Mujeres y primates
El encuentro con familiares previamente ignorados es una experiencia turbadora. Tambi¨¦n lo ha sido el descubrimiento de nuestros m¨¢s pr¨®ximos parientes, los hominoideos (literalmente, los que parecen humanos), acompa?ado como ha estado de mitos, recelos, rechazos y fascinaci¨®n. Todav¨ªa a mitad del siglo pasado se ignoraba incluso la existencia de los gorilas. Y cuando finalmente llegaron a Europa las primeras noticias, ¨¦stas viajaban en el dudoso equipaje de cazadores cuentistas, junto con un par de cad¨¢veres mal disecados y una ristra de leyendas sin fundamento. Los museos de historia natural se ocuparon de clasificar los huesos, pero hasta hace unas pocas d¨¦cadas no se sab¨ªa nada del comportamiento en libertad de los chimpanc¨¦s, gorilas y orangutanes, ni de su car¨¢cter, cultura y sociedad.El paleoantrop¨®logo Louis Leakey pensaba que la clave para entender la conducta de los hom¨ªnidos f¨®siles (algunos de los cuales, como el Homo habilis, ¨¦l hab¨ªa descubierto) se encuentra en el estudio de los actuales hominoideos no humanos en su ambiente natural. ?l era consciente de la enorme dificultad de la empresa, que requer¨ªa unas dotes excepcionales de aguante, paciencia y capacidad de observaci¨®n y empat¨ªa, dotes que ¨¦l esperaba encontrar en algunas mujeres. Y las encontr¨®: unas chicas sin previa formaci¨®n universitaria (aunque luego han recibido doctorados de Cambridge por su trabajo), decididas y entusiastas, que han establecido el contacto directo de nuestra especie con nuestros parientes y han revolucionado la primatolog¨ªa.
La primera fue Jane Goodall, una joven inglesa que desde 1960 se pas¨® varios a?os sola en los bosques de Gombe (Tanzania) tratando de acercarse a los grupos de chimpanc¨¦s, que durante mucho tiempo la rehu¨ªan, hasta acabar siendo plenamente aceptada por ellos. Asombr¨® el mundo con el descubrimiento de una sociedad y una cultura de una riqueza y complejidad inesperadas, que incluye la fabricaci¨®n y el uso de herramientas (como las famosas ramitas alisadas para pescar termitas, en los termiteros).
Si Goodall era la chica de los chimpanc¨¦s, Dian Fossey se ofreci¨® a Leakey para ser la chica de los gorilas. Para probar su temple, el socarr¨®n Leakey le dijo que ten¨ªa que operarse inmediatamente el ap¨¦ndice. Tras someterse a la operaci¨®n, Fossey se encontr¨® con una carta de Leakey dici¨¦ndole que todo era una broma. Ella pas¨® casi 20 a?os entre los gorilas de monta?a de Virunga (Ruanda), contribuyendo como nadie al conocimiento de su conducta. Tambi¨¦n luch¨® por su protecci¨®n, entregando su propia vida (fue asesinada en 1985) en el empe?o.
Birut¨¦ Galdikas fue elegida por Leakey como la chica de los orangutanes. Desde 1971 ella ha estudiado la conducta de estos primates peligrosos (en general, cr¨ªas salvadas de la caza furtiva y reintroducidas) en los bosques pantanosos del sur de Borneo. A diferencia de los chimpanc¨¦s y los gorilas, que viven en grupos sociales, los orangutanes son solitarios empedernidos de casi imposible observaci¨®n en estado natural.
Otras investigadoras con credenciales acad¨¦micas m¨¢s convencionales tambi¨¦n han hecho importantes contribuciones a la primatolog¨ªa. Alison Jolly es la autoridad mundial en l¨¦mures, que lleva muchos a?os estudiando en Madagascar, angustiada. por su creciente desaparici¨®n. Shirley Strum ha estado observando el mismo grupo de papiones en Kenia desde 1972, combinando el trabajo de campo con su c¨¢tedra de antropolog¨ªa en la Universidad de California. Incluso entre nosotros, en el grupo de Jordi Sabater Pi, las mujeres son mayor¨ªa. Por ejemplo, Montse Colell y Magda Bermejo han hecho estudios de campo de los bonobos (Pan paniscus), los menos conocidos de los chimpanc¨¦s, en Zaire, aunque han tenido que interrumpirlos debido a la ca¨®tica situaci¨®n actual de ese pa¨ªs. S¨®lo entre los numerosos primat¨®logos japoneses las mujeres brillan por su ausencia.
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