Menudo tost¨®n
Y a ese tost¨®n que montaron en el hist¨®rico coso de la calle X¨¢tiva lo llaman fiesta, ?le digo a usted, se?or guardia? Sacaron unos animales de romo pit¨®n, fofos, renqueantes, con temperamento mans¨®n y aires de borrego, y a eso lo llaman toro bravo Salieron tres j¨®venes vestidos de luces, se pusieron a pegar pases tal que si les hubiera dado un ataque, y a eso lo llaman toreo.?Le digo a usted, se?or guardia?Hab¨ªa espectadores exaltados que deb¨ªan de estar viendo visiones pues gritaban ol¨¦s a la nada, ped¨ªan m¨²sica, exig¨ªan orejas y el resto del p¨²blico les contemplaba perplejo.
Entre el resto del p¨²blico hubo quien se durmi¨® y ese fue feliz. Los que no se durmieron y aguantaron sin rechistar el gran tost¨®n merecen la medalla al sufrimiento por la patria.
Zalduendo / Finito, Cordob¨¦s, Puerto
Toros de Zalduendo, sin trap¨ªo ni fuerza, varios inv¨¢lidos, aborregados.Finito de C¨®rdoba: media, rueda de peones -aviso- y descabello (aplausos y saludos); estocada corta baja, rueda insistente de peones -aviso- y dos descabellos (escasa petici¨®n, ovaci¨®n y salida al tercio). El Cordob¨¦s: pinchazo y bajonazo (silencio); tres pinchazos y estocada baja (divisi¨®n cuando saluda por su cuenta). V¨ªctor Puerto: primer aviso antes de matar, estocada ca¨ªda, rueda de peones, descabello -segundo aviso- y descabello (palmas y saluda); estocada ca¨ªda y rueda de peones (palmas). Plaza de Valencia, 16 de marzo. 10? corrida de feria. Cerca del lleno.
Ser aficionado a los toros en los tiempos que corren adquiere caracteres de heroicidad. Ser aficionado a los toros en Valencia, deber¨ªa estar subvencionado. Con lo que valen las entradas y con, lo que cuesta entrar, la afici¨®n ha de tener un componente de masoquismo o no se entiende.
Cuesta entrar porque precisamente estos d¨ªas de feria el Ayuntamiento ha decidido poner las aceras en los alrededores de la plaza, tendi¨® vallas al efecto y los espectadores han de pasar en fila de uno por el angosto callej¨®n que queda entre la obra y el coso. C¨®mo adem¨¢s abren pocas puertas, se forma en ellas una tremenda aglomeraci¨®n para provecho de tomadores del dos y solaz de aficionados a tentar posaderas con la mano tonta. Los espectadores m¨¢s avisados previenen estos ataques acerc¨¢ndose cautelosos, culo-pared.
Cuando llegan dentro ya suele estar el toro en la arena, y lo lamentan; pero en cuanto despejan el panorama ya se est¨¢n arrepintiendo de haber batallado a restregones, codazos, una mano protegiendo la cartera por si acaso, otra lo del d¨ªa de la boda no vaya a ser qu¨¦, el boleto en los dientes, el chubasquero al brazo, la almohadilla en ristre, el puro socarrando la pamela de una concejala. Tanto sufrimiento y tanto traj¨ªn no merecen la pena.
No merecen la pena tanto traj¨ªn y tanto sufrimiento para ver a Finito de C¨®rdoba pegando derechazos, a, El Cordob¨¦s haciendo el histri¨®n, a V¨ªctor Puerto desplegando la versi¨®n aburrida del toreo, y todos ellos con tina manada de borregos. No merecer¨ªa la pena ni aunque regalaran la entrada.
Derechazos cien con el pico y algunos naturales dio Finito de C¨®rdoba a su primer toro y en su segundo trabaj¨® a destajo hasta conseguir unos doscientos naturales y derechazos, mitad por mitad.
?Trabajar?: ?oz¨²! Los toreros tienen una concepci¨®n laboral del toreo que habr¨ªa sido inconcebible en pasadas ¨¦pocas. "?Convertir yo el toreo en trabajo -dec¨ªa Domingo Ortega, el maestro de Borox- s¨ª me hice torero precisamente para no trabajar?".
V¨ªctor Puerto ten¨ªa asumida la tauromaquia pegapasista y as¨ª le fue: pas¨® desapercibido. Pegando medios pases no se va a parte alguna. Al sexto le intent¨¦ un toreo m¨¢s consistente -instrument¨® ayudados de impecable torer¨ªa- mas ya hab¨ªa perdido su oportunidad: aquel borrego estaba cruzado con mulo. V¨ªctor Puerto ver¨¢: valiente, alegre, conocedor del oficio pues buen maestro tuvo, es lamentable que haya optado por ser uno, del mont¨®n.
El Cordob¨¦s, incapaz de torear reunido, se puso a hacer las del Charlot y no cay¨® en gracia.
Realmente, nada tuvo gracia en este insoportable tost¨®n, que m¨¢s parec¨ªa una ofensa personal. Y alguien, a la salida, preguntaba por el juzgado de guardia.
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