Cajas y bancos
LA POSIBLE adquisici¨®n de una participaci¨®n significativa de un banco -el Atl¨¢ntico- por una caja de ahorros -Caixa Catalu?a- ha renovado el inter¨¦s por la relaci¨®n entre ambos tipos de entidades.M¨¢s concretamente, por la adecuaci¨®n de la naturaleza jur¨ªdica diferencial de las cajas de ahorro, origen de esa asimetr¨ªa en la capacidad de materializar el crecimiento externo de unos y otros que establece que las cajas pueden comprar bancos, pero los bancos no pueden comprar cajas.A diferencia de los bancos, las cajas deben su origen a la iniciativa de distintas entidades en cuyo prop¨®sito inicial no estaba el ¨¢nimo de lucro. No son sociedades an¨®nimas, carecen de capital social -y, por tanto, de las posibilidades de acudir al mercado para la ampliaci¨®n del mismo-, y sus beneficios, una vez constituidas las correspondientes reservas y provisiones, han de ser destinados a actividades tipificadas como ben¨¦fico-sociales.
Esa ausencia de propietarios expresos y, por tanto, de potenciales perceptores de sus beneficios v¨ªa dividendos les ha permitido, cuando los resultados han sido favorables, fortalecer su base de recursos propios -su solvencia- y sortear episodios de crisis de forma menos traum¨¢tIca y con menor coste para los contribuyentes. Es cierto que los bancos privados tampoco tienen obligaci¨®n de repartir dividendos, y, de hecho, la distribuci¨®n m¨¢s o menos generosa del excedente no siempre es sin¨®nimo de buena salud de la entidad que la practica. La capitalizaci¨®n de los beneficios no s¨®lo no modifica la riqueza del accionista, sino que en ocasiones es una decisi¨®n m¨¢s prudente que su total distribuci¨®n.
No es razonable, por tanto, situar en esa diferente asignaci¨®n de los beneficios una fuente de ventajas para las cajas. Si as¨ª fuera, los bancos habr¨ªan tratado de asimilarla, ya que no existe restricci¨®n legal al respecto. Su peculiar estructura de control, la creciente politizaci¨®n de sus ¨®rganos de gobierno, son cuestiones que han de ser evaluadas en t¨¦rminos de eficiencia relativa.
La cuesti¨®n relevante en estos momentos est¨¢ en establecer si esa posibilidad de adquisici¨®n de un banco por una caja de ahorros es una opci¨®n exclusiva, o, por el contrario, los bancos -o las redes de oficinas- ofrecidos en venta tambi¨¦n podr¨ªan ser adquiridos por otros bancos. No ha de olvidarse que algunos de los bancos comprados por cajas pertenec¨ªan a grandes grupos bancarios espa?oles. En la mayor¨ªa de las adquisiciones lo que se compraba era fundamentalmente la red de oficinas y, en menor medida, otros activos o ventajas. Y aunque los bancos no puedan adquirir una caja en su integridad, s¨ª pueden comprar parte de sus activos, las oficinas incluidas.
Razones hay para seguir con atenci¨®n la evoluci¨®n de nuestro sistema bancario y controlar su estabilidad y su eficiencia. Pero el cambio de la regulaci¨®n sobre las cajas de ahorro no es ahora una prioridad, ni mucho menos una soluci¨®n a los problemas de competitividad de la banca privada. Las experiencias en otros pa¨ªses nos dicen que la desaparici¨®n de la singularidad jur¨ªdica de esas entidades no es sin¨®nimo de mayor eficiencia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.