Confusi¨®n en Italia
LA CAMPA?A ELECTORAL italiana no est¨¢ contribuyendo a aclarar una situaci¨®n pol¨ªtica caracterizada durante el ¨²ltimo a?o y medio por una confusi¨®n extrema. Al contrario, el debate ha introducido nuevas siglas en una sopa de letras que ya era densa en anagramas y nombres de partidos y coaliciones, nuevos rostros en una pol¨ªtica cada vez m¨¢s personalista por efecto del sistema electoral mayoritario y nuevos l¨ªderes virtuales o presuntos que compiten con unos l¨ªderes formales escasamente asentados. Todo ello suscita cierta perplejidad si. se tiene en cuenta que faltan s¨®lo dos semanas para el voto.Pero perplejidad no quiere decir sorpresa, ya que era patente que lo m¨¢s s¨®lido que pod¨ªa decirse del sistema pol¨ªtico italiano era que estaba sumido en la mayor confusi¨®n tras su decapitaci¨®n por- las acusaciones de corrupci¨®n que pesan sobre sus cabezas hist¨®ricas. Las negociaciones que Silvio Berlusconi (l¨ªder de Forza Italia, el principal componente de la coalici¨®n de centro-derecha Polo de la Libertad) y Massimo D'Alema (cabeza del socialdem¨®crata y ex comunista Partido Democr¨¢tico de la Izquierda -PDS-, n¨²cleo central del bloque de centro-izquierda llamado Olivo) desarrollaron en febrero para evitar los comicios del 21 de abril y orientar los esfuerzos hacia unas inaplazables reformas institucionales, pusieron de manifiesto que, tanto en el seno del Polo de la Libertad como en del Olivo, las divergencias eran profundas. Tanto como para representar amenazadoras grietas en cada uno de estos bloques, trabajosamente construidos para dar un m¨ªnimo de racionalidad al debate italiano.
Era igualmente evidente que, por el doble efecto de sus errores como pol¨ªtico y de los problemas judiciales derivados de su condici¨®n de empresario, el liderazgo personal de Silvio Berlusconi sobre el Polo estaba decayendo. Y tambi¨¦n resultaba palpable que Romano Prodi, colocado al frente del Olivo, encontraba serias dificultades para despegar como cabeza de cartel de la coalici¨®n de centro-izquierda.
Al iniciar la campa?a, el Polo encontr¨® m¨¢s f¨¢cil recomponer la disciplina de bloque y dio m¨¢s pruebas de cohesi¨®n que el Olivo, gracias en parte a que Berlusconi depur¨® su Forza Italia de los elementos m¨¢s centristas. El Olivo arrastra el peso de dos alianzas asim¨¦tricas e informales -una con Refundaci¨®n Comunista y otra con la lista del centrista independiente Lamberto Dini- que ampl¨ªan su espectro pol¨ªtico por la izquierda y la derecha hasta un punto en que peligra el equilibrio interno de la coalici¨®n. Pero la mayor cohesi¨®n del Polo ha durado poco. Los ataques a la Seguridad Social de un peri¨®dico propiedad del hermano de Berlusconi y las andanadas de ¨¦ste contra los jueces que le investigan han obligado al derechista Grianfranco Fini a distanciarse de su aliado.
Por otra parte, Berlusconi y Prodi se abandonan con frecuencia en esta campa?a a una agresividad rec¨ªproca, provocada generalmente por el primero pero que termina por da?ar a ambos al probar su com¨²n inexperiencia pol¨ªtica. Si se a?ade a todo ello que los sondeos siguen prediciendo un empate entre los dos bloques y que, por efecto de la campa?a, la Liga Norte de Umberto Bossi ha adoptado un separatismo que la inhabilita para hacer de fiel de la balanza, se entender¨¢ que, m¨¢s que atender a lo que los candidatos dicen sobre justicia, impuestos o presidencialismo, la prensa italiana se dedique a especular sobre si el pr¨®ximo primer ministro ser¨¢ el ex fiscal Antonio Di Pietro o el Centrista Dini, en lugar de los candidatos oficiales Berlusconi y Prodi.
En honor de la prensa italiana hay que decir que esos mismos interrogantes son los que predominan en la calle. Es posible que el proverbial ingenio italiano produzca un resultado electoral que rompa los esquemas. Pero entretanto a?aden a¨²n m¨¢s le?a al fuego del galimat¨ªas italiano Berlusconi y, sobre todo, Gianfraneo Fini -principal responsable del fracaso del acuerdo de reformas que hubiera evitado las elecciones- cuando dicen que, si el 21 de abril hay empate, se vuelve a votar y basta.
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