El futuro es digital
El futuro siempre ha fascinado a los hombres, incluso a los muchos genios que, desesperados por su impotencia ante el mismo, dijeron renunciar a comprenderlo y predecirlo. "Yo nunca pienso en el futuro: llega demasiado deprisa", dec¨ªa Einstein. Y ciertamente, entre los arcanos humanos es tan insondable como la muerte y el que m¨¢s cerca tenemos, sobre todo ahora que las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n parecen haber acelerado la historia y su capacidad de cambio. Por eso merecen especial atenci¨®n las reflexiones dirigidas a pensar el futuro en funci¨®n de esas tecnolog¨ªas, como las efectuadas este invierno a ra¨ªz del libro de Bill Gates Camino al futuro, y en Espa?a por la obra de Jos¨¦ B. Terceiro Sociedad digital.
Est¨¢ en la naturaleza humana el pensar en el futuro. Con mucha mayor raz¨®n ahora que es m¨¢s presente, como sucede en nuestros d¨ªas y nos advert¨ªa Einstein. En el fondo, las tecnolog¨ªas y la informaci¨®n no s¨®lo lo han aproximado a nosotros, rompiendo las barreras espaciales y temporales. Tambi¨¦n lo han organizado, para lo cual se han valido de las potencialidades de su conjunci¨®n. As¨ª, la tecnolog¨ªa basada en la informaci¨®n ha ampliado enormemente el horizonte de posibilidades de los sectores que, como el financiero, basan su funci¨®n precisamente en la capacidad de organizar tambi¨¦n el futuro, de hacerlo presente.
Tantos est¨¢n siendo y han de ser los cambios que habremos de modificar hasta el refranero. Donde dice que "lo futuro a¨²n no. ha llegado y lo presente es casi pasado", pronto podr¨ªa decir: "El futuro ha llegado sin que el presente se haya marchado". Raz¨®n ten¨ªa tambi¨¦n en esto el maestro Ortega y Gasset, al escribir que "es el porvenir quien debe imperar sobre el pret¨¦rito, y de ¨¦l recibimos la orden para nuestra conducta frente a cuanto fue".
En t¨¦rminos de medios-fines, al igual que en su secuencia hist¨®rica, el presente no es m¨¢s que una pasarela -como dicen los infonautas de hoy- cada vez m¨¢s breve y sutil, casi simult¨¢nea, hacia una realidad distinta, pero cada vez menos distante en el tiempo y en el espacio. El futuro se configura as¨ª como el objetivo que cada vez tenemos m¨¢s presente, el fin que cada d¨ªa se aproxima m¨¢s a los medios, generando una gran confusi¨®n que afecta a la propia racionalidad humana entendida como relaci¨®n entre medios y fines, por lo que tambi¨¦n afecta al poder con todas sus creaciones, magn¨ªfica y sencillamente concebido en su d¨ªa por Hobbes como "medios presentes para un bien futuro".
El futuro, en suma, tampoco es ya lo que era, como alguien dijo del pasado. Por eso, hay que tener cuidado ante las actitudes que tomen sus descriptores. En esto hay precisamente una gran diferencia entre los libros de Gates y de Terceiro. Mientras el primero nos presenta un camino hacia el futuro sorteado de reiteraciones sobre lo obvio, dirigidas a consolidar en ese trayecto su imperio para al final cobrarnos peaje all¨ª tambi¨¦n, la obra del profesor espa?ol es m¨¢s propia de la ciencia de un catedr¨¢tico de Estructura Econ¨®mica que pretende tendernos a todos -y sobre todo a los de su generaci¨®n- esa pasarela necesaria para observar los hechos con inteligencia, para luego comprenderlos y despu¨¦s gobernarlos. En este sentido, el futuro en el que Terceiro envuelve nuestro presente tiene mayor calidad no s¨®lo cient¨ªfica y l¨®gica, sino tambi¨¦n ontol¨®gica, porque est¨¢ comprendido y explicado para homo sapiens, no todav¨ªa para el homo digitalis que nos espera al otro lado.
Gates se olvida. quiz¨¢ de que ya, nadie pone en, duda el efecto que! las nuevas tecnolog¨ªas de la informaci¨®n tendr¨¢n sobre nuestras vidas y, en particular, sobre las posibilidades de comunicaci¨®n, la educaci¨®n, el ocio, la sanidad, los servicios financieros y casi todas nuestras actividades cotidianas. Pero menos obvio es el formato concreto que adopten las tecnolog¨ªas del futuro. ?Estar¨¢n basadas en la televisi¨®n por cable, en la telefon¨ªa con terminal inteligente, en el ordenador personal o en "la red", que cuenta con varios lustros de existencia y en 1995 ha registrado su eclosi¨®n? Grandes fortunas se har¨¢n y se destruir¨¢n en los pr¨®ximos a?os en torno a estas opciones, de la misma forma que la fortuna de Bill Gates se forj¨® en muy poco tiempo al amparo de la expansi¨®n inform¨¢tica de las ¨²ltimas d¨¦cadas. Y en esto el autor de Road ahead parece que quiere, utilizar el libro para acelerar el proceso de introducci¨®n y expansi¨®n de las autopistas de la informaci¨®n, como eficaz instrumento de marketing.
Pero todo esto se entiende mejor con una previa lectura de la Sociedad digital, obra magn¨ªficamente presentada por Alianza Editorial y que nos ha interesado tanto como para intentar institucionalizar desde la Fundaci¨®n Caixa Galicia unas jornadas sobre el tema que se desarrollan en estos d¨ªas. Se echa en falta un amplio debate sobre la filosof¨ªa y objetivos de esa sociedad emergente, sus prioridades de servicio y tecnol¨®gicas, sus normas y l¨ªmites, sus riesgos indudables. Una discusi¨®n interactiva sobre un impacto en los h¨¢bitos de comportamiento de los individuos y las relaciones dentro de la econom¨ªa y la empresa. Una discusi¨®n que al mismo tiempo tenga car¨¢cter global y local, tanto desde un punto de vista geogr¨¢fico como sectorial, pues algunas actividades de servicios padecer¨¢n una competencia in¨¦dita y de alcance imprevisible.
Una discusi¨®n que parta de admitir que el desarrollo de las telecomunicaciones ser¨¢ una variable definitoria del nivel de progreso que cada pa¨ªs o regi¨®n puedan alcanzar, aunque algunos opinamos que desarrollar las telecomunicaciones no supone simplemente construir infraestructura de fibra ¨®ptica por todas partes, sino generar las condiciones adecuadas para conseguir el ¨®ptimo aprovechamiento de las posibilidades que ofrecen las infraestructuras, las redes y los servicios; es decir, maximizar la accesibilidad tecnol¨®gica de los usuarios, dise?ar una correcta regulaci¨®n del tr¨¢fico, potenciar la investigaci¨®n sobre el software necesario, promocionar las opciones de tecnolog¨ªa de mayor potencial y compatibilidad y garantizar la visi¨®n globalizadora e integradora del planteamiento general.
Jos¨¦ Luis M¨¦ndez L¨®pez es director general de Caixa Galicia.
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