El reto de un Gobierno de coalici¨®n
JUAN ANTONIO ORTEGA D?AZ-AMBRONA
El curso de la historia no se inventa ni se improvisa. Se abre paso lenta, casi imperceptiblemente, en virtud de una multitud de decisiones y circunstancias aisladas, en principio inconexas. Pero al final cobran sentido y aparece definido el "camino de la historia". Al referirse a este fen¨®meno, Robert Musil utiliza la imagen del fangal o terreno pantanoso que se desagua poco a poco. Al principio se van formando sobre el barro variables y azarosos hilillos de agua. S¨®lo en una ¨²ltima fase adquieren configuraci¨®n ordenada y definitiva en torno a un curso principal que se consolida y solidifica.Este peque?o exordio viene a cuento de los momentos que vivimos tras las ¨²ltimas elecciones generales. Desde la perspectiva de las encuestas, su resultado pudo ser una sorpresa. Pero, si bien se mira, la voluntad expresada por el pueblo deber¨ªa ser considerada no s¨®lo normal, sino incluso sabia. Convendr¨ªa recordar a este efecto que, dado nuestro sistema electoral y la composici¨®n de las fuerzas pol¨ªticas, la anormalidad est¨¢ m¨¢s en la obtenci¨®n de mayor¨ªas absolutas que relativas. Ir¨ªa a¨²n m¨¢s lejos: lo verdaderamente an¨®malo entre nosotros es que, tras casi dos d¨¦cadas de gobiernos democr¨¢ticos, siga in¨¦dita la f¨®rmula del Gobierno de coalici¨®n en Madrid.
Ya en 1993, con mayor¨ªa relativa de los socialistas, debi¨® , haberse formado un Gobierno de coalici¨®n entre PSOE y CiU. Pero Felipe Gonz¨¢lez no pudo o no supo hacerlo. O, sobre todo, no quiso Jordi Pujol. En todo caso, el pacto suced¨¢neo con CiU no result¨®: no fue suficientemente explicado ni entendido. Ahora, apenas tres a?os despu¨¦s, le ha llegado el turno a Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. Deseaba Aznar, para gobernar, una nueva mayor¨ªa (absoluta) y va a necesitar una mayor¨ªa absoluta (mente) nueva: bien para la investidura (salida insuficiente), bien como pacto de legislatura (soluci¨®n poco satisfactoria), o bien, como ser¨ªa m¨¢s deseable, para establecer una coalici¨®n.
Formar coaliciones no es f¨¢cil. Y menos en Espa?a, por nuestra irrefutable inclinaci¨®n a demonizar a los adversarios. Pero tampoco est¨¢ escrito en parte alguna que la tarea de los presidentes del Gobierno haya de ser sencilla. Buen pol¨ªtico es, justamente, quien llega a hacer posible lo que sea conveniente y necesario.Si no se cree esto, preg¨²ntese a Adolfo Su¨¢rez: desactivar los principios fundamentales del r¨¦gimen, implantar la democracia pluralista, demoler la organizaci¨®n sindical, traer a Tarradellas, hacer y aprobar una Constituci¨®n democr¨¢tica con sus estatutos de autonom¨ªa, legalizar al partido comunista fueron tareas aparentemente "imposibles" que llegaron a llevarse a cabo. Cuando se dice que las bases de CiU o del PNV no est¨¢n hoy por el pacto con el PP (o las del PP con los nacionalistas), ?cree alguien que los hombres del Movimiento estaban en 1975 por la democracia pluralista o la oposici¨®n democr¨¢tica por el acuerdo con el Movimiento? O, por cambiar de tercio, ?cu¨¢l era el sentir de las bases socialistas antes de convocar el refer¨¦ndum sobre la OTAN?
Formar hoy una coalici¨®n de Gobierno del PP con CiU, PNV y el Grupo Canario aparece de nuevo como una salida necesaria a los comicios del 3 de marzo. Por el contrario, mantener a los nacionalistas catalanes y vascos, o a los independientes canarios, en "compartimientos estancos" tiene el grave peligro, ya denunciado por Ortega y Gasset en 1921, de qu¨¦ estos grupos dejen de sentirse a s¨ª mismos como partes de un todo y renuncien a compartir los sentimientos de los dem¨¢s. Pues si la coalici¨®n de los nacionalistas fue imposible con el PSOE y si ahora lo fuese con el PP, ?con qui¨¦n podr¨ªan llegar a formar parte del Gobierno en Madrid?
Un posible Gobierno de coalici¨®n requiere una maduraci¨®n de la opini¨®n p¨²blica. O mejor, una verdadera transici¨®n. Por eso llam¨¦ yo a ese cambio, en estas mismas p¨¢ginas, "segunda transici¨®n". Quiz¨¢ la expresi¨®n no fue del todo feliz. O acaso result¨® mal interpretada, una vez que Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar public¨® un libro con este t¨ªtulo. Pues cab¨ªa entender que la segunda transici¨®n se reduc¨ªa a la pura alternativa entre el PSOE y el PP, mas no era tal mi prop¨®sito. La esencia de la segunda transici¨®n era justamente la vuelta a la cultura del pacto y coalici¨®n entre los m¨¢s afines.
PP, CiU y PNV tienen, sin duda, muchas coincidencias en cuanto al modelo de sociedad, defensa de las libertades y convergencia con Europa. Tambi¨¦n hay serias divergencias sobre el modelo de Estado, que habr¨ªan de ser temporalmente acotadas. Pero los elementos comunes podr¨ªan cooperar a dar forma positiva a los diversos hilillos de agua, hoy a¨²n enmara?ados e inciertos, a que se refer¨ªa Robert Musil. Bueno ser¨ªa que llegasen a converger en un solo curso y terminaran por determinar de esta forma el "camino" de nuestra historia.Jos¨¦ Antonio Ortega Diaz-Ambrona fue ministro para la Coordinaci¨®n Legislativa y de Educaci¨®n y Ciencia con UCD.
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