Fuera de alcance
Dicen que al Partido Popular le falt¨® en los colegios electora les del domingo 3 de marzo la mayor¨ªa suficiente que reclamaba Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, pero todo indica que ello no ser¨¢ obst¨¢culo, sino incentivo, para que muy pronto tengamos el Gobierno necesario. En matem¨¢ticas, de la necesidad de una condici¨®n es ieg¨ªtimo inferir su suficiencia. Es decir, que el que una condici¨®n se averig¨¹e necesaria para resolver un problema no implica que su s¨®lo cumplimiento garantice la soluci¨®n. En definitiva, sabemos que hay condiciones necesarias que no son suficientes para la soluci¨®n del problema. Ahora hemos confirmado tambi¨¦n en sentido contrario que hay insuficiencias capaces de generar necesidades e incluso virtudes. En el caso que aqu¨ª estudiamos, el de las ¨²ltimas urnas, de la insuficiente mayor¨ªa parlamentaria parece derivarse el Gobierno necesario para evitar nuevas elecciones. Est¨¢bamos advertidos por David An¨ªs? sobre los Creadores de escasez y, al final, va a resultar un Gobierno cuya conveniencia, desde cualquier perspectiva que se elija, ponderan al un¨ªsono todos nuestros mayores responsables, tanto pol¨ªticos como medi¨¢ticos.Nadie fuera de los c¨ªrculos m¨¢s afines -los que comparten el sudor del paddle en la cancha del gimnasio Abasotao se transfiguran escuchando en comuni¨®n mel¨®dica Gwendoline- ha pretendido discutir o escamotear el limpio triunfo de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. Pero los guardianes del arca de la alianza necesitan fabricarse enemigos y asechanzas (le las que enseguida librar valerosamente ' al l¨ªder del PP, pasando la factura profesional correspondiente. La impostura de algunos comportamientos ha querido combatirse con el recurso a las he merotecas, pero ha sido en vano porque los medios examina dos han sabido estar a la vez, como Groucho Marx, a favor de la cerveza y en contra de la cerveza, han elogiado sin mezquindad el acierto cuando se ha producido y han fustigado sin equ¨ªvocos el abuso all¨ª donde se ha descubierto porque, en definitiva, ya fuimos advertidos hace a?os de que el fruto sano se zocatea enseguida si no se le separa a, tiempo del que est¨¢ cedizo.?Acaso forman parte los gobernadores civiles del sufragio de los siglos? ?Habr¨ªa defendido el PSOE la permanencia de esa figura administrativa si en lugar de ocupar desde 1982 el poder hubiera continuado algunos a?os m¨¢s oxigen¨¢ndose en la oposici¨®n que tanto abre las entendederas? Pues, entonces. Es cierto que en Francia los prefectos tienen uniforme con gorra de plato y guante blanco, pero tambi¨¦n tienen la ENA, y aqu¨ª no hemos pasado de aquel remedo laureanista al que se dio asiento en Alcal¨¢ de Henares. Basta ya de regodearse en las aristas de la campa?a electoral. Apostemos por los mejores ejemplos de acendrada independencia period¨ªstica. Y quienes se aparten de ese camino que se preparen para arder atados a las columnas, padecer el escarnio de los cabezarios, causar la rechifla general y sufrir el acreditado insulto de las antenas episcopales, tan orgullosamente defendidas por monse?or El¨ªas Yanes en unas declaraciones a La Vanguardia, merecedoras de incorporarse a la antolog¨ªa del descaro c¨ªvico.
Como se ha escrito en El Economista, los l¨ªderes se saben observados y terminar¨¢n por concluir los acuerdos precisos, pero nada de desfiles, ni de entrar con lanzallamas en la Administraci¨®n. Hay muchas tareas que aguardan, pero la reescritura del pasado, en t¨¦rminos de desastre: sin paliativos, queda fuera del alcance del pr¨®ximo Gobierno. El grupo de historiadores de combate y las compa?¨ªas de zarpadores auditores han sido relevados del frente porque han variado los objetivos a cubrir. Los ambiciosos planes de emergencia para ennegrecer los 14 a?os pasados e improvisar por contraste sobre esas ruinas nuevos y fulgurantes esplendores han sido abandonados. Sin mayor¨ªa suficiente, semejante dise?o s¨®lo habr¨ªa sido posible mediante la alianza del PP con IU que tanto han venido recomendando algunos analistas deso¨ªdos. Y, si no nos cambian el pasado, s¨®lo queda que los coligados y sus oponentes urdan el regreso del consenso en aras de algunos objetivos de mayor calado que valgan la pena.
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