?as, Imanol Arias, Fernando Guill¨¦n... Carmela de Vacaro, la madre de una periodista de Per¨², anotaba en una libreta de Telef¨®nica los nombres de los famosos. que iban entrando en la sede del PSOE. "Ahorita estoy de turismo en Espa?a" explic¨®, "y le estoy ayudando a mi hija, que es la corresponsal del diario El Comercio de Per¨²". A la madre de la periodista le cae bien Felipe Gonz¨¢lez y no tan bien Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. "Nada m¨¢s llegar de. Per¨² el otro d¨ªa", cont¨® ayer mi en tras sosten¨ªa una banderita con el pu?o y la rosa, "me acerqu¨¦ a un mitin de Aznar y o¨ª que de c¨ªa: ?Vamos a sacar a Espa?a del pozo en que se encuentra!" Luego Carmela de Vacaro se fue de paseo por Madrid, reconoce que algo preocupada, pero al poco se encontr¨® "todas las tiendas llenas, de ropa y de comida,. y las calles muy iluminadas y ..."
Carmela de Vacaro, la madre de la periodista, abre los ojos cada vez m¨¢s: "Por las palabras de Aznar estuve a punto de creerme que Espa?a se pare c¨ªa a Per¨²". A medida que fue avanzando la noche, las, rosas del sirio Hassan Mreicheh fueron subiendo de preci¨®. Hassan, de 31 a?os, m¨²sico de vocaci¨®n y floristero a la fuerza, se acerc¨® a la sede del PSOE con 50 rosas y un cartel: "D¨ªselo con flores". A las nueve y media costaba 300 pesetas la, unidad, a eso de las diez y media ya estaba por 400. "?Qu¨¦ son, de felicitaci¨®n o de p¨¦same?", se atrevi¨® a preguntar Dolores Bobadilla, una votante de, Aznar que se acerc¨® -ella s¨ª de forma respetuosa- a contemplar la celebraci¨®n del adversario.
Sotero Mart¨ªnez, un jubilado de 77 a?os, mutilado de guerra, observaba la funci¨®n, esc¨¦ptico y elegante, apoyado en una farola: "No te emociones, hijo, yo he visto en Espa?a suceder cosas muy importantes y hay una cuesti¨®n que nunca cambia: mande Paco o mande Juan, las tortas siempre las llevan los de abajo. Nadie va a dejar de madrugar, ma?ana porque esta noche gane Felipe o Jos¨¦ Mar¨ªa". La derrota produce un hambre terrible. Ismael Madrigal, el responsable de la cafeter¨ªa del PSOE, ya hab¨ªa distribuido a las diez de la noche un barco lleno de canap¨¦s, cervezas y sobre todo refrescos. ?Y champa?a? Ismael sonr¨ªe, a esa hora, cuando todav¨ªa todo era cat¨¢strofe, no hab¨ªa descorchado ni una botella de Codorni¨² de las 15 o 20 cajas que hab¨ªa apilado sin mucha convicci¨®n. La prensa, que fue instalada en la primera planta de la sede, pudo observar desde una especie de balconcillo c¨®mo a lo largo de la noche la tristeza se iba convirtiendo en alegr¨ªa. Tambi¨¦n se ve¨ªa que trece a?os de gobierno no pasan en balde por las coronillas de diputados y senadores. Tampoco por la memoria de Luisa Soler, una mujer de 72 a?os que s¨®lo ped¨ªa una cosa a la hora -nueve de la noche- en que los simpatizantes congregados en la calle de Ferraz cab¨ªan en un taxi: "Yo dormir¨ªa feliz esta noche si Aznar no consiguiera la mayor¨ªa absoluta". Jos¨¦ Blanco Fern¨¢ndez un estudiante de Sociolog¨ªa Pol¨ªtica de 24 a?os, tambi¨¦n pensaba lo mismo. Simpatizante del PSOE desde "el uso de raz¨®n", declar¨® con cierta solemnidad: "Estoy en contra de la corrupci¨®n, pero el Abc me ha hecho felipista". Luego, acarici¨¢ndose una perilla reci¨¦n estrenada, se esforz¨® por justificar su moci¨®n de apoyo al todav¨ªa presidente del Gobierno: "Estoy harto de encuestas inventadas, de hipocres¨ªa, de insultos personales; no me gusta que se metan con el hijo de Felipe Gonz¨¢lez porque lleve el pelo largo, un pendiente, o, salga con una mujer de raza negra".
Mucho despu¨¦s de que Trufa se perdiera calle de Ferraz abajo, Felipe Gonz¨¢lez lleg¨® a la sede. Ah¨ª fue el delirio. Los militantes gritaron a coro la consigna de los mu?ecotes de Canal +: "Por consiguiente, Felipe presidente". Y, aunque en la calle hac¨ªa m¨¢s fr¨ªo que a las nueve de la noche, Ram¨®n Garc¨ªa, un parado de 43 anos, reconoci¨®, refiri¨¦ndose al l¨ªder del PSOE: "Hay que ver este t¨ªo. No me da trabajo, luego me cuenta una milonga y me vuelve a. convencer".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.