Los nuevos Estados ponen piso
El cuerpo diplomático engorda en Madrid con nueve embajadas
Madrid tiene nuevos vecinos. El terremoto que ha sufrido la geografía política en los últimos a?os ha sembrado nuevas embajadas en la ciudad. De las nueve legaciones que han abierto sus puertas desde finales de 1992, seis son de países que han ganado su independencia recientemente, como Eslovenia o Ucrania. También ha habido cambios de titularidad. La representación de la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) ha puesto el rótulo de Embajada de Rusia, en exclusiva. Bosnia-Herzegovina ha sido el último Estado en sentar sus reales. Pero no son sólo los países nuevos. Entre los veteranos, cambio de régimen mediante, Albania acaba de abrir su representación. El barrio de Salamanca se mantiene como el distrito más concurrido por los recién llegados.El mapa cambia, el cuerpo diplomático también. La fractura, de lo que fue Yugoslavia ha dejado cuatro representaciones donde antes sólo había una: Eslovenia, Bosnia-Herzegovina, Croacia y Yugoslavia (Serbia y Montenegro). Este último país se ha quedado con la sede de la calle de Velázquez, 162, en la que antes estaba representado el Estado que creó Tito tras la Il Guerra Mundial.
Los croatas se han instalado en la misma arteria que los serbios, pero unos números más abajo. "Una casualidad", aseguran en la nueva legación, abierta el verano de 1993. Tarea política -especialmente durante la guerra- y cooperación económica han sido dos ejes principales de trabajo. El primer obstáculo ha sido el escaso conocimiento que se tiene de este país y de sus relaciones históricas con Espa?a, se?ala el responsable de cultura, Ivo Klarie. "?Quién sabe aquí que los estudiantes de Dubrovnik se llamaban sorbonensis [de La Sorbona, de París] y salmantensis [de la Universidad de Salamanca]?", pregunta.
Los eslovenos sufren ignorancias más cotidianas. "En la Telefónica dicen que no existimos. Hay gente que nos pregunta si somos la Embajada de Eslovaquia...", se lamenta la secretaria de la legación. "Menos mal que me llevo muy bien con el embajador eslovaco, porque nos pasamos el día intercambiándonos correspondencia equivocada", bromea el titular de Eslovenia, Franco Juri. Entre eso y deshacer las confusiones entre Eslovenia y Eslavonia (territorio en disputa al este de Croacia ocupado por los serbios), los eslovenos tienen pluriempleo geográfico.
"Hemos tenido que empezar por promocionar el nombre de un país que no se conocía
apunta el embajador Juri. Amén de eso, la representación trabaja desde Madrid en pro de la entrada en la Unión Europea, el aumento de las relaciones comerciales (se han triplicado en tres a?os) y la promoción turística y cultural.
A poca distancia de los eslovenos se han instalado otros ex yugoslavos: los bosnios. Su legación, una de las más modestas, aún no ha cumplido un a?o. El embajador, Muhamed Nezirovic, dedica buena parte de su tiempo a exponer los puntos de vista de su país y a canalizar ayuda humanitaria. La atención a los refugiados, "entre 2.500 y 3.000 en toda Espa?a", es otro de sus trabajos prioritarios, explica este embajador que no es diplomático de carrera, sino catedrático de Lenguas Románicas y experto en la literatura sefardí de Sarajevo.
Al contrario de lo ocurrido en la ex Yugoslavia, el divorcio de checos y eslovacos se ha resuelto pacíficamente. Merced a la separación de bienes diplomáticos, decidida tras la secesión, Eslovaquia ha heredado la antigua legación, en la calle de Pinar. Aunque los dos Estados ya independientes compartieron la vieja sede durante una semana, la República Checa ha tenido que buscar piso para su embajada y eso que heredó la residencia del embajador de la ex Checoslovaquia. El destino les ha llevado a la calle de los Caídos de la División Azul. Las relaciones políticas y económicas, amén de los asuntos consulares, centran el trabajo de la representación checa, según uno de sus miembros, Jan Lorenz.
La fractura de la Unión Soviética ha traído, a?os después, una Embajada de Ucrania. Otras dos repúblicas ex soviéticas, Lituania y Letonia, se han conformado con destacar un encargado de negocios, informan en el Ministerio de Asuntos Exteriores espa?ol.
No son sólo los nuevos estados independientes. Una entidad muy antigua, pero de reciente ingreso en la Organización de Naciones Unidas (ONU), prevé abrir embajada próximamente. Se trata de Andorra. El principado pirenaico tiene embajador, pero aún carece de sede madrile?a, informan en la representación andorrana de Barcelona. Dos islas, Malta y Chipre, también figuran entre los países con embajada reciente. La aspiración a entrar en la Unión Europea, los intercambios comerciales y el turismo han determinado la apertura de la sede de Malta, en funcionamiento desde 1993. Cuenta con dos diplomáticos. Uno de ellos, el primer secretario Patrick Mifsud, asegura que en Madrid se encuentran muy cómodos, aunque echen en falta el mar y cueste acostumbrarse a los horarios. También recalca la diferencia que existe entre su embajada y otra más veterana, la de la Soberana Orden Militar de Malta.
El caso de Chipre es similar. "Empujar la solicitud de entrada en la Unión Europea" es la razón de la apertura de embajada, explica Iacovos Giragosian, uno de los tres diplomáticos acreditados.
El catálogo de nuevas legagiones se cierra con la de Albania, anta?o uno de los países más cerrados del planeta y hoy una puerta abierta en la calle de María de Molina en busca, sobre todo, de inversiones. Así lo afirma uno de sus dos diplomáticos, el secretario Llesh Kola. Pese a las diferencias con Tirana, no le ha costado acostumbrarse a la vida espa?ola. "En Madrid, hay más habitantes que en toda Albania", bromea.
En la capital de Espa?a hay ya algo más de noventa representaciones de otros tantos países. La geopolítica ha traído nacimientos y algún óbito: la República Democrática Alemana cerró su misión al morir como Estado y unirse a la ex República Federal.
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