Taugr¨¦s: una, dos ?y...?
El instinto de supervivencia ha llevado al equipo de Vitoria a su tercera final europea
El factor local, la experiencia, el refranero -a la tercera va la vencida-, tutelan los buenos augurios para el Taugr¨¦s en su tercera final consecutiva de la Copa de Europa. La adversidad f¨ªsica, las lesiones, delimitan las dificultades para alcanzar un galard¨®n exigente. Los dos intentos anteriores ante el Olimpia en Lausanna y el Benetton en Estambul, con ser meritorios, no ocultaron una cierta desolaci¨®n por la derrota. El Taugr¨¦s es casi un cl¨¢sico de esta competici¨®n, pero necesita un resultado que ratifique su estatus.Respecto a ediciones anteriores, el Taugr¨¦s ha evidenciado en la presente una capacidad de sacrificio ejemplar. Primero se qued¨® sin Kenny Green, a mitad de camino y sin posibilidad de recambio en Europa, al haber agotado sus opciones de contrataci¨®n. Con el norteamericano se iba buena parte del poder reboteador del equipo. En la Liga lo ha resuelto con Sovin y Groves, pero en Europa se qued¨® con una sola plaza de extranjero cubierta por Perasovic. En el transcurso de la competici¨®n las lesiones afectaron a Ferr¨¢n L¨®pez y recientemente al propio Perasovic, mantenido entre algodones para la final de ma?ana. Por ¨²ltimo, Marcelo Nicola padeci¨® una fatiga que afect¨® a su rendimiento.
En tales condiciones accedi¨® al partido final de la liguilla europea con una posibilidad entre 100 de alcanzar la semifinal. La ruleta le salv¨® la vida. El Limoges franc¨¦s y el Zalgiris lituano malgastaron su oportunidad y el Taugr¨¦s se col¨® en la siguiente ronda. El tr¨¢nsito de la semifinal ante el D¨ªnamo de, Mosc¨² fue m¨¢s c¨®modo.
Para ello el Taugr¨¦s ha tirado de un talonario deportivo hist¨®ricamente provisto de pocos fondos. El banquillo, su flanco d¨¦bil, se ha revelado determinante: Miguel ?ngel Reyes y Jordi Millera han sido el argurmento europeo del conjunto vitoriano para superar las dificultades, El resto del asunto es ya conocido. La versatilidad de Nicola, el poder¨ªo de Ram¨®n Rivas y la d¨¦terminaci¨®n de Perasov¨ªc han culminado lo que parec¨ªa un milagro: acceder a la final de ma?ana en el pabell¨®n Araba, con 5.300 espectadores (1.291 griegos) ante un rival ni m¨¢s ni menos asequible que el Olimpia y el Benetton que le amargaron las ediciones anteriores.
Cinco supervivientes
Para Manel Comas, el t¨¦cnico baskonista, Perasovic, Rivas, l?aki G¨®mez y Pedro Rodr¨ªguez, la cita tiene un aroma especial. Para los cinco ser¨¢ su tercera final consecutiva, aunque los dos ¨²ltimos protagonizan un papel secundario en escena. En el camino, por unas u otras razones, se han quedado Pablo Laso -el cord¨®n umbilical alav¨¦s-, Bannister y tantos otros en una plantilla renovada. No menos singular ser¨¢ el partido para el hispano-argentino Marcelo Nicola, que vio los anteriores desde el palco al no disponer de las condiciones exigibles a los asimilados. Esta ser¨¢ su primera aportaci¨®n a un equipo al que ha visto fracasar en dos ocasionesEl instinto de supervivencia le ha llevado al Taugr¨¦s a la final. De su n¨®mina deprecariedades ha obtenido algunas lecciones importantes: hoy el conjunto vitoriano es mucho m¨¢s que un cinco inicial, ha recuperado a Perasovic y tiene en el resto de la plantilla armas precisas para salir del atolladero.
El hecho de disputar la final en su pabell¨®n no tiene m¨¢s riesgo que el controlar el ambiente impulsivo que provenga del grader¨ªo. Al Taugr¨¦s no le van los marcadores abultados, pero hasta el momento ha calculado su juego con bastante precisi¨®n. La cancha determina un cierto favoritismo vitoriano. Uno de los ¨¢rbitros, el brit¨¢nico Richardson, protagoniza las dudas porque no es un buen ¨¢rbitro. Pero s¨ª se antoja un buen partido entre dos rivales equilibrados. El T¨¢ugr¨¦s, con casi todos sus elementos, tiene la respuesta a una inc¨®gnita deportiva: una, dos, ?y ... ?
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