La policía británica podrá registrar las escuelas
La lucha contra la violencia en las aulas acaba de dar un nuevo giro en el Reino Unido. La policía podrá registrar en breve las escuelas y cachear a los alumnos en busca de armas, en su mayoría blancas, sin permiso del director. Los centros docentes no se consideran ahora "Iugares públicos", como la calle o un autobús escolar. De ahí que los agentes sólo pueden irrumpir sin avisar cuando ya se ha producido un incidente. Las nuevas medidas, que enmiendan la Ley para la Tenencia y Uso de Armas, han sido propuestas por asociaciones de padres, profesores y autoridades locales.El propio Ministerio de Educación les convocó poco después de la muerte de Philip Lawrence. ?ste, apu?alado en diciembre pasado a las puertas del colegio londinense Saint George's School (Maida Vale) que dirigía, intentaba proteger a un alumno del centro cuando cayó herido. Al aceptar inmediatamente las recomendaciones del grupo de trabajo, Gillian Shephard, titular del departamento de Educación, ha querido demostrar que no tolerará "el reto impuesto por adolescentes armados en lugares destinados al estudio".
Postura de los profesores
Por una vez los sindicatos de directores y profesores apenas han hecho objeciones a sus palabras. "Los violentos deben saber que la escuela no es un santuario donde ocultar armas de las que luego se vanaglorian", ha dicho la secretaría general de la Asociación Nacional de Titulares de Centros Docentes. La misma incluye también la Unión de Mujeres Profesoras. Sólo se ha hecho una salvedad. Para preservar la tranquilidad escolar lo mejor es que la policía acuerde antes con sus responsables el momento del registro. Tanto las universidades como los centros de formación profesional, consultados asimismo por Educación, prefieren que la vigente ley no sea modificada.Algo más cautelosos se han mostrado los claustros de profesores ante otro plan ministerial que afecta a la vida interna de los centros. Se trata en realidad de una prueba para contener a los alumnos más violentos sin expulsarles. Cuando su comportamiento sea intolerable o peligroso serán llevados a otra ala habilitada dentro de la propia escuela. Desde allí seguirán asistiendo a clase en lugar de vagar por la calle, como sucede ahora. Los directores podrán ser aconsejados además por equipos de expertos en disciplina. "Los estudiantes conflictivos deben ser rehabilitados para que puedan continuar su educación. De otro modo seguirán engrosando la lista de futuros parados o delincuentes", han advertido ya los responsables de las escuelas secundarias. Educación ha depositado grandes esperanzas en este experimento, para el que destinará unos 3.000 millones de pesetas.
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