Los pesticidas amenazan a fertilidad y capacidad de reproduccion humana
Al menos 51 productos qu¨ªmicos pueden provocar alteraciones en el organismo
Los pesticidas y productos qu¨ªmicos, que ya han hecho estragos en la vida animal y vegetal, pueden interferir con las hormonas del organismo y alterar, entre otras cosas, la fertilidad y la capacidad d¨¦ reproducci¨®n del ser humano. Los datos sobre el alarmante descenso de la cantidad de esperma y la degradaci¨®n de la calidad de los espermatozoides coinciden con la tendencia advertida en los ¨²ltimos a?os de un mayor ¨ªndice de infertilidad en los hombres. Hay por los menos 51 productos qu¨ªmicos sint¨¦ticos que pueden desencadenar reacciones desconocidas en el organismo.
"En esta habitaci¨®n no hay nadie que no tenga por lo menos 500 tipos de productos qu¨ªmicos en su organismo, productos que ning¨²n ser humano tenia en su cuerpo en 1920". La voz de la doctora en Zoolog¨ªa Theo Colborn, del World Wildlife Fund y especialista en endocrinolog¨ªa, no se altera lo m¨¢s m¨ªnimo cuando deja caer esta afirmaci¨®n. En "Nuestro futuro robado", el libro que Theo Colborn present¨® ayer en Washington junto a sus, otros dos autores, el tambi¨¦n doctor en Zoolog¨ªa John P. Myers y la divulgadora cient¨ªfica Dianne Dumanoski, prologado por el vicepresidente Al Gore, abundan las alarmas y advertencias semejantes.Da igual d¨®nde vivamos, dicen los autores, en Tokio, en Nueva York o en un remoto poblado esquimal: en los ¨²ltimos cincuenta a?os los seres humanos hemos almacenado una importante cantidad de productos qu¨ªmicos sint¨¦ticos en nuestro cuerpo, igual que ha ocurrido con el resto de los seres vivos, con consecuencias estudiadas y conocidas.
Hace 31 a?os, la norteamericana Rachel Carson, a la que los tres autores rinden homenaje, fue pionera en la denuncia de los efectos de los productos qu¨ªmicos en la naturaleza. A pesar de la guerra que la industria le declar¨®, su mensaje consigui¨® abrir los ojos a los cient¨ªficos, los que trataban de conocer la relaci¨®n entre las sustancias qu¨ªmicas y el desarrollo de tumores. "El efecto que estos productos plantean como carcin¨®genos ha dominado nuestro pensamiento y nos ha impedido ver otras amenazas", seg¨²n Dianne Dumanoski, que resume as¨ª la magnitud y gravedad del nuevo enfoque: "Los productos qu¨ªmicos pueden interferir con las hormonas del cuerpo, con los mensajes qu¨ªmicos que el propio organismo se env¨ªa; especialmente en el desarrolle, prenatal. Y el momento en el que somos m¨¢s vulnerables es antes del nacimiento".
John P. Myers abunda en la misma l¨ªnea: "Hace muchos a?os que no nacen beb¨¦s sin compuestos capaces de interferir en su desarrollo. Esto es lo que dice el libro, que los productos qu¨ªmicos que pasan de la madre al feto tienen la capacidad de interferir con su desarrollo. El cuerpo puede desarrollarse de una forma diferente a c¨®mo lo har¨ªa sin esos compuestos. De ah¨ª lo del futuro robado que figura en el t¨ªtulo".
?Alarmismo gratuito, ausencia de certeza? Lo primero, no, aseguran los autores; lo segundo es reconocido por Myers: "Tenemos que resolver muchas dudas e incertidumbres sobre lo que es real y lo que no. Por eso es absolutamente crucial que empecemos a organizar y comparar las investigaciones hechas en los diferentes laboratorios y centros".
Los productos qu¨ªmicos sint¨¦ticos, dicen Colborn, Myers y Dumanoski, pueden da?ar el sistema reproductivo, alterar el sistema nervioso y desequilibrar el sistema inmunol¨®gico. A partir de las pruebas y los experimentos con animales expuestos a esos productos se han detectado cambios en su comportamiento y en su sexualidad, abandono de las obligaciones de paternidad y maternidad y deformaciones en ¨®rganos reproductores. ?Puede ocurrir lo mismo con los seres humanos, adem¨¢s de problemas ya conocidos, como tumores y des¨®rdenes neurol¨®gicos? Los autores de "Nuestro futuro robado" responden: "La se?al m¨¢s clara de que ya puede haber un efecto de las alteraciones hormonales viene de los informes que revelan el desplome en los recuentos de esperma del ¨²ltimo medio siglo".
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