El gran descentralizador

Mucho mejor que una mayor¨ªa absoluta monocolor y mejor que pactos en bloque son los pactos variados que las pasadas elecciones han hecho posibles. Resulta ahora viable que el Gobierno del Estado est¨¦ formado por el PP con apoyo de los nacionalistas catalanes de CiU, los vascos del PNV y los canarios de CC, mientras el Gobierno vasco est¨¢ formado por los nacionalistas vascos y el PSOE, los nacionalistas canarios se apoyan en las islas en el PP y los nacionalistas catalanes pueden formar una razonable mayor¨ªa en la Generalitat con el apoyo del PSC. Esto no impide a los socialistas que, al mismo tiempo, puedan gobernar con otros regionalistas, como el PA en Andaluc¨ªa, o bien con IU-IC, como en Extremadura o el Ayuntamiento de Barcelona y como podr¨ªan hacerlo en otras instituciones si los dirigentes de IU aceptaran compartir el poder.Esta variedad de pactos es novedosa en la pol¨ªtica espa?ola, al menos en el alto grado en que ahora es viable. Pero con ella casi todos pueden salir ganando. De entrada, los m¨¢s aventajados son los partidos que cabe considerar intermediarios, es decir, los nacionalistas y regionalistas y el PSOE, ya que, a diferencia de los situados en posiciones extremas, como el PP e IU-IC, pueden elegir socios en varias direcciones. La posici¨®n intermedia tiende a dar a los nacionalistas y a los socialistas unas cuotas de poder superiores a las que corresponder¨ªan a sus cuotas de esca?os. Pero, pese a las apariencias en contrario, pueden tambi¨¦n beneficiarles en t¨¦rminos de imagen ante los ciudadanos y de expectativas electorales si aprovechan debidamente la oportunidad. Al parecer, muchos militantes e incluso un cierto n¨²mero de pol¨ªticos profesionales de CiU sienten ahora fuertes reticencias psicol¨®gicas a pactar con el PP tras un periodo de duros enfrentamientos dial¨¦cticos. Sin embargo, deber¨ªan comprender que, precisamente porque CiU es una fuerza centrista y moderada y b¨¢sicamente catalanista, puede pactar con la derecha o con la izquierda espa?olas, seg¨²n convenga, o incluso con las dos a la vez. Pujol tiene ahora esta posibilidad en la mano, ya que puede hacer coincidir su apoyo a la investidura de Aznar como presidente del Gobierno con la aceptaci¨®n del apoyo del PSC para gobernar la Generalitat. No s¨®lo no es que CiU, y en otras circunstancias el PNV o CC, difuminen la imagen de su posici¨®n pol¨ªtica espec¨ªfica si pactan, sino que s¨®lo pueden realmente configurar con claridad su posici¨®n intermedia si pactan de este modo variado que no est¨¢ al alcace de los partidos extremos.

Para la ciudadan¨ªa, los pactos variados son tambi¨¦n muy beneficiosos, ya que la satisfacci¨®n media de cada ciudadano con sus gobernantes a los distintos niveles estatal, auton¨®mico y local se distribuye mejor en la sociedad y no queda casi nadie que no pueda obtener alg¨²n grado de satisfacci¨®n de sus preferencias en la gesti¨®n de los poderes p¨²blicos. Las pol¨ªticas p¨²blicas surgidas de los pactos variados tienden a ser moderadas y de amplio consenso, ya que no s¨®lo deben ser negociadas entre los diversos partidos que apoyan a cada Gobierno, sino que su consolidaci¨®n requiere relaciones cooperativas entre gobiernos de distinta composici¨®n.

La presente configuraci¨®n del sistema de partidos en Espa?a ha resultado en parte del aplastamiento de un centroderecha de ¨¢mbito espa?ol diferenciado, como intent¨® ser el CDS, lo cual ha dado un papel muy destacado a los nacionalistas y, como consecuencia de ello, a la cuesti¨®n auton¨®mica en la agenda pol¨ªtica. Por eso el PP no tiene ahora m¨¢s remedio que situar la descentralizaci¨®n del Estado entre sus m¨¢s altas prioridades. Ciertamente, este giro puede costarle alg¨²n esfuerzo, pero tambi¨¦n puede hurgar en alguna de sus tradiciones doctrinales favorable a la pluralidad de las Espa?as para dar coherencia intelectual a la pr¨¢ctica que los resultados democr¨¢ticos le exigen. De hecho, el PP ya hab¨ªa empezado a actuar en una l¨ªnea parecida mediante la cooperaci¨®n m¨¢s o menos estable -con diversas formas de absorci¨®n, coalici¨®n electoral o coalici¨®n parlamentaria con los regionalistas navarros, aragoneses, valencianos, andaluces, mallorquines y canarios. Extender esta cooperaci¨®n a los nacionalistas catalanes y vascos puede suscitar resistencias en algunos de aquellos regionalismos que han alimentado una hostilidad anticatalana o antivasca. Pero el conflicto puede superarse generalizando de nuevo las medidas descentralizadoras, m¨¢s o menos como ya tuvo que hacer en su d¨ªa la UCD al instaurar el caf¨¦ para todos. La administraci¨®n ¨²nica propugnada por el presidente de Galicia puede encontrar ahora su momento, as¨ª como una real descentralizaci¨®n de impuestos, las cuales ser¨ªan compatibles, por ejemplo, con la gesti¨®n coordinada de las polic¨ªas y las radiotelevisiones auton¨®micas por los nacionalistas y los socialistas en Catalu?a y el Pa¨ªs Vasco. As¨ª como el PSOE fue el que acab¨® completando y ordenando el mapa auton¨®mico en 1983, aunque fuera m¨¢s que nada para desfacer el entuerto previamente creado por las preautonom¨ªas, el PP tiene ahora, mal que le pese, la oportunidad de pasar a la historia como el gran descentralizador del Estado espa?ol.

es profesor visitante en el Instituto de Estudios Pol¨ªticos de Par¨ªs.