La izquierda: nueva y vieja
LA REUNI?N del Consejo Pol¨ªtico de Izquierda Unida (IU) celebrada este fin de semana ha respaldado por amplia mayor¨ªa la continuidad de la l¨ªnea mayoritaria identificada con Julio Anguita, aunque el 30% de abstenciones y votos negativos revela la existencia de la contestaci¨®n interna. La tendencia Nueva Izquierda, en la que se reconocen dirigentes como L¨®pez Garrido, Berga o Almeida, y que pidi¨® en vano una consideraci¨®n autocr¨ªtica de los resultados electorales, anunci¨® su conversi¨®n en partido dentro de la coalici¨®n. Esto resulta sospechoso tanto para el sector ortodoxo como para el Pasoc, cuyos dirigentes consideran -no sin inmodestia- que para socialistas ya est¨¢n ellos.Los cr¨ªticos fueron escuchados en una reuni¨®n abierta a la prensa, pero Anguita zanj¨® el debate advirtiendo que la l¨ªnea pol¨ªtica es invariable mientras no decida lo contrario una asamblea general de la coalici¨®n. Esto s¨®lo confirma que, si bien en IU existe el supuesto derecho a la discrepancia, la posibilidad de influir en la coalici¨®n desde fuera de la c¨²pula del partido comunista es remota. Anguita podr¨¢ decir lo que quiera, pero lo cierto es que IU naci¨® con la pretensi¨®n de agrupar a todas las tendencias de la izquierda en un "movimiento de nuevo tipo" que no reprodujese los vicios de los viejos aparatos. Incluso hubo un momento en el que Anguita pareci¨® defender la disoluci¨®n (o al menos el adormecimiento) del PCE en el seno de IU. M¨¢s tarde, sin embargo, y precisamente coincidiendo con el derrumbe del comunismo en los pa¨ªses en que hab¨ªa triunfado, cambi¨® de idea y proclam¨® que la existencia del PCE como fuerza hegem¨®nica de toda la izquierda -reducida, por lo dem¨¢s, a la coalici¨®n, de la que es el m¨¢ximo dirigente- era m¨¢s necesaria que nunca. Algo as¨ª como la necesidad hist¨®rica derivada del autismo pol¨ªtico.
Los cr¨ªticos consideran que ha sido ese hegemonismo, reafirmado en el reciente congreso del PCE -tan lleno ¨¦l de reminiscencias paleoizquierdistas-, lo que ha frustrado, m¨¢s que nada o nadie, el ascenso de IU. Para ellos, la idea de una izquierda plural, democr¨¢tica, no dogm¨¢tica, es incompatible con el reforzamiento del PCE como eje de la coalici¨®n. Pero lo m¨¢s llamativo de la reuni¨®n del s¨¢bado ha sido el empe?o de los ortodoxos por expulsar de la coalici¨®n a los cr¨ªticos, pese al esfuerzo realizado durante la reciente campa?a para presentarlos como prueba del pluralismo de IU.
La insinuaci¨®n de que eran quintacolumnistas del PSOE, una flotilla de submarinos a la que, por lo dem¨¢s, tambi¨¦n pertenecer¨ªa el secretario general de CC OO, Antonio Guti¨¦rrez, ha sido hasta ahora una acusaci¨®n de los te¨®ricos de la pinza, adalides desde la prensa apocal¨ªptica de un pacto a la griega con ¨¦nfasis m¨¢s o menos grotesco o rid¨ªculo. ?ltimamente son los propios dirigentes del sector mayoritario quienes repiten la idea. Tal vez desde la convicci¨®n de que la vanguardia se fortalece depur¨¢ndose. La idea consiste en empujar a alguien a irse de un partido haci¨¦ndole la vida imposible, y cuando, efectivamente, se va, acusarle de traidor. "Si ya dec¨ªamos que no era de fiar".
Esa acusaci¨®n est¨¢ impidiendo un verdadero debate sobre la pol¨ªtica de alianzas de IU. Anguita parece no haber entendido el cambio de situaci¨®n que se producir¨¢ con el probable pacto del PP con los nacionalistas. El sector Nueva Izquierda s¨ª parece haberlo entendido, y por eso pone el acento, antes que en las diferencias -muy evidentes- con la l¨ªnea actual del PSOE, en las posibilidades de encontrar terrenos de cooperaci¨®n desde la oposici¨®n a un futuro Gobierno de Aznar. Sostener que es el partido que agrupa a tres cuartas partes del voto de izquierda el que debe adoptar el programa correcto de IU para hacer posible tal cooperaci¨®n puede considerarse un ejemplo de coherencia, pero tambi¨¦n revelar una mentalidad presuntuosa y, por decirlo con piedad, algo desenfocada de la realidad.
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